31. Soy Yana, la ex de Ian.

16 5 18
                                    

¿Saben esas escenas dramáticas en las películas en dónde alguien debe alguna debida y le dicen algo que los sorprende haciéndolo escupir el agua?

Pues si en este momento estuviera bebiendo algo haría justo lo mismo.

No sé cuánto tiempo pasa mientras miro a Ian procesando lo que caba de decirme mientras sus palabras se repiten en mi cabeza como eco.

—¿Estás bien? ¿Te dió un corto circuito o algo así?—pregunta preocupado mientras aún sigo mirandolo sin moverme.

—¿Tú... quieres que sea tu novia?

—Si, eso quiero, no, eso deseo—sonríe y me mira.

—¿Tu quieres que sea tu novia?—vuelvo a repetir.

Ay vamos, era algo increíble para mí. Mi cerebro no podía procesar la información.

—Si, mil veces sí ¿Tu quieres serlo?

—¿Yo?

—Si, tú, Alessia Myers.

Esto no puede ser real, tiene que ser un sueño, ¿En qué momento es que me despertará mi madre para ir al colegio?

—Entonces...¿Dirás que sí o me romperas el corazón solo para que te dibuje?

—Quiero que me dibujes, pero lo que más quiero es ser tu novia—respondo cuando ya al fin mi cerebro reacciona.

—¿Eso es un sí?

—¿Tu que crees?—sonrío y el toma mi mano besándola.

—Soy el chico más feliz.

—Y el más guapo también.

—Y con la novia más hermosa, por supuesto.

De camino solo nos dedicamos hablar mientras Ian toma mi mano cada minuto y le da un beso.

Al llegar intento bajarme del auto sola pero Ian no deja, pues es el quién la abre para mí.

—Espero que el viaje haya sido cómodo querida novia—bromea hablando de una manera muy graciosa. Pero que solo al oír la frase novia todo en mí se revolvió.

—Creo que se está acostumbrando mucho al nuevo seudónimo, señor—digo bajando del auto.

—Jamás me acostumbraré a que seas mi novia, es todo un logro—se acerca a mi y me da una beso en los labios.

—Ian, siento muchas miradas encima de nosotros—le susurro.

—Que se vayan al infierno, estoy besando a mi chica.

—Pero llegaremos tarde.

—Esta bien, vamos—se separa de mí y me ofrece su mano.

—Te gusta ser el centro de atención, ¿No es así?—digo tomándo su mano y miro como todos nos miran casi con la quijada en el suelo.

—Solo si estoy contigo.

Caminamos tomados de la hasta la entrada y cuando vamos llegando a nuestro salón vemos a Jane parada hablando con Clara.

—¡Jane!—exclamo y me lanzo a sus brazos—te extrañé mucho.

—Yo también bicho raro, pero... necesito respirar—se queja de mi abrazo tan fuerte.

La suelto y abrazo a Clara.

—Clara, a ti también te extrañé.

—Y yo a ti, hermosa.

—Debo admitir que estoy celoso de que no te emociones así cuando me ves—bromea Ian.

Si tan lo supiera que cada vez que lo miro siento que me voy a desmayar.

La chica de los ojos violetas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora