CAPÍTULO 17

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Está lloviendo y paso la tarde haciendo con mis compañeros soldados un circuito en el patio, estamos llenos de barro y cuesta arrastrarse por el suelo, el Capitán no para de pegarnos voces, soy la única mujer, pero eso no me frena para superar a mis compañeros. Tengo que frenar al Asesino, no me puedo dejar vencer, ahora sé porque siempre me gana en el cuerpo a cuerpo, porque me gusta tanto su contacto que en mi interior quiero que me gane, simplemente me dejo ganar, sé que tengo la capacidad de pararlo, ¿Cómo ha podido atraerme alguien así? Mi moral está hecha pedazos, trabajo para la ley, una persona así me tiene que producir rabia, no excitación. Tengo que centrarme en eso, y ser más fuerte emocionalmente.
Termino el entrenamiento la primera de mis compañeros, una ola de satisfacción me recorre cada poro de mi piel.
—Soldado, al despacho del comandante supremo, ya —me indica el Capitán Griffin. Asiento y me limpio un poco la cara antes de entrar.
—A su servicio mi comandante supremo —saludo.
—Vas a ir a una misión encubierta, solo tú.
—De acuerdo señor, ¿de que se trata? —pregunto con emoción.
—Tienes que entrar en un ático, del edificio más alto de Múnich, allí hay una reunión, según nuestro informante se reúnen tres narcotraficantes, necesito que me informes de toda su conversación, tienes que ser un fantasma —me indica Adler.
—De acuerdo, ¿Cuándo?
—Esta noche, prepárate ya, sales inmediatamente.
Salgo del despacho con una sonrisa, estas misiones me encantan, y que después de todo el comandante supremo siga confiando en mí me hace sentirme valorada.
Me pongo el uniforme que tengo para estas misiones, es un mono que la tela se pega y forma una segunda piel, negro, me recojo el pelo en una cola alta y me maquillo para luego ponerme el antifaz negro. Preparo en una bolsa negra algunas armas y aparatos que voy a necesitar para la escucha. Me pinto los labios en rojo antes de salir por la puerta.
Cojo mi coche personalizado, es azul del color del uniforme, en la matrícula pone “Mina”, es un Mercedes totalmente adaptado a nuestro trabajo, tiene lanzador de misiles, está blindado y con todo tipo de extras, los asientos de cuero marrón, el logo de mi unidad en el salpicadero, conducir este coche es pura excitación.
Llego al punto indicado en el mapa y aparco en un callejón oscuro a unos metros, es de noche y está lloviendo a mares, saco la bolsa del maletero y voy hacia el edificio, hoy estoy sola, no tengo auricular ni nadie siguiendo mis pasos, sinceramente así trabajo mejor.
La recepción del edificio está repleta de hombres armados y no voy a poder pasar por ahí, busco la salida del parking del edificio y me cuelo por ahí, hay cámaras de seguridad por todos lados, por ello antes de entrar, busco la cajetilla de cables y los examino, consigo repetir la grabación y entro por las escaleras de emergencia, así van a tardar en darse cuenta que las grabaciones son falsas. Una vez que estoy en la planta más alta busco un conducto de ventilación y abro la rejilla, primero meto la bolsa y luego introduzco mi cuerpo. Me pongo unas gafas de visión nocturna, ya que está muy oscuro y me deslizo siguiendo los planos del edificio que se abren en mi visión incorporado en las gafas, buscando el gran salón. Escucho voces, los he encontrado, hay una voz que reconozco, mierda, es el Asesino, me acerco a la rejilla y busco en la bolsa el aparato que intensifica el sonido, no los veo, pero los escucho con claridad. ¿Por qué Adler no me ha dicho que se trataba de él? Querrá probarme. Hablan sobre un escondite, uno de ellos empieza a dar la dirección exacta de la droga, bingo, le mando la grabación a Adler para que la intercepten cuanto antes.
—Deja de hablar, hay alguien entre nosotros —dice el Asesino, le acaban de informar sobre las cámaras de seguridad. Escucho a todos como se levantan y dan órdenes para buscarme, reculo hacia atrás para huir, ya tengo lo que quería, tengo que escapar.
—Yo me encargo Yan —escucho al Asesino mientras vuelvo por donde vine.
Salgo por una rejilla del piso de abajo y revuelo los pasillos en sigilo, las cámaras ya funcionan así que antes de dejarme ver por ellas les disparo con el silenciador puesto en mi arma, pero aún así van a saber de momento donde estoy al dejar de funcionar las cámaras. Tengo que darme prisa, la puerta hacia el garaje está al final de este pasillo, corro hacia ella y un escolta de ellos en traje de chaqueta me sorprende, es más alto que yo y tiene una cicatriz atravesando su ojo. Pesará unos ochenta kilos más que yo.
—Te tengo —me amenaza.
—Todavía no —sonrío.
Dejo el macuto en el suelo y me lanzo hacia él, nos enfrentamos en una pelea de cuerpo a cuerpo, consigo bloquearle algunos golpes hasta que me lanza contra la puerta del garaje con toda su fuerza, se rompe en pedazos y caigo escaleras abajo volando. Baja las escaleras rápido y coge una cuerda y me ahorca el cuello con ella. La caída ha sido fuerte y me duele la espalda, pero intento no pensar en el dolor. Meto una mano por el lateral de mi cuello por el interior de la cuerda, la cojo y retuerzo hasta que consigo sacar la cabeza por debajo y deshacerme de ella, doy la vuelta y con esa misma cuerda le hago lo mismo a él, lucha por deshacerse de ella pero cada vez aprieto más, casi lo tengo muerto.
—Sabía que me ibas a dar muchos dolores de cabeza —me hablan desde lo alto de la escalera, es el Asesino, está solo.
Le miro a los ojos y aprieto más la cuerda con rabia hasta que al tipo se le rompe el cuello y al aflojar el agarre cae sin vida al suelo. Le sonrío al Asesino, en señal de amenaza, no voy a dejar que pueda conmigo, soy una EFE.
—Se acabó el juego —le contestó muy seria.
—El juego se acaba cuando yo quiera —me dice bajando las escaleras.
Voy a demostrarle lo equivocado que está, se acerca a mí y me preparo con la cuerda en una mano y con la otra la pongo en modo defensa enseñando la palma. EL Asesino coge un palo de hierro que ve en una esquina y se acerca a mí acechante y juguetón. Empieza a golpearme y le paro los golpes con la cuerda y mis manos, se sorprende al ver que no consigue golpearme. Vuelve a intentarlo y vuelvo a pararlo, lo noto cada vez más enfadado, viendo que si puedo con él me da más fuerzas. Se acerca lo suficiente a mí como para cogerme las manos y pegar su cara a la mía, se queda unos segundo fijamente y aprovecho para hacer como la que va a besarlo y mientras me deshago de su amarre, le rodeo el cuello con la cuerda, le rozo los labios y me giro hacia su espalda para rodear la cuerda a una columna cercana. El Asesino queda atado a la columna por su cuello mientras intenta quitársela.
—He dicho que se acabó, la próxima vez no te dejaré con vida —le digo cogiendo mi bolsa y huyendo antes de que se quite la cuerda, él sonríe con desafío ante la situación.
Me monto en el coche y llamo a Adler.
—A su servicio comandante supremo —le saludo al descolgar.
—Enhorabuena Mina, hemos confiscado catorce toneladas de cocaína, y encerrado a todos los implicados que encontramos, el Asesino se ha quedado sin media organización y acaba de perder millones, y todo gracias a ti,  sabía que podías, ha sido todo un éxito.
—Gracias por tus palabras comandante, voy para la base —cuelgo y grito de felicidad. Sí señor, sí, lo he conseguido, no cabe la emoción en mí. Le doy voz a la música y canto “Live your life” de Rihanna ft T.I.

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El juego del Asesino (Trilogía EFE I )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora