Cap. 26- Eclipse de corazón

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"No es el amor de mi vida porque no hemos estado una vida juntos, pero es el amor de mi momento y ojalá que ese momento algún día se convierta en mi vida." -Desconocido.



Mentiría si dijera que la noche anterior había sido la mejor de mi vida, todo era confuso y aterrador, no podía dejar de repasar en mi mente los sucesos acontecidos, mi cabeza ya dolía por tratar de encontrar una respuesta al comportamiento de Connor, ninguna idea ayudaba y hacia que la tormenta fuera más violenta. Ahora me encontraba en la cafetería Años atrás y en la mesa descansaba un café que hace unos cuantos minutos era caliente, ahora ni el vapor se hacía presente.
– ¿Desea ordenar algo más?
Interrumpió la mesera mi conversación mental.
– Sí, una orden de panqués –Dije.
– Lo lamento pero ese paquete es para desayuno y eso terminó hace quince minutos –Comentó la mesera mientras hacía una mueca.
La miré desconcertada.
– Aquí dice que hasta el mediodía.
Acerqué a su rostro el menú y le señalé el texto donde indicaba que los desayunos se servían hasta el mediodía, la mesera asintió.
– Son las doce y cuarto.
Toda mi sangre se congeló, había perdido la noción del tiempo.
– No puede ser... –Susurré.
Saqué mi celular y verifiqué la hora, ella estaba en lo correcto.
– Maldición –dije en voz baja– gracias.
Me levanté del asiento y pedí la cuenta, me marché del local lo más rápido posible.

¿Por qué cuando se tiene prisa no pasa ningún autobús? La espera me ponía nerviosa y el único pensamiento era mi madre, no le agradaría para nada esta situación. Crucé los brazos para tener un poco de calor, el viento soplaba fuerte y mi cabello volaba por todos lados, pegaba en mi rostro como unas ramas y por más que trataba de acomodarlo volvía a lo mismo, al final me rendí y dejé que éste cubriera mi cara, fruncí el entrecejo cuando un carro se detuvo enfrente de mí.
– ¿Arianna? –Preguntó Ethan.
– Hola –Saludé y de inmediato quité el cabello de mi rostro.
– ¿Qué haces aquí?
– Tratando de no morir congelada mientras pasa el maldito autobús –dije entre dientes, Ethan enarcó una ceja, suspiré– lo lamento, es que hace demasiado frío que ya ni siento mis mejillas y realmente necesito ir a casa.
– Sube, te llevo.
Asentí y abrí la puerta del copiloto.
– Gracias –Sonreí.
– No agradezcas.
Me miró y sonrió de lado.

El trayecto fue agradable, Ethan era una persona increíble y hablar con él me distraía.
– Bueno, ya estás en casa sana y salva –Dijo amablemente.
Aparcó enfrente de mi casa.
– Muchas gracias, me salvaste la vida –Mencioné.
– Estaré encantado de salvarte muchas veces –Comentó coqueto.
Asentí, no quería mal interpretar las cosas y muchos menos que él lo hiciera.
– Tengo que irme y otra vez gracias.
Volteé para abrir la puerta, Ethan sostuvo mi hombro.
– ¿Podemos salir algún día? –Preguntó, el brillo en sus ojos me hizo sentir culpable.
Suspiré y me acomodé de nuevo en el asiento.
– Mira Ethan, regresé con Connor.
Él me miró confuso.
– ¿Regresaste con el nuevo capitán? ¿Ustedes ya habían andado?
Ahora quien se desconcertó fui yo ¿Él no sabía que Connor y yo teníamos un pasado? Y recordé que aquél día que fui por un helado con Ethan Connor estaba en la plaza y dije que nunca lo había visto en la escuela, carajo, malditas mentiras.
– Sí, aquel día que me presentaste a Connor yo ya lo conocía, un año antes había tenido una relación con él.
Ethan me miró confuso.
– ¿Por qué no me lo dijiste? –sonrió sin humor– quedé como un estúpido ese día mientras ustedes se mandaban indirectas ¿Cómo fue que no me percaté?
Su voz alegre se había apagado, no quería hacerle daño.
– Estaba resentida con Connor, él hizo cosas para lastimarme y honestamente no quería arruinar ese día, lo siento –Dije.
– Nunca sentiste algo por mí –Susurró.
– No digas eso, en ningún momento te usé si eso es lo que estás pensando, oye –giré su rostro para que me mirara– sentí algo por ti, realmente lo hice, pero Connor... lo quiero a él.
Cerré los ojos con fuerza, no me gustaba herir a las personas porque a mí me han lastimado y es lo peor del mundo.
– Quizás me hice falsas ilusiones, no te preocupes.
Me sonrió y tomó mi mano.
– Realmente lo siento –Comenté.
Quería salir del carro, era horrible ver como Ethan trataba de mantener su sonrisa, el tipo de sonrisas que no llegaban a los ojos eran dolorosas.
– No lo sientas, fue un mal entendido, pero no quiero que esto arruine nuestra amistad, me agradas y quisiera seguir viéndote, claro, si eso está bien para ti –Dijo Ethan.
Se encogió hombros tratando de quitarle peso a la situación, le sonreí.
– Para mí está muy bien.
Al fin la sonrisa de Ethan era real, sentí un gran alivio.
– De acuerdo, adiós, Arianna.
– Hasta luego, Ethan –Murmuré.

2 veces sin tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora