1. La llegada de los Wimson

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📌Antes de leer.

*La historia aún no está corregida por lo tanto si encuentran algún error pueden avisarme.

*Por favor pido no comparen está historia con otra o película parecida, es un libro auténtico que no es copia de nada hecho con mucho esfuerzo.

*Si la historia no es de tu agrado solo déjala y encuentra otra que se adapte a tus gustos, no dejes comentarios negativos, dejen comentarios constructivos que me hagan mejorar.

*No doy spoilers, pero voy dejando pequeñas pistas de lo que pasará, si logras deducirlo no des spoilers a los demás.

Y sin más nada que decir espero que disfrutes de este pequeño libro que tiene una gran parte de mí.

Bienvenido a mi mundo.

Otro día de escuela, otra día de críticas, burlas y apodos en mi contra.

Me despierto con el ánimo de todos lo días...por el suelo.

Me levanto lentamente de mi cama arrastrando los pies y entro en el baño de mi habitación.

Me miró al espejo mientras cepillo mis dientes y aprecio mi horrible naturalidad.

A parte de tener el cabello en una completa maraña, parecer un mapache por mis ojeras muy notables y parecer vampiro por mi piel tan pálida y seca, tengo estos horribles ojos.

¿Que podría ser peor?

-¡Alessia, se te hará tarde, date prisa!-grita mi madre desde la cocina del piso de abajo.

Si, eso podría ser peor. Mi madre obligandome a ir a la secundaria cada día y a enfrentar la vida.

-¡Ya bajo!-grito para que me oiga.

Coloco las lentillas dentro de mis ojos y salgo del baño dirigiéndome al closet en busca de mi atuendo de hoy.

Que consiste en dos pantalones, uno encima del otro, unas botas, un suéter y encima un abrigo negro. Pues el frío cada día está peor.

Recojo mi mochila y apresurada meto mis cuadernos esparcidos en la mesita donde hacía mis tareas la noche anterior.

-Buenos días-me acerco y le doy un beso a mi madre.

-Buenos días hija-me responde mi madre.

-Mamá llevaré el desayuno, no me dará tiempo comer.

-Debes despertarte más temprano Alessia, no es saludable que no desayunes, a largo plazo te podría afectar el estómago-me reclama.

Cómo cada día lo hace, ya me se de memoria sus discursos. Mi madre es enfermera y a veces exagera cuando se trata de mi salud.

-Lo se mamá, mañana lo haré -miento.

Me entrega mi desayuno envuelto y agarro una manzana para comérmela de camino.

-Adios-digo.

-Adios hija, que tengas buen día, ¡te amo!.

-¡Y yo a ti!-digo cruzando el umbral de la puerta.

El frío me recibe y mi piel se eriza, se cuela por debajo de mi ropa haciendome temblar.

Tomo mi bicicleta y bajo los escalones de mi casa.

Se me hace un poco complicado subirme en ella debido al montón de ropa que traigo encima y es incómodo pedalear cuando tengo las piernas literalmente congeladas.

La chica de los ojos violetas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora