One shots, Imaginas, Preferences, Types.... Todo lo que quieras de tus personajes favoritos de Marvel. Disfrútalo ;)
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—¡Misión terminada! Es hora de volver a casa— oímos que gritaba Steve por el pinganillo.
Yo, que había estado en la parte inicial de la misión ya estaba en el jet cuando todos subieron.
Por desgracia Falcon había sido herido y se le llevaron todos rápidamente hacia la enfermería. Estaban todos tan ocupados con Falcon y sus heridas que no se quedaron a ver a Tony cuando se quitó el traje.
Incluso con este, había recibido un golpe tan fuerte que tenía una herida bastante grande en el pómulo.
—¿Estás bien?— pregunté, acercándome a él preocupada. Parecía bastante profunda.
— Sí, solo quería hacerme una cicatriz guay para parecer más duro— dijo Stark quitándole importancia a la herida, que todavía le sangraba.
Me acerqué con cuidado y le toqué cerca de la herida, entonces se quejó:
—¡Au! ¡Me haces daño T/N!— se quejó, mientras se apartaba rápidamente de mi.
—¡Stark! Siéntate, iré a por un botiquín, tú quédate quieto— dije señalándole unas mesas que había en la sala de mandos.
Él comenzó a quejarse, pero no le hice caso. Me marché rápidamente a por uno de los botiquines. Todos estaban fuera de le enfermería, demasiado ocupados, viendo como curaban a Falcon. Ni siquiera se di cuenta de que entré y salí rápidamente de la enfermería.
No estaba preocupada por Falcon porque había visto muchas heridas como la suya, y aunque tardaría en recuperarse, sabía que lo acabaría haciendo.
Volví rápidamente a la sala de mando donde estaba Tony, que ya se había quitado completamente su armadura, y se había sentado en un sofá.
Me senté a su lado y me acerqué bastante a él, debía revisar bien la herida para ver si había entrado algún resto de su armadura.
Pude ver un pequeño trozo de cristal dentro de la herida, e intenté sacarlo con unas pinzas.
Justo cuando conseguí coger el cristal noté la mano de Tony aferrarse fuertemente a mi cintura. Me sorprendió tanto que casi se me cae la pinza de la mano. Pero conseguí guardar la compostura y mantenerme quieta.
—Lo... lo siento, es que duele...— se disculpó Tony, quitando rápidamente la mano de mi cintura.
Yo sonreí, me había gustado demasiado su contacto con mi piel. Se me había acelerado el corazón y casi me quedo sin respiración.
¡Mierda! ¿Me gustaba Tony?
—Puedes dejarla ahí, pero no te muevas—dije soltando el cristal, y cogiendo las gasas para comenzar a curarle.
