CAPÍTULO 32

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Llegamos al rascacielos donde se reunió con Gunther, está vez sólo hay silencio entre nosotros mientras intercambiamos miradas donde nos decimos de todo.
—¿Tienes hambre? No hemos comido nada decente en todo el día —me dice Arian entrando al restaurante.
Hay una mesa grande llena de platos de comida recién hechos. No hay nadie, ni clientes ni camareros, grandes ventanales muestran la ciudad a sus pies, las luces resplandecen y llega su reflejo hasta el cielo. Es precioso. La música suena en voz baja dejando un espacio de intimidad, suena “Pillowtalk” de Zayn.
—Necesito aire —le digo a Arian sin dejar de mirar la ciudad.
Voy hacia el balcón y me acerco al borde a disfrutar de las vistas. Cierro los ojos y escucho los latidos de mi corazón, está fuera de control.
—Cuando te metes ese tipo de sustancias las emociones se intensifican —me dice mientras me abraza por detrás y acerca sus labios a mi cuello.
—Estoy abrumada —le digo mirando el infinito.
—Dime como puedo ayudarte —me dice con cariño.
—No hay ninguna solución, estoy cayendo en un agujero profundo del que no hay salida.
—Pues disfrutemos juntos de la caída —me gira y me sienta en el borde de la barandilla, miro hacia el suelo y ni si quiera se ven las personas de la distancia a la que estamos—. Te seguiré allí donde vayas, te buscaré y siempre estaré a tu lado.
—Arian…
—Me gusta como suena mi nombre en tus labios —me dice mientras me besa.
Juntamos nuestras frentes y disfrutamos de la tranquilidad. Podría tirarme en cualquier momento. Estos podrían ser mis últimos minutos de vida. ¿Cómo me puede gustar tanto? Toda mi vida he tenido que ser alguien sensata. Siempre buscando la aprobación de los demás, tanto en el orfanato como en la base. Nunca había hecho ninguna locura. Claro que no quiero estar así toda mi vida, sin saber si el día que me despierte es el final. Esa es la parte que no me gusta, pero cuando me trata bien y me divierte, me quedaría toda la vida con él. Ojalá no tuviera esa parte mala.
—Eres un espectáculo maravilloso bombón —me dice mientras me mira fijamente muy serio. Tengo mi confianza puesta en él, mi vida en sus manos. Incorporo la cabeza y sonrío.
Me baja del borde y me echa su chaqueta sobre mis hombros para taparme. Me abraza y me guía hacia adentro.
—Ven —me lleva hasta la mesa—. Te voy a contar algo, lo que dije que jamás haría, lo he hecho, los escalones que juré que nunca subiría, los he subido, y de dos en dos.
Le miro interrogante, necesito procesar todo esto.
—¿Qué quiere decir eso Arian?
—Demasiado…
¿Eso ha sido una declaración? Abro los ojos y creo que se acaba de dar cuenta de lo que ha dicho porque su semblante se oscurece y se endurece.
—Arian…
—No quiero hablar —me corta en seco.
—Pues yo si —le digo mientras ejerzo fuerza y me giro pegando mi frente con la suya—. No eres el único que lucha contra sus demonios, si quieres follar, follemos, si quieres hablar, hablemos, pero deja ya el número de querer matarme y de tratarme mal cuando te viene en gana.
Se queda unos segundos pensativo, no me deja entrar en su mente, levanto una mano para tocarlo pero me la quita.
—Me duele mucho esos desprecios, me importas mucho —le explico dejando mi orgullo de lado.
—Lo siento mucho bombón, es muy difícil, dame tiempo —me dice arrepentido acariciando mi cara.
—Estoy secuestrada, tengo todo el tiempo que quiera mi secuestrador —le digo divertida sonriendo—. Pero por favor, me vas a volver loca con tantas idas y venidas. Necesito paz.
Arian sonríe y me vuelve a besar con mucho sentimiento.
En el camino de vuelta me coge de la mano y me la besa, se ve más relajado, comento, divertido y cariñoso.
—Coge mi móvil y ponle “ok” al contacto que pone Alex, por favor —me pide.
—Vale —respondo alargando la e final, a mi gran pesar tengo que hacerlo, me lo ha pedido por favor, nada de obligación—. Podría replantearme toda una vida así.
Las palabras me salen solas, me estoy enamorando irremediablemente de él. Sé que puede ser mejor persona y yo puedo ayudarlo y ¿Por qué no?, tener un futuro juntos.
—¿Estarías sin obligarte con un tipo como yo? —me pregunta dudoso.
—No, como un tipo como tú no, contigo simplemente —le respondo descansando la cabeza en el asiento.
No lo veo, pero sé que sonríe, es como si lo conociera de toda la vida.









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El juego del Asesino (Trilogía EFE I )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora