16. Abuso de poder

30 9 0
                                    

Entro al salón de clases y hay poca gente, aún siguen en el comedor.

Camino hasta mi asiento y me siento en él. Saco mi cuaderno y empiezo a adelantar algunas cosas de la clase mientras pienso mi conversación con Clara.

—Pero mira a quien tenemos aquí, si es la brujita del instituto—habla una voz que realmente me molesta.

Alzo la mirada y lo miro con desprecio.

—Dejame en paz Jackson—hablo lentamente.

—Pero que mal genio traes hoy—se burla sentándome en la mesa de Ian y colocando los pies en el asiento.

No respondo, las veces que entro en discordia con el termino en la oficina del rector o gritándole.

—Ahora no hablas.

Sigo escribiendo y tratando de ignorar su presencia.

—Sabes brujita, te he estado observando y he visto tu estrecha relación con el Wimson...que interesada eres eh. Pero me pregunto si...ya le habrás dicho sobre tu horrendos ojitos ¿Cómo fue? ¿Ya se los mostraste? ¿Le gustó o se asustó? Aunque yo apuesto por la segunda opción—dice y suelta una carcajada.

La sangre me empieza a hervir, solo ruego a que llegue el profesor.

Calma Alessia, calma.

—Me pregunto si eres vírgen... aunque yo creo que sí, daría miedito tocarte, capaz y sales con algo aún más extraño, pero en otra parte más privada...es que Dios, hasta tu cabello es rarito, todo tu lo eres. Así todo blanco...ni se que color es—dice tomando un mechón de mi cabello.

—¡No me toques!—le quito la mano de un manotazo.

Okey, digamos que no mantuve la paciencia por mucho tiempo. Pero odio que me toque así, con repugnancia. En realidad, odio que me toque.

¿Por qué me odiara tanto?
¿Cómo alguien puede tratarme tal mal sin yo haberle hecho nada?

Aunque el verdadero mounstro es Blair, Jackson es solo un peón. No siempre ha sido así de malo conmigo.

—Ni finjas que no te encantaría que yo te tocara y...

—No la toques—habla Ian detrás de él, y dice cada sílaba con más odio que la anterior.

Hasta mi piel se eriza por la manera en que lo dijo.

Jackson se pone de pie y se para enfrente de él. Jackson es mucho más fornido que el, pero Ian es mal alto. La verdad no sé quién intimida más.

—No te metas en dónde no te han llamado—brama Jackson.

—Me meto porque me da la gana y porque la estás molestando—habla Ian sin dejar de mirarlo.

—Y si quiero hacerlo...¿Que harás?—reta Jackson.

—Vuelve a tocarla y verás lo que haré—Ian escupe cada palabra.

—Es mejor que...

—¡Basta!—me pongo se pie—estoy harta—Largate Jackson, hazlo de una vez por todas—le pido mientras lo miro.

Este me mira con odio y sale del salón a zancadas.

Me siento nuevamente y suelto un bufido.

Ian se sienta a mi lado y me mira detalladamente.

—¿Estás bien?—pregunta algo preocupado.

Cierro los ojos y respiro, no puedo siquiera tener una mañana tranquila.

Reúno toda la paciencia y calma y volteo a mirarlo.

—Lo estoy Ian, gracias. Pero...no debes defenderme, yo me las arreglo sola ¿Si? No quiero meterte en problemas, además si me vas a andar defendiendome de cada persona que me molesta terminarás peleando con medio instituto.

La chica de los ojos violetas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora