CAPÍTULO 19

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—Bienvenida a la casa del villano de tu historia —dice el Asesino sonriendo mientras abre los brazos mostrando todo su terreno.
De repente se van todos los nervios y entra a mi ser la aceptación, estoy muerta, no hay vuelta atrás. Acabo de ver que lo que he hecho es la mayor tontería de mi vida.
—Deja de hablar y mátame ya —digo rendida mientras me acerco a él. Estoy ebria, no tengo reflejos, no podría con él.
—Prefiero follarte antes —dice muy seguro mientras juega con mi pañuelo rodeado en su muñeca.
—Olvídalo —le digo enfadada.
—No, no puedo olvidarlo, me has hecho perder mucho dinero y debería matarte pero antes quiero disfrutar de esas curvas bombón —se guarda el pañuelo en un bolsillo y se levanta para acercarse a mí. Me acaricia la cara, intento apartarle la mano pero él me bloquea el intento—. Con dos copas menos a lo mejor hubieras podido.
—Me has dejado en vergüenza delante de todo mi equipo, me has denigrado en el club, me amenazas con matarme, y ¿crees que me voy a acostar contigo? —le hablo dolida, recordando todo lo que me ha hecho—. ¡¿Qué mierda quieres de mí?!
Se queda unos segundos en silencio observándome con atención. Mi pecho sube y baja recomponiéndose del odio que he dejado salir gritándole.
—Mi prioridad es follarte, ya después te mataré, he sido siempre muy sincero —susurra acariciándome el brazo.
—Antes te mataré yo a ti —le susurro dejándome llevar por el deseo del momento, mientras él lleva con fuerza mi cuerpo hacia el suyo.
—Inténtalo bombón —me reta muy cerca mirando mis ojos en profundidad.
La tensión se siente entre los dos. Podríamos maldecirnos, gritarnos, pelearnos hasta la saciedad. Pero nunca estaríamos satisfechos hasta que nos probemos de verdad. Probar nuestros sabores, escucharnos gemir y sentir, unirnos hasta ser uno.
Me agarra del cuello con su mano y ejerce fuerza hasta llevarme contra la pared, pienso disfrutarlo, si voy a morir de todas formas por lo menos me llevo un orgasmo por delante. Su mano la introduce por debajo de mi vestido, la deja encima de mis bragas, y roza con sus dedos mi coño superficialmente. Dándome pequeñas oleadas de placer, lame mi cuello y lo succiona con fuerza, mientras lanzo un gemido.
—Eso es bombón, córrete por primera vez —me ordena.
Estallo de placer, tenía muchas ganas. Y mezclado todo esto con el alcohol peor. El Asesino no puede evitar sonreír con orgullo, introduce el dedo por dentro de mis bragas negras de encaje y lo mete en mi agujero, lo empapa con mi líquido, luego se lo lleva a la boca y lo saborea.
—Justo como lo imaginaba, nunca me defraudas bombón.
Me mete en la casa y entrelaza su mano con la mía. Sube las escaleras llevándome muy de cerca y saca el pañuelo de su bolsillo mientras sigue andando. Abre la puerta de una habitación y me tira sobre la cama.
—Te voy a follar tan fuerte que te va a doler mucho y no queremos dar el espectáculo ¿verdad? —asiento todavía borracha del gozo.
Me mordaza la boca con mi pañuelo y me rompe las bragas, las piernas las abro yo, estoy preparada, quiero esto, me mira sonriendo juguetón y me enseña su polla de gran tamaño, la quiero, es mía. La introduce en mi interior sin ningún pudor y me embiste desde el principio con mucha fuerza, me cuesta acostumbrarme a esa grandeza y siento dolor, no mentía, le empujo para quitarlo en vano porque no se mueve de encima.
—Relájate bombón, dentro de nada dejará de dolerte.
Y así es, de un momento a otro empieza a gustarme, él lo nota en mi gesto relajado y me da aún más fuerte, le incito a que me dé más, me gusta demasiado, gruñe justo cuando llega al orgasmo y veo sus ojos brillar. Siento su semen derramándose en mi interior, para por un momento y me da besos suaves en el hombro buscando mi cuello, me desata el pañuelo y me da besos en mis labios.
—¿Y ahora qué? —le pregunto excitada.
—Ahora voy a seguir toda la noche —me dice mientras me besa.
—Mmmm —gimo pensando en su promesa.
—Pero no te confundas, algún día te mataré —me susurra en el oído.
—No, si yo me adelanto —le contesto con una sonrisa.
La luz de la mañana entra en la habitación despertándome. Abro los ojos con dificultad porque están pegados del maquillaje. Gilipollas. Pienso cuando me doy cuenta donde estoy. Me levanto rápida y me cuesta mantener el equilibrio. Tengo una resaca horrorosa. Estoy desnuda, cojo el vestido tirado en el suelo y me lo pongo como puedo. El Asesino no está, no hay nadie en la habitación. ¿Esta es su casa? ¿Estoy en su casa? Podría arruinarle ahora mismo la existencia. Busco mi bolso y lo tengo todo. No me ha quitado ni el móvil ni mi identificación. Tengo que salir de aquí. Me abrocho el abrigo y salgo en silencio pero muy nerviosa de esa habitación. No hay nadie en el pasillo. ¿Qué hago si me encuentro con él? ¿Qué has hecho Mina? Tengo ganas de llorar. Bajo las escaleras con cuidado mirando para todas las direcciones. Cruzo el vestíbulo y abro con cuidado la puerta principal. ¿No hay nadie? Salgo fuera y busco las llaves del Fiat. La encuentro en el fondo del bolso y lo arranco. La verja principal tiene hombres con ametralladoras cubriendo la entrada. Estoy perdida. No voy a poder salir de aquí. ¿Dónde está el Asesino? Llego nerviosa a la verja esperando un milagro sin bajarme del coche, y este, se produce. La verja se abre mientras todo el batallón de hombres armados me miran. ¿El Asesino me ha dejado salir? ¿Sabe lo que está haciendo? Podría ahora mismo informar de su ubicación. ¿Pero cómo sabrían que lo sé? Miro las cámaras en los laterales. Si Adler supiera que he estado aquí follándomelo sería mi fin. Ese cabrón sabe muy bien lo que hace. Sabe que no puedo delatarlo. Maldita sea. Arranco y salgo a la calle principal. La verja se cierra a mi espalda y sonrío al pensar en lo inteligente que es el muy cabrón. Conduzco hasta mi base y entro intentando que me vean las mínimas personas posibles. Entro en mi habitación y me desplomo en la cama. Estoy muerta, en todos los sentidos.
Van a tirar la puerta de mi habitación abajo, están golpeándola muy fuerte.
—¡Mina! —es la voz de Romeo, alzo la mano y le doy al interruptor para abrirla. Romeo entra como un huracán en mi habitación. Intento abrir los ojos y recuerdo todo lo que pasó anoche, hundo mi cara aún más entre las sábanas.
—¿Qué hora es? —le pregunto a Romeo.
—Es más de mediodía, me tenías preocupado, no es normal en ti, ¡joder!, ¿y esos moratones? ¡Pero si te dejó Aqua en la puerta de la base! ¿Te has liado con alguien de la base? —Romeo no para de hablar, cada vez más sorprendido por mi apariencia.
—Por favor, te lo contaré, pero dame tiempo, necesito poner mis ideas en orden —le digo entrando al cuarto de baño. Me miro en el espejo y la boca se me abre sola, tengo moratones por todo el cuello, y por todo el cuerpo, parece que me han pegado un grupo de personas.
—Si Lion se entera… —me dice Romeo mirando todo mi cuerpo.
—No se va a enterar, solo lo sabemos tú y yo, ¿verdad? —lo miro con amenaza.
—Tranquila —dice Romeo levantando las manos en señal de paz.
—Necesito una ducha —tiro la ropa al suelo y me meto en el agua caliente.
—El comandante supremo nos ha citado en dos horas, tápate eso y preséntate —me dice mirándose al espejo.
—Allí estaré —le respondo mientras me enjuago la cabeza.
—Te enviaré la ubicación de su despacho, no vaya a ser que te pierdas y acabes en la habitación de algún soldado —bromea Romeo.
Le lanzo un chorro de agua y lo echo del cuarto de baño.
—¡Fuera! —le grito.
—¡Me has empapado! —me grita desde fuera.
—¡Te lo mereces! —le contesto.
Escucho cerrarse la puerta y suspiro, la cabeza me va a explotar, entre la resaca y lo poco que habré dormido estoy agotada. No voy a sentirme mal, la verdad es que ha sido una de las mejores noches de mi vida, por no decir la mejor, nunca había tenido sexo así, tan duro, y es impresionante el morbo.
Mi vida se ha puesto patas arriba, he tenido sexo con el Asesino, y ha prometido matarme algún día, tiene a mi novio en su punto de mira sabiendo quien es, le he mentido a todo el mundo y sigo haciéndolo, me he fallado a mí misma y a mi código moral, pero aquí estoy, sentada junto a mis compañeros de actitud intachable, frente al líder de la ley de más rango que existe, haciéndome la agente que no soy, y con una sonrisa. Patético.
—Han llamado del club Garden’s Nigth, Akram quiere volver a contratarte, no sabemos el motivo pero vamos a aprovecharlo para que vuelvas a la misión —habla el comandante supremo.
—¿Cuál es el objetivo? —pregunto haciéndome la digna.
—Necesitamos saber donde se esconde el Asesino, y el Halcón. Coger al Asesino no nos supone solución alguna si el Halcón sigue suelto. El objetivo es él.
—De acuerdo señor —respondemos todos.
—No quiero sorpresas, ni un fallo más Mina, es la última oportunidad que te doy, y vuelves a ser la líder —me amenaza seriamente.
—Lo entiendo señor, puede estar seguro que daré mi vida por esta misión —valiente mentirosa de mierda soy.
Mis compañeros me miran orgullosos y contentos porque vuelva a la misión con ellos, pero ellos no saben que yo soy un lastre para ellos, no un apoyo, los voy a poner todavía más en peligro, ya que el Asesino está obsesionado conmigo y con todo el que esté a mi alrededor.


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El juego del Asesino (Trilogía EFE I )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora