Cap. 13- Yo sé de quién es

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"Te he dejado pensando en muchas cosas, pero ojalá pienses en mí."  Mario Benedetti




Nos quedamos en el parque mucho tiempo, platicamos de cualquier cosa, de algo insignificante y sin embargo lo escuchábamos maravillados, porque era así, con él todo me parecía fascinante, somos tan diferentes pero nos entendemos tan bien que es sorprendente.
Después de un rato se ofreció a llevarme a mi casa en su auto.

– ¿Mañana irás a verme jugar? –Preguntó tímido.
¿Connor tímido, en serio?
– No lo sé –Admití.
– ¿Por qué no? –Preguntó confundido.
Me removí en el asiento.
– Estará ahí Meg, no quiero problemas.
Al parecer entendió mi situación, asintió un par de veces.
– Si cambias de decisión el partido es a las seis de la tarde.
– De acuerdo –Dije.
Salió del auto y me abrió la puerta, caminamos a la entrada de mi casa.
– Tengo que irme, debo hacer tarea, por cierto ¿Tú ya la hiciste? – Preguntó Connor.
– Sí, cuando me mandaste el mensaje acababa de terminarla.
– Bueno –titubeó– entonces te veo mañana.
Se acomodó la chamarra que llevaba puesta, significaba que estaba nervioso.
– Sí, hasta mañana –Hablé.
Lo admito, estaba igual que él ¿De qué manera debemos despedirnos?
– De acuerdo, hasta mañana.
Se acercó y besó mi mejilla.
– Descansa –Le comenté, caminé hacia la puerta y entré.

Miré el reloj que colgaba en mi cuarto y eran las once de la noche, se había pasado muy rápido el tiempo, me dirigí a mi cama y me recosté, comencé a repasar mi conversación con Connor, lentamente me quedé dormida.
– Arianna, ya son las seis, se te hará tarde –Comentó mi mamá mientras me movía.
Tapé mi rostro con la sábana ¿Tan pronto ya era de día?
– Ya voy, ya voy –Murmuré.
Hice a un lado las colchas, mi mamá se salió del cuarto y volví a recostarme.
– ¡Arianna! –Volvió a gritar desde la sala ¿Cómo podía escucharse su grito hasta mi cuarto?
– ¡Ya voy! –Grité de vuelta aunque dudo que me haya oído.
Me paré y me dirigí al baño.

Eran las siete con veinte minutos y la profesora de valores aún no llegaba, pero eso me tenía sin cuidado, yo esperaba con ansias la clase de comunicación donde vería a Connor, Doreen entró al salón con cara de pocos amigos.

– ¿Tampoco hoy hay pizza? –Le dije burlona.
– No estoy de humor, Ar.
Se sentó frente a mí.
– ¿Se puede saber por qué?
– Porque Sofía no se dignó a contestar mis llamadas toda la noche.
– Vaya, sí que estás enojada, le dijiste Sofía y no Sof.
Ignoró mi comentario y se pasó un mechón de su cabello lacio por la oreja.
– El caso es que reprobaré cálculo por su culpa ya que no nos hemos puesto de acuerdo para el trabajo.
– ¿Para cuándo es el trabajo?
– Mañana.
Llevé la mano a mi cara, a veces Doreen era tan exagerada.
– Aún puedes ponerte de acuerdo hoy.
– Eso espero, si repruebo me matarán en mi casa y si es así sabes cuales son mis flores favoritas para mi velorio.
Entró la maestra saludando a todo el grupo, viré los ojos hacía Doreen, era tan exagerada, se sentó frente a mí y pusimos atención a lo que la profesora Vanessa comentaba.


Era la hora del descanso, me encontraba con Doreen comprando un jugo mientras me moría de los nervios, la siguiente hora tocaba comunicación, vería a Connor.
– ¿Y con un jugo te vas a llenar? –Comentó Dor mientras nos sentábamos.
– Sí.
Agarré mi bebida y le di un sorbo.
– De acuerdo, después no te quejes que tienes hambre.
– Nunca me he quejado de eso, Doreen.
– Y espero que no empieces ahorita.
Había diversión en su rostro.
– Eres insoportable –Solté en forma de broma, nunca podría enojarme con ella.
Dor le dio una mordida a su waffle.
– ¡Hola! –Comentó Valery mientras jalaba una silla y se sentaba con nosotras.
– Hola –Le respondí el saludo.
– Qué tal, Val –dijo Doreen después de haberse pasado el bocado– por cierto ¿Sabes dónde está Sofía? La he estado buscando, tenemos tarea que hacer.
Agarré mi jugo y tomé un sorbo, deje que el contenido me refrescara.
– Sí, está con Meg viendo como entrena Connor.
Casi escupo la bebida.
– ¿Estás bien? –Preguntó Valery mientras me daba palmadas en la espalda para no ahogarme.
– Sí –tosí para recuperar el aliento– y tú –señalé a Doreen– casi me muero y ni siquiera me hechas aire.
Doreen soltó un bufido y se terminó su waffle.
– Exagerada –Me dijo sin haberse pasado el bocado, sus mofletes estaban inflados.
– Oh que bueno, acabo de ganar tu puesto –Comenté sarcástica.
Ella me ignoró y volteó a ver a Valery.
– ¿Y no sabes por qué no contesta su celular? Le he estado marcando demasiadas veces.
– No sé, tampoco contesta mis llamadas o mensajes –Frunció el ceño.

2 veces sin tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora