Cap. 18- Perdido por puro gusto

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"Hace meses que no sé de ti, no he leído más tu nombre. ¿Estás bien? ¿Conservas el viejo recuerdo de mí o se terminó de esfumar cómo lo hiciste tú?" -Preguntas sin respuestas, Emperatriz Nieves




Había trascurrido dos semanas desde que Connor y yo habíamos vuelto a ser novios, todo iba de maravilla, ya era costumbre que al salir de la escuela fuera directamente a su casa, esa era nuestra rutina, pero sabía que a una persona no le agradaría saber la noticia; que Connor volvía a ser mi pareja, y el día que más temía había llegado.
Entré a mi casa al cuarto para las cinco, abrí la puerta y de inmediato me encontré a mi mamá sentada en el sillón viendo la televisión, cuando me acerqué a ella apagó el televisor.
– ¿Dónde has estado? –Preguntó con un tono de voz alto.
– Estudiando con Doreen –Dije.
Me senté en el sillón que estaba en frente de ella.
– Hoy vi a la mamá de Doreen en el café de la esquina.
Aunque no fuera directa sabía lo que comenzaría a decir.
– ¿Qué tal está? –Sonreí, ella frunció el ceño.
– Bien, de hecho todo iba bien hasta que le comenté que era increíble que nuestras hijas estudiaran diario –esperó a que dijera algo y como vio que no hablé prosiguió– dijo que Doreen ha estado en su casa con su novio todas estas tardes y nunca te ha visto ahí –me miró detenidamente– quiero saber por qué has mentido.
Había dos opciones; mentirle de nuevo o decirle la verdad, opté por la segunda.
– He estado con Connor –Admití.
Mi madre abrió los ojos.
– ¿Todos estos días has estado con él? –asentí– ¿Por qué? ¿Él te ha chantajeado con algo?
Su pregunta me desconcertó.
– ¿A qué te refieres?
– Hace dos semanas llegaste a casa con un gran hematoma en el ojo ¿Él te golpeó?
Me paré del sillón.
– ¡No! ¡Por supuesto que no! ¿Por qué piensas eso? –Pregunté exaltada.
– Arianna, Connor te trató mal y pensé que eras sensata al comentar que nunca más volverías con él ¡Me dijiste que ni siquiera volverías a hablarle!
–No entiendes, Connor no es como lo describí frente a tus ojos, en ese tiempo estaba enfadada con él, si le dieras una oportunidad sabrías que es una buena persona.
–Ya le di una oportunidad, no volveré a cometer el mismo error y espero que tú tampoco lo hagas.
Fue su último comentario, agarró su bolso, abrió la puerta y la perdí de vista.
A mi madre no le agradaba Connor, eso era más que obvio, si me hubiera dejado explicarle las razones del por qué regresé con él hubiera sido diferente, pero si algo teníamos en común ella y yo era que nos molestaba que la gente nos dijera que estábamos mal en nuestra opinión.
Agarré mis llaves y también salí de la casa, tomé un taxi y me dirigí a la casa de Connor.
– ¿Qué pasa? –Preguntó Connor mientras me dejaba pasar a su condominio.
– Mi mamá ya sabe lo nuestro –Mencioné.
Él me miró detenidamente.
– Supongo que se enojó.
Reí.
– Está enfurecida, es decir, ni siquiera sé porque se comporta así –Mencioné.
Sé que se preocupaba por mí pero debía dejarme hablar con ella para que yo le explicara.
– Es razonable, trata de protegerte y la entiendo, ella sabe todo el daño que te hice.
Sonrió a medias y bajó el rostro mirando sus manos.
– ¡Eso ya pasó! Los dos sabemos el por qué regresamos, ella no me dejó aclarar las cosas, únicamente hizo suposiciones y sé que se preocupa por mí ¿Pero no entiende que lo único que quiero en este momento es estar contigo?
Me acerqué a él, tomé su rostro y lo obligué a que me mirara.
– No dejaré que esta oportunidad se haga una tormenta, hablaré con mi mamá y espero que acepte lo nuestro.
– ¿Y si no es así?
– Lo hará –Aseguré.
– Bien, debemos irnos al entrenamiento.
Salimos de la casa hacía su automóvil que estaba aparcado enfrente, en quince minutos llegamos a la escuela.

En el campus ya se encontraban todos los jugadores y las animadoras, mientras Connor iba a los casilleros para cambiarse fui a saludar a Valery y Sofía.
– ¡Hola, Ar! –Comentó efusiva Valery, sonreí.
– Hola ¿Cómo han estado?
– Presionadas, Meg no nos deja dar ni un respiro –Se quejó Sofía.
– ¿Por qué la presión? –Pregunté.
– Faltan cuatro días para el partido más importante del año, seremos visitantes así que Meg nos acaba de cambiar la rutina y quiere que salga perfecta –Comentó Sofía.
– Apuesto que así será.
Las animé.
– ¡Ojalá! Estarás ahí ¿Cierto?
– No sé, ni siquiera sabía que había partido en unos cuantos días y eso que soy la novia del quarterback.
– Quizás se le olvidó Ar, es el capitán, está muy ocupado.
Ahora me animó Valery.
– Sí, debe de ser eso –Murmuré-
Sofía iba a comentar algo pero la voz de Meg se lo impidió.
– ¡Ya vamos empezar a calentar! –Gritó.
– Debemos irnos Ar, te vemos cuando termine la práctica.
– Claro.
Me senté en las gradas contemplando a los jugadores y de vez en cuando a las porristas ¿Por qué Connor no me había comentado lo del partido? ¿Realmente se le olvidó? Sí, tenía que ser eso.
– ¡Connor, atrápala!
Gritó Johann mientras le mandaba un pase largo a mi novio, era imposible que Connor pudiera atrapar el balón pero lo logró con unos reflejos no comunes, cuando tuvo el balón en la mano todos guardaron silencio, miraban atónitos al capitán sin poder creer que él había atrapado el pase, después de unos segundos todos gritaron histéricos y corrieron hacía él para felicitarlo, yo me quedé en shock en las gradas, era impactante que él hubiera vuelto a atrapar el balón de esa manera, era la segunda vez que lo hacía, mi novio se acercó hacía donde yo estaba.

– ¿Viste esa atrapada? ¡Fue jodidamente fabulosa! –Comentó orgulloso e inmensamente feliz.
– Por supuesto que lo vi, estuvo muy bien.
– Claro que sí –volvió a sonreír– así atraparé el balón en la casa de los Halcones, anotaré un touchdown y será dedicado a ti.
Agarró mi mano y con su pulgar acarició mis nudillos.
– Y yo estaré en las gradas sonrojada y orgullosa de ti –Le respondí.
Me regaló una sonrisa de lado y me dio un cálido beso.

Sonó mi alarma, me metí a la ducha aún medio dormida, al terminar de bañarme me alisté y bajé a desayunar, mi mamá estaba de espaldas cocinando algo.
–Buenos días –La saludé, ella volteó, me observó unos segundos y se giró de nuevo.
– ¿Qué cocinas?
Traté de nuevo.
– Un omelette –Respondió cortante, suspiré.
– ¿Sigues enojada? –Pregunté.
Puso el alimento en un plato, fue hacía la alacena, tomó el pan tostado y para finalizar sacó mantequilla del refrigerador, colocó todo en la mesa, era como si yo no estuviera presente.
– ¿Entonces...? –Volví a preguntar.
– Quiero desayunar a gusto Arianna, sírvete o se te hará tarde.
Zanjó la conversación untándole mantequilla a su pan, resignada comí en silencio.

Entré a la escuela al lado de Doreen que me pedía disculpas por no decirle a su mamá sobre el plan de que estaba siempre en su casa.
– Dor, llevo quince minutos diciéndote que no importa.
– Lo sé, pero aun así me siento mal ¡Tu mamá ni te habla!
– Sí me habla, lo necesario –me corregí– y además, sin ti no creo poder haberle dicho que ya era novia de Connor otra vez.
– Bueno, hablando de él ¿Dónde está? Siempre te espera en la entrada.
– No lo sé, también me he estado preguntando eso, lo voy a llamar –Hablé.
– De acuerdo, yo voy a mi clase porque no quiero otra falta, te veo al rato.
Me despedí de ella y me senté en una banca mientras le marcaba a Connor, después de unos pitidos me mandó a buzón de voz, fruncí el ceño mientras veía mi celular ¿Por qué no contestaba? Quizás estaba dormido, volví a marcar y de nuevo buzón de voz, guardé mi celular y me dirigí al aula.
Ya iba en la tercera clase y aún no sabía nada de Connor, le mandé otro mensaje y con éste sumaban ya doce mensajes enviados, traté de relajarme y prestarle atención a la profesora, algo andaba mal y lo sabía.
Al sonar la campana que daba finalizada la clase salí rápidamente del salón y me dirigí al campus, al llegar visualicé a las porristas ensayando sin Meg y los jugadores entrenando sin Connor ¿Dónde estaban los dos capitanes? ¿Quizás...? ¡No! No podía pensar en que Connor de nuevo se veía a escondidas con Meg, pero, si no era así ¿Dónde demonios se encontraba?

Caminé directamente donde estaba parado Brandon.
– ¿Sabes algo de Connor? –Le pregunté cuando ya estaba cerca de él.
Dejó de hacer pushing back, se secó las manos y me miró.
– No, no sé –Respondió y me dio la espalda, lo jalé del brazo.
– ¡Por supuesto que lo sabes, eres su mejor amigo! –Le grité.
Sabía que sonaba desesperada pero lo estaba, estaba angustiada por no saber nada de él.
–Por favor dime –Susurré.
Brandon miró el césped que estaba debajo de sus pies.
– Creo que lo mejor es que él te lo diga.

Ytras decir eso se fue, mi mirada quedó clavada en su espalda y de pronto el campusempezó a hacerse extremadamente pequeño.

2 veces sin tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora