26.La fuente de los deseos

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Ambos nos callamos al instante.

Miro a Ian quien no trae una cara muy amigable y por otro lado Jackson que le devuelve las miradas de odio.

—Si—escupe Jackson.

—Me importa poco, pero necesito hablar con Alessia—Ian lo desafía con la mirada.

Ambos tienen un duelo de quien tiene una mirada más intensa y yo por otro lado me siento enana e indefensa al lado de estos chicos. Creo que hasta olvidaron mi presencia.

—Pues vas a seguir necesitando porque ella está ocupada conmigo—dice Jackson.

—Mejor compórtate y vete si no quieres que te remodele tu carita de niña—dice Ian y puedo ver el enojo creciendo en Jackson.

—Basta, ya estuvo bueno. No hablaré con ninguno de los dos—camino fuera del lugar por la actitud de ambos. Se comportan como niños y eso es algo que no tolero.

Busco a Jane entre la gente y no la encuentro, ni a Clara ni a nadie conocido.

Salgo al jardín y camino por el inmenso lugar buscando a alguien.

Jake, Andriu, Georgie, quien sea.

—¡Alessia espera!—escucho la voz de Ian y camino aún más rápido, no se a dónde, solo lo hago.

Ian llega hasta donde estoy corriendo y me toma del brazo sin llegar a lastimarme.

—¿Que quieres?—pregunto molesta.

—Hablar contigo.

—Ya lo estás haciendo.

—No así, necesito hablar enserio contigo, cuando estés calmada y no haya tanto ruido.

—Nosotros no tenemos nada de que hablar Ian, no tienes que darme explicaciones de nada—digo zafandome de su agarre.

—Si lo tenemos, sabes que sí, y no tengo, debo dártelas.

Sus ojos me miran suplicante y no puedo resistirme así que accedo.

Veamos que quiere decir, pero solo dejaré que diga lo que tiene que decir y me voy, me voy de la fiesta y no volveré a acercarme a él más de lo necesario.

—Esta bien, habla—le pido.

Ian al notar que he accedido relaja sus hombros y sus facciones.

—Pero aquí no, hay mucha gente y ruido.

—¿Entonces dónde?—pregunto y el se calla un momento pensando.

—Ya se dónde, sígueme—dice caminando.

Obedezco y camino detrás de él. Nos internamos más en el jardín, hasta la parte de atrás. Cada vez se escucha menos la música y la gente.

Sin duda este lugar es grande, caminamos y pareciera que el jardín no se acaba.

Entramos a través de los gigantes arbustos y caigo en cuenta en dónde estamos dado que hemos dado muchas vueltas.

—Esto es...

—Un laberinto—termina Ian por mí.

—Impresionante—digo mirando alrededor las grande paredes de plantas que nos rodea.

—Lo es, de niños jugábamos aquí, así que me se todo los atajos y el camino a la perfección.

Seguimos caminando y oímos algo. Son susurros y voces.

Ambos vamos hasta donde proviene el ruido y vemos a una chica besandose con un chico. Ambos estaban teniendo un momento algo íntimo.

Me apena encontrarlos así.

La chica de los ojos violetas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora