20.La mansión Wimson

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Subimos al auto y Ian empieza a conducir está vez con destino a su casa... mansión.

Ya sabía dónde quedaba, había pasado por aquí. Pero no tengo idea de cómo es por dentro debido a las murallas que la rodean. Es casi imposible saber que hay detrás de ellas y eso me tiene un tanto ansiosa.

Jane está que muere de emoción, creo que está cumpliendo uno de sus sueños o misterios por resolver.

Después de una hora entramos al camino que lleva hasta la mansión Wimson.

Al llegar al gran portón Ian se detiene y habla a través de una pantalla que se encuentra en la pared.

—Ian Wimson—dice e instantáneamente el gran portón empieza a desplegarse.

Todo es muy actualizado y grita dinero por doquier.

Quedo boquiabierta al mirar la imponente mansión que las gigantes paredes ocultaban.

A lo lejos se ve una inmensa mansión gigantesca de color blanco que parece un palacio.

Ian conduce por los jardines espectaculares del lugar y se estaciona justo en frente de la mansión.

—No-me-lo-creo—chicha Jane y Ian ríe.

—Algo grande ¿No crees?—bromea.

—¿Es enserio? Creía que mi casa era grande, pero esta es 50 veces más grande que la mía—dice exageradamente.

Me río por su actitud de niña emocionada.

Nos bajamos del auto y Ian camina delante de nosotras pero nos voltea a mirar cada tres segundos.

Un hombre muy elegante, flaco y con bigote está en la puerta.

—Buenas tarde señor—saluda inclinando la cabeza.

—Buenas tardes Henry—saluda—Ellas son mis nuevas amigas, Alessia y Jane—nos presenta y ambas saludamos.

—Bienvenidas señoritas, un placer.

El hombre abre las grandes puertas y la mansión por dentro es aún más impresionante.

—Oh por Dios—exclama Jane.

Todo es tan moderno, lujoso e impecable que siento que si toco algo lo ensuciare.

—Es...muy grande y lindo—le digo a Ian

—Madre mía, es más de lo que me esperaba. Me gusta tu pequeña mansión Ian—bromea Jane.

—Gracias, está a la disposición de ambas. Están en su casa.

—Gracias—le agradezco mi mientras Jane mira el lugar aún sorprendida.

La mansión es igual de blanca por dentro.

Tiene en medio unas grande escaleras que te llevan a la parte de arriba. El techo está hecho de cristal y se puede admirar perfectamente el cielo. La decoración es muy hermosa, sin duda hicieron un buen trabajo. Todo parece salido de revista.

—Vamos, los chicos están esperando—dice Ian y ambas lo seguimos. Pero Jane absorta por lo que la rodea.

—¿Vives solo?—pregunto mientras caminamos recordando la pregunta que me hizo la primera vez que fue a mi casa.

Ian ríe y contesta.

—No, vivo con mis padres pero ambos están de viaje—explica.

—Hum...

Seguimos a Ian por la inmensa casa. Pasamos por la cocina soñada por todo chef, el comedor más grande que haya visto, hasta llegar a la puerta trasera.

La chica de los ojos violetas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora