CAPÍTULO 1

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Podrías pensar que esta es la típica historia donde la chica buena se enamora del chico malo, pero verás que no es así ni por asombro, la chica buena no es tan buena y el chico malo… Me llamo Mina, y estoy dispuesta a comerme el mundo. Me crié en un orfanato en Barcelona, Vida Alegre se llama, lo fundó una viuda que sentía compasión por los niños sin familia hace cuarenta y tres años, es relativamente actual. Yo tengo tantos buenos recuerdos como malos, Eva, la directora es una bellísima persona, tiene unos cincuenta años y siempre va muy bien vestida, es muy elegante y algo estricta, aunque conmigo nunca ha tenido un mal gesto o un desprecio. Luego está Marisa, era la encargada de mi grupo de edad, una mujer castaña muy guapa, solía vestir con vestidos sueltos y batas anchas, es como mi madre, ya que nunca tuve una, ella es lo más parecido a una figura materna. Según me contaron, me dejaron cuando era un bebé en la puerta y ellas me recogieron encantadas. El día que cumplí doce años unos hombres con aires de poder y traje de chaqueta se presentaron allí buscándome, vi el temor reflejado en la cara de Marisa y no pudo hacer nada por que me llevaran con ellos. En ese momento creía que mi vida acababa, a día de hoy tengo que agradecerles que me hayan dado esta oportunidad, esta nueva vida. Tengo que vivir en el anonimato, vivo por y para proteger al mundo, mi casa es la base de operaciones del CIE (Central de inteligencia Europea), y visito el orfanato las veces que puedo. Mis compañeros son mi familia. El comandante supremo, nos lleva tratando desde los doce años, así que aparte de ser nuestro dirigente es otro de la familia. Todos los días nos enfrentamos a situaciones arriesgadas, cargadas de mucha tensión, por eso la mayor parte del tiempo intentamos ser las personas más normales del planeta, a veces es bueno ser uno más y descansar.

—Cariño te estoy hablando —me reprocha Lion mientras pincha con su tenedor una judía y se la lleva a la boca.

—Perdona, estaba pensando —le digo mientras le sonrío a mi novio volviendo al presente.

Hoy ha querido Lion, venir a cenar fuera, le había dicho en la base que quería salir, necesitaba un poco de aire, me sentía agobiada después de la última misión y él no ha tardado ni un segundo en proponer venir a este restaurante.

Llevo con Lion casi desde que llegué a la base, sería imposible no fijarse en él. Es muy atractivo y protector, y siempre sabe como hacerme sentir única.

Todos fuimos llevados a la base en nuestro cumpleaños de los doce años. Adler nos dio una nueva vida, todos somos huérfanos y según le fuimos preguntando que porque nos escogió a nosotros, siempre decía la misma frase “porque habéis nacido para esto”, no hay más explicaciones. Tampoco la hemos exigido, ya que le tenemos respeto y sean cuales sean los motivos nos ha dado una vida mejor. Ahora nosotros somos nuestra propia familia, con unas cuantas normas por medio. Uno, el objetivo antes que nada ni nadie, dos, la ley por delante de todo, tres, los problemas personales no existen si estamos de servicio, cuatro, se desecha una vida si se salva la mayoría, cinco, siempre pensando en el futuro de la humanidad. Es nuestra salve, nuestra guía. Adoro mi trabajo, me siento realizada, contribuyo a hacer del mundo un lugar mejor.

—Estaba todo riquísimo —digo mientras sorbo un poco de mi copa.

—La verdad es que sí, vamos a apuntar este lugar como uno de nuestros favoritos —me dice Lion besando mi mano muy seductor.

Recibimos una llamada en nuestros móviles a la vez, ya sabemos lo que significa, sólo hay que ver que en la pantalla pone EFE. Lo descuelga Lion mientras nos levantamos y vamos hacia la salida rápidamente. Mientras que el habla por teléfono dejo un fajo de billetes sobre la mesa y le indico al camarero, es mucho más de lo que ha sido la cena pero lo merece y además no hay tiempo de ponerse a mirar la cuenta.

—El comandante nos ha citado, en quince minutos en su despacho, nuevo objetivo urgente —me indica colgando la llamada y agarrando mi mano para acelerar mi paso.

Mi novio es una persona muy correcta y responsable, así que llegar tarde no entra en sus planes. Nos montamos en el Mercedes y conduce camino a la base. Está a las afueras de Alemania, en un pequeño rincón del país, oculta, vigilada por una seguridad inquebrantable ya que tiene allí los únicos agentes que son capaces de hacer lo imposible, posible.

Llegamos en siete minutos ya que debajo de todos los territorios de Europa tenemos túneles donde la entrada y salida de ellos están donde menos te imagines, en todas partes, y hay carriles con curvas muy leves para poder conducir muy rápido y llegar a los lugares indicados en el menor tiempo posible. Solo se entra con nuestra identificación por voz o huella del pulgar, solo para nosotros cinco.

Llegamos a la base y se abren frente a nosotros las dos puertas enormes llenas de vigas de hierro después de identificarse Lion, aunque ya saben que voy con él porque los guardias nos han visto venir desde hace varios kilómetros, seguridad inquebrantable.

Le doy un breve beso a Lion y cada uno se va hacia su cuarto para que nos cambiemos con el uniforme antes de la reunión. Llego a mi puerta y acerco el ojo al identificador de mi puerta, entro rápidamente y me cambio en menos de dos minutos, llevaba un vestido largo muy elegante en negro y ahora me pongo una camiseta de manga corta negra con el logo de los EFE en el hombro izquierdo, pantalones ajustados de color azul oscuro lleno de bolsillos, botas negras que llevan en la planta una cuchilla incorporada escondida, el arnés de armas encima de la camiseta y la chaqueta que tiene también el logo y es de lo más importante de nuestro uniforme, ya que está fabricada con material antibalas y es nuestro chaleco salvavidas. Mi pelo largo rubio dorado me lo había ondulado y peinado especialmente para la cena, pero como hay cambios de planes, cojo un coletero y me hago una cola alta, y por último, guardo mi antifaz para ponérmelo luego. El antifaz me tapa casi toda la cara dejando al descubierto la forma de los ojos, y de la boca hacia abajo, ya que nunca pueden saber mi identidad ni la de ninguno de nosotros, es obligatorio para misiones donde no se trabaja de espía, y como no sé qué vamos a hacer, siempre hay que llevarlo.

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El juego del Asesino (Trilogía EFE I )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora