37. Noche de chicas.

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Creo que sí alguien nos mirara como nos encontramos diría que hemos salido de un manicomio.

Sentadas en la cama con nuestros vestidos de gala y el maquillaje chorreado debido a la triste película que estamos viendo.

—¿Pero por qué tuvo que terminar así?—grita Clara secándose las lágrimas.

—Porque así es la vida cariño, no todo termina bien siempre—intenta calmarla Rosibel.

—Perfecto, ahora podemos beber alcohol—dice Jane con tranquilidad.

—¿Eh?—pregunto confundida.

—¡Así se habla!—grita Clara dejando atrás su dolor.

—¿Beber?—pregunta Rosibel.

—Si cariño, beber alcohol, ron, tequila, vino. Nosotras tres, aquí solas—explica saliendo de la habitación.

Al llegar entra con dos hombres que trabajan en su casa que traen muchas botellas de alcohol.

—Son de mis papás, me matan si se enteran, pero nadie dirá nada.

—Yo sirvo—avisa Rosibel y empieza a hacerlo como toda una experta.

—Yo...a mí no me gusta beber, ya lo saben. Sabe asqueroso—les recuerdo.

—Lo sé, pero te aseguro que esto  si te va a gustar—dice Rosibel con seguridad.

—Y si no, igual te lo tomas, aunque solo sea un poquito para que nos acompañes—amenaza Jane.

—Bien, bien—cedo.

—¡Listo!—avisa Rosibel luego de unos minutos.

Nos acercamos a la mesita en dónde está todo y cuatro bebidas de un tono color rosa nos espera.

Los agarro lentamente y lo llevo a mi boca dudosa, al mismo tiempo que todas.

—¡Por dios! Está delicioso—confiesa Jane.

—¡Delicioso es poco!—chilla Clara.

El sabor a fresa y menta invade mi boca y puedo entender porque les ha gustado tanto, sabe muy bien.

—Gracias chicas, es que un tiempo trabaje en un bar en el área de bebidas y aprendí muchos trucos.

Las tres nos sorprendemos y la alagamos por su talento.

—¿Si te gusta?—me pregunta Rosibel y todas voltean a mirarme.

—¿Que si me gusta?

En respuesta llevo el vaso a mi boca y me tomo medio baso de un trago.

—¡No Alessia!—grita Rosibel.

—No, no—gritan Clara y Jane muchas veces.

Dejo el vaso en la mesita y ella me miran tiesas.

—¿Que? ¿Cuál es el escándalo?—pregunto algo mareada.

—Que eso tiene mucho alcohol, y tenis que tomarlo con sorbos, no todo de una vez—me explica Rosibel.

—Ya, no sean dramáticas, me siento perfecta, mejor ¡Subanle a la música!

Jane hace lo que he pedido y empezamos a bailar y a saltar en la cama.

De pronto todo me da risa, todo me parece una buena idea y quiero saltar, correr, me siento euphorica.

Alrededor de dos horas más tarde, ¿Dos? ¿Tres? No sé cuántas horas ha pasado pero aún seguimos bebiendo y tenemos un absoluto escándalo.

De repente todo me parece triste, recuerdo la indiferencia de Ian en la mañana, sus cambios de humor, sus estúpidos secretos que se que tiene, recuerdo todo.

La chica de los ojos violetas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora