Capítulo 50

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Marinette:
Entró un policía al almacén, apuntándonos con su arma, pero al ver que éramos las víctimas, la bajó, y se acercó a nosotras.

—¿Están todas bien?—preguntó el oficial.

—Nosotras dos sí—dijo Kagami, preocupada—pero Marinette lo único que ha dicho ha sido pedirnos que llamemos a su esposo...

—Ya lo llamé—dijo Alya—está de camino para acá.

Me solté de los brazos de Kagami, y caminé hacia el policía, y una vez estuve parada frente a él, lo miré con gesto firme.

—Quiero poner una denuncia—dije, molesta—levantaré varios cargos en contra de un ciudadano que acaban de liberar, y que jamás debieron haberlo dejado salir... pero necesito sentarme. Estoy embarazada, y acabo de ser atacada.

—Por supuesto, señora—dijo el oficial—usted decide en dónde hablaremos.

—No hay rastros del asaltante—dijo otro oficial, mientras entraba.

—Bien, la señora desea poner la denuncia formal. Al parecer, ella conoce al asaltante.

—¡Genial! Eso nos hará el trabajo más fácil.

—Mientras, analizaré las cintas de la cámara de seguridad—dijo el oficial—¿Puedo tener acceso a ellas?

—Por supuesto—dijo Kagami—yo le ayudo con eso.

Me senté en una silla, y ambos oficiales tomaron una cada uno, para posteriormente, sentarse también.

—Quiero poner una denuncia en contra de Ethan Baker—inicié—ya sé que la denuncia por agredirme, acosarme, y casi hacerme perder a mi primer bebé no procede, porque el querido sistema judicial lo justificó con su supuesta esquizofrenia.

—Entonces, ¿qué cargos levanta en su contra?

—Lo acuso de dañar la ciudad múltiples veces, lo acuso de manipular emocionalmente a las personas para akumatizarlas... señores, Sphinx jamás murió, siempre fue Ethan.

—Eso es imposible... encontraron el cuerpo de Sphinx, y le hicieron pruebas de ADN.

—¿Quieren pruebas? Atrapen a Ethan, y tomen muestras de ADN de su semen... compárenlos con el que encontraron en mí cuando Sphinx... me—se hizo un nudo en mi garganta, y a penas pude pronunciar la palabra, en un hilo de voz—violó... Verán que serán idénticas...

—¿Cómo sabe que Ethan Baker era Sphinx?—preguntó uno de los oficiales, dudoso.

—Porque él mismo me lo confesó... no me dijo con palabras específicas que él era Sphinx, pero dos más dos son cuatro—hice una pequeña pausa, y no pude evitar romper a llorar—Intentó abusar de mí de nuevo, y me dijo descaradamente que... lo excitaba que yo estuviera llorando... me pedía que llorara más fuerte, dijo que le recordaba a la última vez que me lo había hecho...

—Entonces, ¿dice que Ethan Baker violó las condiciones de su libertad condicional?

—Si las condiciones eran no atacar a nadie, sí que las violó... gracias al cielo que mis amigas estaban aquí, y él no lo sabía... él muy hijo de puta me amenazó con golpear mi vientre, hasta matar a mi bebé, si no me dejaba... abusar... de nuevo...

Cerré mi puño llena de rabia, y lloré más fuerte. Cubrí mi rostro con mis manos.

—Por favor, metan a ese pedazo de mierda preso, y no lo dejen salir jamás—supliqué, entre llantos—Nunca dejará de atacar a mi familia...

—Analizaremos los videos de sus cámaras de seguridad—me explicó el oficial—Y de identificar al individuo, haremos todas las pruebas correspondientes para comparar ambos casos, y determinar si, en verdad, hubo un error forense, al declarar muerto a Sphinx, cuando en realidad no lo estaba.

[2] En las Sombras de París [Miraculous Ladybug & ChatNoir]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora