Capítulo 47

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Marinette:
Me abrazaba con mucha ternura, mientras permanecía perdido en sus sueños. De repente, se pegó un poco más a mí. Cruzó sus piernas con las mías, y entonces, lo sentí: estaba teniendo una erección, lo cual, me llevó a preguntarme ¿con qué soñaba?

—Marinette... Ma-marinette—comenzó a susurrar, y sonreí aliviada.

Había llegado a pensar que todo ese respeto hacia mí se debía a que estaba saciando sus necesidades sexuales en otros brazos. Me dolía pensar eso, pero estaba dispuesta a perdonarlo, ya que lo entendía. A demás, a pesar de acostarse con otra u otras mujeres, estaba segura de que para él era solo descargar su tensión y ya... por algo seguía a mi lado.

Los celos me mataban, pero me repetía a mí misma que si él siempre volvía a mí era porque me amaba; quería, necesitaba pensar que me amaba. A veces lo dudaba, y los demonios de mi cabeza me decían que seguía conmigo porque le daba lástima mi situación, por nuestro hijo, o simplemente, porque gracias a él y a Hugo es que yo estaba mejorando.

Ese último pensamiento siempre me devolvía la esperanza. Esperaba algún día poder recuperarme del todo, y volverlo a enamorar de la misma forma en la que lo estaba antes.

—Oh, Mari... hueles delicioso, mi amor—susurraba, mientras me olfateaba el cuello, lo cual, me hizo soltar una risita, debido a las cosquillas.

Yo sabía perfectamente que cuando él hablaba dormido, era porque se encontraba en un profundo sueño, y que se le podía preguntar cualquier cosa, respondería con la verdad.

Entonces, me di cuenta: esa era mi oportunidad de saber si realmente había estado con otras. El pensar que sí lo hizo era lo más lógico, pero una parte de mí lo dudaba, y en verdad quería creer que todo era producto de mi cabeza, y del trastorno mental que me había causado lo que viví hace meses...

Solo necesitaba preguntar... ¿qué era lo peor que podría pasar? Fuera cual fuera su respuesta, yo lo seguiría amando, y estaba dispuesta a reconquistarlo.

—Adrien—susurré, y su cuerpo se estremeció al escucharme—tranquilo, soy yo, Mari.

—Mari...

—Tú... ¿qué haces ahora mismo?

—Te amo—dijo, y besó mi hombro, aún dormido.

—¿Sueñas con... hacerme el amor?—pregunté, y mis mejillas ardían de solo pensarlo.

—S-sí...

Mi corazón latió más rápido, y mi respiración se aceleró cuando varios recuerdos vinieron a mi mente. Me deleité con buenos recuerdos de cuando éramos los mejores amantes... él era tan tierno y dulce conmigo en la cama... me sentía demasiado afortunada de tenerlo.

¡UN MOMENTO! ¿Acaso acaba de pensar sexualmente en mi esposo, y nada malo había venido a mi mente? ¿Acaso podría ser? ¿Sería que ya me encontraba lo suficientemente curada como para volver a ser al cien por ciento del hombre que amaba? Valía la pena intentarlo... pero antes de despertarlo, debía hacer mi pregunta.

—Adrien... ¿has estado con otra u otras mujeres?—pregunté, finalmente, con un nudo en mi garganta.

—¿Cómo crees?—susurró, y me abrazó aún más fuerte contra él—Yo jamás te he sido infiel, mi amor... jamás lo haré... te amo, Marinette...

—¿No crees que es mejor preguntarle de frente, cuando esté despierto?—sugirió Tikki.

—Tienes razón—dije, avergonzada por mi comportamiento—¿qué estoy haciendo? Tengo casi 25 años, y me estoy comportando como si tuviera 15...

[2] En las Sombras de París [Miraculous Ladybug & ChatNoir]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora