Brianna
"Aceptaré tu ayuda, Brianna".
"¿Dónde rayos estás? Te necesito".
"Trae a mi hermano, es el único que lo puede solucionar"
"¿Me estás jodiendo?"
"Lo siento por todo, Brianna. Siempre fui un desastre, esta vez pienso remediarlo, no te preocupes por mí".
—¿No notó algún comportamiento extraño en la señorita Belikova en los últimos días? Usted fue a la última persona a la que le envió mensajes de texto aparte de su hermano.
La voz del policía que estaba mirándome me sacó de mi ensoñación. Había hecho las mismas preguntas en una media de tres veces, sin razón alguna. Tal vez estaba pensando que iba a cambiar mi versión, pero en realidad le estaba diciendo la verdad de todo lo que sabía... o la mayor parte de ella.
La que no me involucraba.
—Ya le dije todo lo que sé —le respondí con las manos tambaleantes.
—¿Y las píldoras en la habitación que compartían? ¿Las drogas escondidas en el colchón?
—Me mudé hace dos semanas a la habitación —enfatice—. No sé cómo llegaron allí.
—¿Dónde estuvo esa noche? Una de sus compañeras de clases dice haberla visto salir. —El ceño del policía se frunció y entrecerró más los ojos, casi como si intentara ver a través de mi media verdad.
—Y yo la vi a ella entrando al dormitorio. —Las palabras salieron de mi garganta con una nota de tensión—. Aleksandra me pidió que saliera en medio de la noche; evidentemente no quería que me quedara. Dijo que quería estar sola divirtiéndose con su amiga. ¿Por qué no le pregunta a la chica dónde estaba?
—¿Y dónde estuvo? ¿No había nadie con usted? —El hombre mayor de uniforme pareció ignorar lo que acababa de decir.
—Le dije que estuve todo el tiempo con Alec en el bosque.
Debía sostener aquello, porque era la verdad, así los oficiales se empañasen en creer que no. No podía inventar una coartada, aunque tampoco iba a mencionar que junto en ese momento estuvimos manoseándonos contra un árbol. Ya estaba metida en suficientes problemas como para enfrentarme a otro y aún no procesaba el shock inicial.
—Si había un toque de queda y no podía cruzar hacia el edificio masculino, ¿por qué buscó al hermano Aleksandra?
—Porque necesitaba hablar con él. Eso es todo, lo he repetido tres veces ya —suspiré con amargura, ya cansada de darle vuelta a la misma situación.
El policía estaba dándose cuenta por dónde tirar, aunque en realidad, ya le había dicho todo lo que sabía. No había sido yo la última persona que había visto a Leksa esa noche y eso estaba más que claro.
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Psicosis: bajos instintos
أدب المراهقينUna chica sumisa dispuesta a complacer. El chico más peligroso del internado queriendo saber hasta dónde pueden llegar.