34. Un agradable recibimiento.

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Creo que he nunca había recibido tantas sorpresas en un solo momento.

Rosibel vive con Jake y yo no tenía ni idea, nunca lo había escuchado y jamás hablan como si vivieran juntos. Aunque siempre andas juntos, llegas y se van juntos jamás imaginé que vivieran en la misma casa.

Todo es muy confuso y sorprendente para mí.

¿Que otra cosa no sé? Creo que me queda mucho por conocer de estos chicos.

—No tenía idea—confieso con asombro.

—No te culpo, casi no hablamos de eso, no es un buen tema, así que hacemos como si cada uno viviera en su casa. De hecho los chicos lo saben pero también es incómodo para ellos hablar de eso.

—¿Por qué? Ustedes se aman y que vivan juntos es algo bueno.

—No vivimos solos, vivimos con su familia...te explicaré porque puedo notar que te está dando un colapso mental—bromea y yo río un poco.

—Pues notas muy bien.

—Dede el momento en que ví a Jake me enamoré, eso tú ya lo sabes. Pero cuando de verdad nos hicimos novios quisimos llevar las cosas más en serio. Al cumplir mis dieciséis años ya era completamente de Jake y ya quería pasar el resto de mi vida a su lado...pero mis padres jamás estuvieron de acuerdo con la relación que tengo con Jake.
En mi cumpleaños diecisiete su sorpresa fué que nos iríamos a vivir a Italia...lo cual solo era una manera de separarme de él. Yo me enoje y pelee con mis padres y por más que intentaron llevarme no pudieron conmigo. Jake me apoyo y su familia también así que decidí irme a vivir con él y su familia. Ellos era muy buenos conmigo así que me ofrecieron techo y comida.
Mis padres molestos vendieron nuestra casa y se fueron sin mí y no he vuelto a saber de ellos.

—Cuanto lo siento Rosi, y te comprendo...no eres la única que ha perdido personas—digo con amargura.

—Me dolió mucho...fue doloroso que jamás me apoyaron y solo decidieron hacer como si nunca me trajeron a la vida...pero eso no es todo.
Cuando mis padres se fueron a Italia tuve una recaída debido a la tristeza que había en mi. Y fue allí en dónde en un ataque de ira rompí algunas cosas de la casa de Jake. No sabes cuánta pena tenía, le pedí perdón a los padres de Jake una y mil veces y les tuve que contar sobre mi enfermedad, algo que es muy delicado para mí. Al padre de Jake le dió igual pero su madre desde ese día me catálogo de enferma mental, de loca y ha venido dándome los insultos más dolorosos que me recibido en mi vida, ella y su hija...y no puedo hacer nada Alessia porque gracias a ellos tengo donde dormir y que comer...su madre es muy cruel conmigo, justifica la mala bebida de Jake, que se embriague muy seguido...en su fiesta de cumpleaños cuando se beso con una chica peleamos y su madre se metió y me abofeteo diciendo que debía cuidar de su hijo de una loca como yo y muchas cosas más.
Jake no hace nada, alega que es su madre y su hermana y jamás haría algo para dañarlas o se ponerse en su contra, él solo se calla.

Rosibel limpia las lágrimas en su rostro torpemente. Y a estás alturas no había notado las lágrimas que salían de mis ojos llenas de un dolor. Un dolor que aunque no es mío lo siento como si me pasará a mi, un dolor que aunque es ajeno duele, duele como si viví en carne y hueso todo lo que me ha contado.

Son muchas la emociones que siento en mí, rabia, decepción, enojo, tristeza. Quiero salir corriendo, quiero encontar un lugar hermoso y tranquilo, lleno de paz y dejar a Rosibel allí para que sea feliz.

Sin poder evitarlo me aviento hacia Rosibel y la envuelvo en un abrazo fuerte, y ya no es solo para darle fortalezas, ahora quiero que me comparta su dolor, un dolor que he venido cargando durante años, una vida tan dura que no debe llevar, una vida que no merece.

La chica de los ojos violetas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora