3.¿Que fue eso?

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Ian se levanta, y luego voy yo, detrás de él.

Siento que me voy a desmayar.
Solo ruego no vomitar delante de todos.

Ian empieza a leer y en el instante en que lo escucho quedó completamente embobada, cómo todas las chicas de este salón de clases.

Su voz es tan cautivadora y melodiosa, la manera tan natural en que lo hace, como mueve sus labios, es como si el mismisimo dios griego Ares bajo solo a leernos un poema.

No sé en qué momento termina, solo se que me ofrece la hoja para que continúe y yo me quedo estática.

No hablo, no me muevo. Creo que pasan unos segundos antes de reaccionar y tomar la hoja. Los nervios se apoderan de mi cuerpo.

Ian se aleja un poco, dándome espacio. Todo la hoja, miro al frente, miro la hoja y vuelvo a mirar al frente.

—Bruja—dice el chico que está al lado de Blair tratando de disimular lo que dijo tosiendo, pero claramente se escuchó y se entendió.

Blair ríe con malicia. El chico es como su marioneta, siempre ha sido así.

Jackson Willow, es uno de los más populares, es guapo, es alto, atlético, tiene un cuerpo muy trabajado, una mandíbula marcadas que lo hace lucir un con un poco más de edad y maduro (lo que obviamente no es), es rubio y de ojos azules, pero lo que tiene de atractivo lo tiene de engreído, grosero y antipático. Es como Blair en versión hombre, el hace todo lo que ella le diga, sus físico son muy parecidos, pero no son parientes, ellos son algo así como, Barbie y Ken, pero en versión malvados.
Ambos parecen creados sin ningún defecto físico, aunque mentales tienen unos cuantos.

Es guapo, pero no tanto como el chico que se encuentra a mi lado.

Tomo la poca valentía que tengo y me decido a empezar a leer.

Solo tengo que imaginar que estoy sola en mi habitación leyendo un poema que acabo de escribir, uno de tantos.

Fácil.

—Su cuerpo desplomandoce al lado del campesino y tomándole la mano su vida yéndose está. Esperando...— y siento una bola de papel darme justo en la cara.

—¡Chicos! Respeten el turno de su compañera—reprende la profesora.

—Esperando reencontrar ese amor que tan feliz la hizo estar. Su padre se rodillas...—la mejor amiga de Blair, Bárbara bosteza sonoramente con mala intención.

La sangre me hierve, me está empezando a molestar sus sabotajes.

Intento continuar pero otra bola de papel me da en el rostro.

—Huh, a la brujita se le acabaron los hechizos...¿Acaso estás molesta?—dice Jackson.

—¡Señor Willow!¿Acaso quiere una sanción?—se levanta la profesora Martha de su escritorio exasperada.

Yo solo miro a Jackson con odio, a él y a Blair, los dueños del circo.

Pero otra bolita de papel vuelve a darme en el rostro. Es uno de los amigos de Jackson, Joel; uno de los integrantes del grupo de fútbol del colegio.

—Oigan, ya basta—pide Ian indignado y algo molesto, o eso creo por el tono de voz que ha usado.

Tiene el ceño fruncido y luce consternado por la actitud de todos.

Volteo y los miro a todos con todo el odio y repugnancia que siento hacia ellos, queriendo, no, deseando poder atravesarlo con mi mirada y que sientan el dolor que yo siento desde hace muchos años.

Todos tenemos un punto de ebullición, un límite, un raya imaginaria que todos tenemos y que nadie debe cruzar. Es algo que debemos respetar, ese margen que marca la diferencia que dice "Stop" “Ya es suficiente".

La chica de los ojos violetas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora