CAPÍTULO 16

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Me suena el móvil, abro un ojo con mucho esfuerzo, tengo que haber dormido muy poco porque sigo muy cansada. Miro la pantalla, es el comandante supremo, descuelgo.
—Buenos días comandante supremo, a su servicio —contesto.
—Déjate de formalidades Mina, a mi despacho, ya —acto seguido me cuelga.
Miro el reloj, son las ocho de la mañana, he dormido tres horas. Me levanto de la cama y Romeo sigue dormido, no quiero despertarlo, si yo he dormido poco, imagínate él que llegó más tarde.
Me coloco un chándal celeste y me recojo el pelo en una cola, la cara está llena de maquillaje parcheado, y tengo los ojos hinchados de tanto llorar, así que me la lavo y me dejo decente.
Tengo muy claro que este es mi final, me gusta mi trabajo, pero tengo una inestabilidad emocional muy grande.
—Aquí estoy Adler —saludo entrando al despacho.
—La escena de ayer es muy poco profesional, ¿se puede saber que te pasa? —me habla suave, yo pensaba que iba a ser más duro conmigo.
—No estoy bien emocionalmente —le respondo siendo sincera.
—Ahora necesito que me digas exactamente qué te pasa para poder ayudarte, no me gustaría tener que expulsarte del grupo —se sienta a mi lado y me acaricia el brazo.
—Me siento inútil, siento que todo el trabajo duro de entrenamiento no me vale. Y aparte mentalmente estoy agobiada, siento que me está siendo todo más difícil —resoplo con las últimas palabras.
Soy una EFE, no debería de ganarme tan fácil un capullo sin entrenamiento militar.
—Tienes que ser más profesional en las misiones, no debería afectarte tanto las provocaciones del Asesino. ¿Te ves preparada para volver a enfrentarte a él? Y quiero que seas sincera.
—No me siento lo suficientemente preparada para poder con esta misión.
—Pues es muy fácil, prepárate, vuelve al entrenamiento militar, vuelve a ser fuerte de mente, déjame decirte que pienso que uno de los motivos que te han hecho débil son las relaciones personales, en este caso, tu relación con Lion. Date un descanso.
—Si, yo también creo que me ha superado.
—Céntrate en ti,  olvídate de los demás, superaste tu pasado de niña, con esfuerzo, pero lo hiciste, esto no puede ser menos.
—Tienes razón Adler —suspiro de cansancio emocional.
—Te quito de la misión y de tu puesto un tiempo, vas a ser un soldado más, te vas a preparar física y mentalmente, y quiero que cuando pasen unos meses vuelvas a ser la que eras, Mina tiene que volver.
—Estoy de acuerdo Adler, gracias por no expulsarme definitivamente —le sonrío con tristeza.
—Nunca echaría a mi mejor agente.
—Creía que era Lion.
—Para nada, lo tengo de líder porque así lo tengo contento, a ti no te hace falta ser líder para hacer tu trabajo perfecto —me sonríe. Esas palabras me animan bastante.
—Gracias por todo Adler —le abrazo luego de levantarme del asiento.
—Ya sabes, no me defraudes, te necesito fuerte.
—No lo haré, te lo prometo.
Supongo que todos mis compañeros han contado ya sus versiones y tiene los datos que necesita del Asesino, ya que a mi no me ha preguntado nada. Estoy segura que mis compañeros van a poder con él, Lion es fuerte, que esté en peligro no es una opción. Miro por la cristalera y veo a un grupo de soldados corriendo en un entrenamiento con el Capitán Griffin Jones, es el grupo de rango más alto de soldados y por lo tanto el entrenamiento más duro. Después de cambiarme con la ropa de entrenamiento, me acerco a ellos.
—Capitán Griffin, necesito hablar con usted un momento —le digo mientras le hago el saludo militar.
—Dígame mi comandante —me responde con el mismo saludo.
—Necesito ser uno más de su grupo por un tiempo, necesito más entrenamiento y el suyo es el correcto, tengo que ser una más.
—Pero mi comandante…
—Nada de comandante, llámeme soldado mientras soy una más —le corto.
—Pero usted ya tiene el rango.
—Si, y le estoy dando una orden, ahora quiero me llame soldado, tráteme como uno más.
—De acuerdo soldado, le prometo que va a salir de aquí reforzada —me dedica una sonrisa al comprender lo que le pido.
—No lo dudo Capitán —le respondo.
—¡A correr soldado! Que sus compañeros le llevan ventaja —me ordena señalando el grupo. Sonrío y acato la orden uniéndome a mis próximos compañeros.
Cuando acaba el entrenamiento me uno a mis compañeros en el comedor, estoy famélica, no he desayunado y he perdido mucha energía.
—¿Dónde te habías metido? —me pregunta Romeo abrazándome. Le cuento mi conversación con el comandante supremo omitiendo algunos detalles, no quiero alardear del cariño que me tiene.
—Te lo dije, que lo tuyo con Lion iba a explotar —me riñe Aqua.
—Lo sé, no quiero más sermones, es hora de buscar soluciones, no seguir observando el problema, ¿Qué pasó ayer cuando me fui? —pregunto a mis compañeros.
—El Asesino se puso contento cuando te vio irte, parece que era lo que buscaba, echarte, no sé a qué viene tanta fijación contigo si no te conoce de nada —contesta Milo.
—¿Y Lion? —pregunto.
—Siguió en su papel, todo bien —contesta Milo.
—Después de que te marcharas, el Asesino y su grupo se fueron con la puta esa que estaba con él, se le veía alegre —me cuenta Romeo.
—Lion tiene que saber entonces cuál es su escondite ¿no? —pregunto.
—Supongo que si, pero quien solo sabe eso es el comandante supremo —responde Aqua. Me quedo pensativa unos instantes.
—Tengo que irme que voy a seguir con mi entrenamiento —les digo recogiendo mi bandeja terminada.
—Mina, tu tienes más entrenamiento que ese, no creo que te sirva de mucho —me dice Romeo.
—Te equivocas, me sirve para recordarme de donde vengo, para poder pensar, y para hacerme más fuerte —le digo convencida.


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El juego del Asesino (Trilogía EFE I )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora