[2] En las Sombras de París [Miraculous Ladybug & ChatNoir]

Capítulo 49

Marinette:
Estaba demasiado excitada, y sus besos me elevaban a otro nivel de éxtasis. Su cuerpo estaba pegado al mío, mientras enterraba su lengua en mi garganta, y vaya que se sentía bien.

Sus dos manos tomaron mi trasero, y me dejaron sentada en la isla de la cocina. Apoyé mis manos detrás de mí, y mordí mi labio, mientras observaba lo sexy que se veía mi esposo, sin camisa, y desabrochando sus pantalones para sacar aquello que me volvía loca, y me hacía gritar su nombre.

Bajó sus pantalones y sus bóxers, para posteriormente, seguir besándome, y comenzó a rozar su miembro contra mi sexo.

Sus besos bajaron hasta mi cuello, y sentí como comenzó a penetrarme lentamente. Yo gemí, y clavé mis uñas en su camisa.

—¿Fue demasiado pronto?—me preguntó, y yo negué.

—Mételo entero—pedí, y sentí como se enterró por completo en mí—¡Oh! Siiiii... Fóllame, amor mío... fóllame sin piedad...

Comenzó a entrar y salir de mí, pero lo hacía con lentitud y delicadeza. Yo lo extrañaba demasiado, tenía demasiadas ganas acumuladas como para ir a un ritmo tan lento, así que comencé a mover mis caderas, y él se iba adaptando a mí.

—Ahh—gemí—Sí... más rápido... ¡Mmm!

Me moví un poco más, y bajé un poco el vestido, como pude, dejándome ver mis pechos, los cuales, acaricié para excitarlo más, y que me diera más fuerte.

—Dame más duro... más duro, gatito—pedí, y él pegó nuestros pechos, y puso sus labios contra los míos.

—¿Quieres más duro, princesa?—gimió en mi oído.

—Hazlo con todas tus ganas... ¡ahhhh!

—Te voy a hacer gritar mi nombre—dijo, y aceleró bruscamente en sus movimientos.

No me molestó porque eso era justamente lo que yo quería, que me diera como cajón que no cierra.

Clavé mis uñas en su espalda, y gemí su nombre, varias veces, pero él no estaba satisfecho.

—Dilo más alto, preciosa—me pidió.

—¡AHH!—grité, sintiendo cómo su pene rozaba los sensibles nervios de mi punto G.

—Vamos, Marinette—dijo, y al escuchar mi nombre salir de su boca, dejé salir un grito aún más agudo.

—¡AHHHHHHH! ¡MMMM!

—¿Te gusta?—decía, mientras me penetraba de la forma más deliciosa posible. 

—¡ADRIEN!—grité, mientras me retorcía de placer entre sus brazos—¡AAAAADRIEN!

Finalmente, un espasmo sacudió mi cuerpo, y mi interior latía alrededor de su miembro. Mi cuerpo cayó hacia atrás, pero mi esposo se lanzó sobre mí, sin abandonar el ritmo de sus embestidas en ningún momento.

—¡Joder!—grité, y mi cuerpo se retorcía debajo de él.

—Aún te estás corriendo—dijo, y se dedicó a besar mis pechos—Me encanta cuando te vienes en mi pene...

—¡MMM!

—¡Joder! Amo tus orgasmos largos...

Me siguió penetrando, hasta que un segundo orgasmo llegó, junto con una lluvia de semen en lo más profundo de mi vagina.

—Me encanta cuando te vienes dentro—comenté, y mordí mi labio inferior.

—¿Apagaste el horno?

—Síp.

—¿La estufa?

—Mhm.

—Vámonos a la cama, aún estoy duro—dijo, contra mis labios.