CAPÍTULO 23

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Me escondo entre unas cajas de cosas inútiles que hay al fondo y tengo a Lion de frente, está bien, no está herido, es un simple señuelo que me ha puesto el muy imbécil. Saco mi móvil y le hago señales a Lion con la linterna con mucho cuidado de que no me vean, y él asiente con la cabeza habiendo entendido mi mensaje.
Visualizo a dos hombres más, aparte del Asesino aquí abajo, me aseguro bien de no fallar y lanzo la bomba de humo a su posición. Todos empiezan a toser y a gritar al no ver nada, el humo les asfixia, Lion y yo aguantamos la respiración como nos entrenaron, podemos estar largos periodos de tiempo sin respirar. Me acerco a él y en medio del caos lo desato, le agarro del brazo y le indico la escalera, tenemos que escondernos porque un regimiento de hombres bajan al sótano con rapidez alertados por las voces. Cuando veo el camino libre le indico a Lion que suba él primero, yo le sigo. Voy a mitad de la escalera y alguien me agarra del cuello y me tira rodando escaleras abajo, apenas se puede ver pero sé muy bien quien ha sido por su forma de agarrarme.
—¿Tan pronto te ibas? ¿Crees que has ganado? —se burla el Asesino apuntándome con una pistola
—¡Mina! —grita Lion con miedo desde lo alto de la escalera. Un hombre le agarra por la espalda y desaparece.
—Hazlo —le incito al Asesino—. ¡Dispara joder!
No tengo miedo a morir, no le tengo miedo a él. Veo en su gesto que se debate entre hacerlo o no, está muy confundido. Mi sorpresa es aún mayor cuando veo que no lo va a hacer.
—¿No lo vas a hacer? Entonces sí, he ganado.
Cuando acabo la frase le doy una patada en la barbilla y cae al suelo, aprovecho esos minutos para salir de allí deprisa. Cuando subo, Lion está luchando con algunos hombres que se ha encontrado.
—Tenemos que irnos, no hay tiempo —le digo ayudándolo a deshacernos rápido del último. Me mira y toda su preocupación desaparece con una sonrisa.
—¿Dónde? —pregunta Lion, mirando a todos lados una vez fuera de la casa.
—Por aquí —le cojo de la mano y lo llevo hasta el Fiat. Emprendemos el camino de regreso a la base esperando no tener más problemas.
—¿Cómo sabías donde estaba? —me pregunta Lion.
—Uno de los hombres del Asesino fue a la puerta del bar y me dijo que lo sabía todo y que te tenía secuestrado, pude acabar con él y venir a buscarte —le miento, ¿Por qué no puedo decirle que el Asesino tiene mi número?
—Estás loca al venir tú sola, tenías que haber avisado al equipo —me regaña.
—Lo importante es que todo ha salido bien, además siempre te lo he dicho, sé muy bien cuidarme sola.
—Si, lo sé —me coge de la mano cuando cambio la marcha y me da un beso en ella.
Una vez que entramos en la base vamos directos al despacho del comandante supremo, le hemos informado por el camino y tiene que decidir cuál es el próximo paso.
—Se acabó la misión, nos ha descubierto —dice el comandante mientras estamos todos escuchándolo atentamente—, vamos a recabar toda la información que tenemos y seguiremos siguiéndole la pista como antes, quiero mañana a primera hora un informe en mi mesa de cada uno sobre esta misión.
—De acuerdo señor —respondo.
Una vez fuera del despacho, camino a nuestras habitaciones, Lion me abraza.
—Con toda la información que tu tendrás, tenemos suficiente para coger al Asesino, ¿verdad? —le pregunto con esperanzas de que sea así.
—La verdad es que no tengo nada, nunca me ha dejado estar en reuniones importantes ni sé donde se esconde porque siempre quedábamos en lugares diferentes fuera de la ciudad. Nos decía que sólo su círculo cercano podía estar a su lado en todo momento. A los demás nos llamaba solo para cosas puntuales.
—¿Pero entonces no lo has visto mover droga o dinero? —pregunto impotente.
—No con nada en mano, me ha puesto a conducir para llevar droga de un lugar a otro sin decirme lo que había en el maletero, o entregarle mochilas a otros tíos. Cosas sin importancia donde habría poca cantidad.
—¡Maldita sea! —me da rabia. Sé donde vive, pero no puedo decirlo.
—Ven a pasar la noche conmigo —me ofrece Lion tirando de mi mano hacia su cuerpo.
—Estoy cansada, mañana mejor —le respondo alejándome.
—Llevamos mucho tiempo sin estar juntos por esta maldita misión, quiero estar con mi novia —dice enfadado, los demás pasan de largo, saben que una nueva discusión se está poniendo en marcha.
—Lion estoy agotada, necesito pedirte tiempo, nos queremos mal y cada vez peor —las lágrimas amenazan con salir aunque las intento retener.
—¿Qué me estás diciendo Mina? ¿Qué todo este tiempo, toda esta relación no ha valido para nada? —cada vez está más enfadado.
—Claro que si, te he querido y te quiero mucho, pero el amor a veces no es suficiente, y en nuestra relación gobiernan otros sentimientos por encima de ese —le respondo agarrando suave su cara.
—Cariño juntos podemos con todo, lo acabas de ver en aquella casa abandonada.
—No me lo hagas más difícil —le beso en la boca como despedida antes de girarme para marcharme.
Intento no mirar atrás, duele mucho, todos estos años se clavan en mi pecho como puñales, hemos sido muy felices, y pensaba que sería el amor de mi vida, no ha sido suficiente el amor, no quiero guardarle rencor por todas las discusiones, malas palabras o acciones, me quedo con lo bueno, con el Lion que me consoló día y noche cuando creía que no podía más, con el que he reído hasta llorar, con el que daría la vida por mí, y yo engañándolo. En fin, la hipocresía. Me siento demasiado culpable para seguir con todo esto.
Cierro la puerta de mi habitación dejando a Lion al otro lado con la cara a cuadros, no estoy convencida de lo que he hecho, pero creo que es lo mejor. Pongo música de fondo y abro mi portátil para preparar mi informe, suena “Only love can hurt like this” de Paloma Faith. Me cruzo de piernas en la cama con el portátil encima y empiezo a escribir todo con lujo de detalles.
“El Asesino me sorprendió en el almacén del club y me besó… “
Borro y vuelvo a escribir.
“Me obligó a besarlo… “
Es que no me obligó, grito de frustración, no sé qué escribir, ni puedo concentrarme porque mi cabeza solo piensa en Lion, y en el Asesino, podría haberme matado y habría casi ganado la guerra y aun así se ha vuelto a dejar vencer por mí. Me dejó claro que era su nuevo juego, nada más, no entiendo nada, no entiendo porque actúa así ahora, ha tenido mil oportunidades para matarme, pero no lo ha hecho. Todavía.
*¿Puedes venir? Necesito a mi amigo*
Le mando el mensaje a Romeo. En tres minutos llaman a mi puerta.
—¿Estás ya lista? —me pregunta refiriéndose a mi respuesta del otro día, entra en ropa cómoda de dormir con dos copas y una botella de vino en la mano.
—Estoy más confundida que nunca —le digo estrujando mi cara con mis manos.
Me pasa una copa y me la rellena.
—Me he acostado con el Asesino, en su cama, en su casa, y hemos estado jugando a ver quien tenía más cojones, pero ya la situación se ha vuelto difícil —seguido me bebo el contenido de la copa de un solo trago.
—Dame un minuto —me dice Romeo boquiabierto mientras engulle también la suya—. Te has saltado todas las normas, podrían meterte en la cárcel.
—Lo sé, y quizás sería lo mejor, no te lo he contado antes porque no quería involucrarte, no quiero que si se descubre todo, se crean que eres mi cómplice —le digo nerviosa.
—Eso no va a pasar, porque vas a dejar lo que tengas con el Asesino, se acabó, júramelo.
—¿Y si me estoy enamorando de él?
—No seas tonta, ¿Qué te has acostado una vez solo con él?, no sabes ni cómo es realmente, eso no es enamoramiento, es confusión por el mismo morbo que te da.
—Soy una niñata.
—Perdona que te diga pero una niñata no hace lo que has hecho con Lion, jugártela por él, rescatarlo y luego dejarlo para poner a salvo tu corazón, ya te estaba haciendo demasiado daño.
—Pues me quema por dentro como si me estuviese equivocando.
—Eso es porque te hace falta más vino —me dice empinando mi copa hacia mis labios.
—Nunca te ha gustado Lion, no eres objetivo.
—No te equivoques, no me ha gustado nunca su forma de tratarte, como compañero y jefe es perfecto.
—Solo se preocupaba por mí —contesto apenada.
—Si vas a seguir defendiéndolo, esta conversación no merece la pena.
—¿Has hecho el informe? No consigo escribir más de dos líneas —le cambio de tema mirando la pantalla del portátil que he dejado en la mesa.
—Si, y será mejor que tú también lo hagas, porque el comandante lo quiere temprano, y tienes mucho que pensar así que me voy, además es tarde y ya nos hemos bebido la botella entera.
Se levanta directo a la puerta no sin antes darme un beso en la mejilla fuerte y sonoro. Baldric, se habrá quedado preocupado, busco su contacto, ya que al empezar la misión nos hicimos con todos los números de teléfonos de los posibles enlaces.
*Estoy bien, pude sacar a Lion, pero no creo que volvamos al club, se ha destapado la misión*
*Me vale con que tú estés bien cosita linda, gracias por todo, eres muy importante para mí *
*Tu también eres muy importante para mí, seguiremos en contacto, te lo prometo*
Me vuelvo a sentar frente al portátil y me siento decidida a escribir, necesito más tiempo, contarlo todo es quedar como una inútil niñata caliente, y yo soy mucho más que eso, por ello voy a omitir algunos detalles y voy a arreglarlo todo yo sola sin meter más la pata. Tengo que hacerlo.
En mitad de la noche siento frío y me pongo en posición fetal intentando darme calor a mí misma. De repente noto una sensación cálida, alguien me ha tapado, pero estoy tan cansada que mi cuerpo se niega a moverse, lo último que siento son unos labios pegados en mi frente, un beso cariñoso y con una caricia acompañando ese detalle.




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El juego del Asesino (Trilogía EFE I )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora