CAPÍTULO 24

321 19 0
                                    


Miro a todos lados, estoy sola y perdida, no reconozco este lugar, está nevando en medio del bosque, no veo la salida, ni señales de civilización, pero no tengo frío. Hay demasiado silencio, ni sonidos de pájaros, ni viento, ni siquiera el sonido de la nieve cayendo. Doy un paso y eso si que lo escucho, luego otro y otro, el sonido de mis pasos me asusta, suena demasiado fuerte, empiezo a correr sin sentido y cuanto más rápida voy más suenan los pasos, el miedo se acentúa, tengo miedo de mis propios ruidos, de mí misma, es algo surrealista, pero lo estoy sintiendo, estoy aterrada….

La alarma, son las cinco y media, parece que me ha pisado un autobús, estoy agotada y más cansada que cuando me acosté. Ayer envié mi informe en cuanto terminé, estoy tranquila, ya que he vuelto a ser una completa embustera. Después de mi rutina mañanera de ejercicio me incorporo a la mesa de mis compañeros, hoy están todos más silenciosos que de costumbre, cuando veo a un Lion cabizbajo y ojeroso, ya sé a qué es debido ese silencio.
—Buenos días —hablo en voz baja siendo educada, paso de largo para ir antes a por mi desayuno.
*Me he decidido hacerlo, he preparado los papeles y voy a esforzarme para ser el mejor, gracias por el empujón*
Recibo el mensaje de Baldric, lo leo con una sonrisa, ojalá le vaya muy bien en la vida, y yo voy a hacer lo que pueda para facilitarle lo que esté en mi mano. Le contesto con un corazón y una sonrisa. Veo al Capitán Griffin en su mesa y voy hacia él.
—Capitán buenos días, quería comentarle algo, ¿tiene cinco minutos?
—Buenos días mi comandante —me hace el saludo militar—, por supuesto.
—Tengo un amigo, se llama Baldric Lange, que se va a presentar a soldado, tiene una actitud impecable y me gustaría pedirle que intentara meterlo en su pelotón, va a ser el mejor soldado que tenga se lo puedo asegurar —le pido apartándolo a un lado para que nadie nos escuche.
—Claro, veré sus pruebas y si las pasa, lo admitiré.
—Muchas gracias Capitán, le aseguro que no le va a defraudar —me despido de él y vuelvo a mi mesa.
—¿Qué hablabas con el Capitán Griffin? —me pregunta Lion delante de todos.
—Estos días he estado entrenando con su pelotón, le he dado las gracias por todo, me ha ayudado mucho —le miento.
—¿Sabes ya que te vas a poner hoy? —pregunta Aqua ilusionada. Había olvidado que hoy es la cena de Navidad.
—Pues no lo sé, luego veré, aunque este año no estoy en mi mejor momento y no tengo ganas de fiesta —le digo bebiendo mi café ante la atenta mirada de Lion.
—Estás así porque quieres —contesta Lion despechado.
—Claro, disfruto pasándolo mal —lo digo irónicamente mientras miro mi café y sonrío.
Lion se levanta y sin decir nada abandona el comedor, que difícil va a ser pasar página, lo sé ya de antemano. Voy a tener que seguir aguantando sus comentarios sarcásticos hasta que se olvide de mí.
*Espero que la velada de esta noche sea de tu agrado*
Recibo el mensaje del Asesino, los ojos se me salen de la órbita al mirar la pantalla del móvil, guardé su contacto como “X”, no creo que se le ocurra entrar esta noche en un sitio abarrotado de soldados y militares, ¿O si?
—¿Otro mensaje raro? —me pregunta Romeo en un susurro para que los demás no se enteren. Le giro el móvil para que lo lea y levanta la mirada hacia mí llena de miedo y sorpresa, así se queda unos segundos y yo mientras preguntándole en el silencio de nuestra conexión que hacer.
—Hora de seguir trabajando —habla Aqua interrumpiendo nuestra conversación a través de miradas mientras se levanta y desaparece por el portón grande.
—¿Creéis que algún día seremos un grupo normal? —pregunta Milo.
—¿Por qué lo dices? —habla Romeo.
—Porque Lion tiene una cabreo monumental porque ayer rompieron —me señala a mí—, vamos lo escuchamos todos. Ahora ustedes dos con las miraditas de secretos y Aqua con su obsesión por el trabajo que no existe nada más importante para ella.
—Buena observación —respondo haciéndome la tonta.
—Bueno me marcho para que podáis hablar sin forzar los ojos tanto, que al final se hacéis daño —dice guiñándonos un ojo y sonriendo.
—¿Pero vas a seguir en su juego? —me pregunta Romeo enfadado.
—¿Pero que juego Romeo? ¿Tu ves que yo le conteste? ¡Estoy harta de que pienses que todo esto es culpa mía! —le reprocho enfadada.
—Yo no he dicho que sea culpa tuya, solo pienso que él sigue porque no lo cortas, ¿Por qué no vas al despacho del comandante y se lo cuentas todo y cortas toda comunicación con él?
—Porque ya a estas alturas quedaría de cómplice de él, porque he tenido sexo con el enemigo y me niego a que piensen lo que no es y porque, quiero ser yo quien lo atrape y lo meta entre rejas.
—¿Estás segura de que quieres atraparlo? ¿O es lo que te repites en tu cabeza para no sentirte tan mal?
—…
—Todo esto te puede explotar un día en la cara y cuando ese día llegue, no va a ser un simple sermón, estás desobedeciendo la ley, puedes ir a la cárcel o peor, ser condenada a muerte, la ley es implacable y lo sabes —se levanta y se va enfadado sin darme opción a contestarle.
Tiene toda la razón, pero no puedo hacerlo, no puedo destaparlo todo, quedaría como una niña tonta a la que han podido engañar y le han tomado el pelo. Necesito demostrar que puedo con todo.
Horas más tarde estoy preparada para la cena, me he puesto un vestido largo negro de satén con escote corazón, se abre en mi muslo izquierdo la falda quedando casi toda la pierna visible, el cabello rubio me lo he puesto con ondas que me llegan casi a la parte baja de la espalda, me miro al espejo y rezo porque no pase nada esta noche, ojalá sea una velada tranquila y aburrida pero por si acaso, me aprieto en el muslo que no se ve por debajo del vestido una funda con mi pistola y un cuchillo de combate, hay que estar preparada para todo. Por último me pongo el antifaz ya que la mayoría de los invitados no conocen nuestro rostro, y así debe de seguir siendo.
—Estas guapísima Mina —me piropea Aqua saliendo de su habitación con un vestido largo muy elegante en tono verde botella.
—Gracias Aqua, tu también —le sonrío. Seguido escuchamos un silbido y nos giramos.
—Qué dos bellezones tengo de compañeras, y yo gay y con novio, no puede ser —bromea Romeo.
—Si te viera Olivier se le caería la baba —dice Aqua sonriendo. Entiendo que ya se lo ha contado a todos, me alegro Romeo, sé que va a ser muy feliz.


¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
El juego del Asesino (Trilogía EFE I )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora