CAPÍTULO 34

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Congelada, así me he quedado tras saber que el hombre que tengo ante mí es el mayor terrorista de la historia. No estaba preparada, me ha cogido por sorpresa.
—Hola señor, soy... —balbuceo.
—La agente del EFE, quítate —me corta mi saludo y me empuja haciéndome perder el equilibro y cayéndome contra el suelo. Miro a Arian que está igual de  sorprendido que yo.
—Padre no esperaba tu visita —le dice poniéndose por delante de mí para apartar su atención hacia él.
—Veo que te hace falta una buena dosis de realidad, tenemos mucho que hablar, vamos —le dice mientras le agarra el hombro y le obliga a ir dentro. Gira la cabeza con cautela para dedicarme una breve mirada de lástima.
¿Qué esperabas Mina que te ayudara a levantarte? ¿Qué se enfrentara a su padre? Me levanto intentando pensar que todo va a ir bien, tengo que saber llevar la situación. Entro en la casa y escucho mi nombre.
—Mina ven aquí —me ordena la voz grave del Halcón.
Camino hasta el gran salón y Arian está sentado en el sofá, su cuerpo está tenso, aunque él intente disimularlo, su padre está de pie vuelto de espaldas con las manos metidas en los bolsillos de su traje de chaqueta. Me quedo quieta en la entrada sin saber lo que hacer o decir.
—Siéntate, quiero que escuches todo lo que tenga que hablar con mi hijo —me dice el Halcón.
Sin dudar hago lo que me dice y me siento en el extremo opuesto, recta, intentando mostrar valentía.
—Padre, ¿Qué es lo que pretendes? —habla Arian. El Halcón se vuelve y abofetea a su hijo.
—¿Se te ha olvidado lo que hace ella aquí? Me dijiste que era para atacar al CIE, no porque te habías obsesionado de la golfa esta —le reprocha el padre.
—Y es verdad padre, yo no te he mentido nunca, teniéndola a ella hacemos mucho daño a la organización y puedo sacarle información —le responde Arian.
—¿Y que has conseguido desde que está aquí? —pregunta amenazante el Halcón—. ¿Nada verdad? Porque te dedicas a reírte con el enemigo y a follártela. ¿Se te ha olvidado que tú madre está muerta por ellos? Si quieres follar búscate a una que lo haga de verdad y no mezcles los negocios con el placer.
—Padre es pronto…
—¿Pronto? Lleva aquí ya mucho tiempo y la veo pasándoselo muy bien en vez de estar podrida muriéndose —escupe el Halcón a mis pies—. Seguro que ella si ha hecho su trabajo contigo y te ha sacado información.
No sé qué decir, este hombre parece el mismísimo diablo encarnado en ser humano, puede que si hablo no me pase nada bueno, es mejor ser prudente y callarme. Miro de reojo a Arian y se le ha ensombrecido la cara, vuelve a tener cara de sádico y de pocos amigos. Con todo lo que habíamos avanzado de repente hemos vuelto a la casilla de salida.
—No hagas que vuelva por aquí, haz todo como debes, recuerda quien eres —ordena el Halcón como ultimátum a su hijo y me dedica una breve mirada de odio antes de marcharse por la puerta.
—Arian, ¿Estás bien? —le pregunto levantándome cuando escucho la puerta cerrarse.
—No me toques, tiene razón, se acabó —me dice evadiendo mi contacto, su mirada está llena de odio.
—Arian…
—¡Fuera! —me grita empujándome.
Corro a la habitación y me encierro con el corazón latiéndome a mil. Que frustrante es haberlo casi conseguido. Tiene que ser solo un episodio más, Arian entrará en razón, tiene que hacerlo.
Después de darme una ducha relajante me siento unas horas en el balcón a sopesar mis opciones, se ha hecho de noche, después de unas horas decido bajar a hablar con Arian. Bajo con una bata puesta en silencio y escucho gemidos a lo lejos, a cada paso los escucho más cerca, ya sé lo que me voy a encontrar, pero tengo que hacerlo, tengo que verlo. Giro la esquina y me encuentro a Arian con Lia en el sofá del salón en pleno acto sexual, Arian tiene a Lia en su regazo y ella está disfrutando del placer.
Me pongo delante de ellos, teniendo a Arian de frente y a Lia de espaldas.
—¿No vas a parar? —le pregunto a Arian enfadada.
—No —me contesta, lamiendo el cuello de Lia.
—Es la última oportunidad que te doy —mis palabras se esfuman en el aire, Arian ríe y sigue—. Me estás haciendo daño.
Aguanto las lágrimas, tengo que mostrarme fuerte, nunca mostrar debilidad. Bajo la cabeza y me giro para irme.
—Ni se te ocurra irte, te vas a quedar ahí viéndonos —la embiste él haciéndola gemir más fuerte—. Para que sepas cual es tu lugar.
—Hijo de puta —le digo furiosa, hago el ademán de irme y él es más rápido y antes de que llegue a la escalera me agarra por detrás, me coge del pelo y me arrastra, me empuja a una silla, yo intento patalear y soltarme pero empieza a abofetearme y a golpearme por todos lados, consigue amarrarme a la silla y la arrastra conmigo encima hasta quedar delante del sofá donde yo estaba antes de pie.
—¡Qué me sueltes! —grito como una loca haciéndome daño en las muñecas para soltarme—. ¡Suéltame!
Arian se vuelve a sentar en el sofá y Lia se sienta encima, ella me mira sonriente y satisfecha, estaba esperando este momento la muy estúpida. La folla y hace que Lia grite de placer.
—Te vas a arrepentir te lo juro Asesino —le digo agotada, con voz rota, esas palabras salen de lo más profundo de mi ser. Y no voy a parar hasta que me suplique llorando, hasta verlo desangrándose. No me puedo creer todo lo que he aguantado, como ha conseguido que le crea, todo lo que hemos vivido, el corazón se me rompe en mil pedazos, con cada gemido de Lia es un puñal que se me clava en el corazón, cuando llega al orgasmo, Arian me mira fijamente y consigo ver sus pupilas dilatadas entre mis lágrimas. Dejo de llorar y él se levanta a desatarme, el espectáculo ha terminado. Me levanto de la silla y me pongo a su altura encarándolo.
—¿Por qué no me matas directamente? —le incito furiosa—. Ese era tu plan, cúmplelo, maldito cobarde.
—Tendría que haberlo hecho hace mucho, disfruta de tu última noche viva bombón —me dice amenazándome con la mirada.
Me voy de vuelta a la habitación sin mirar atrás, tocada y hundida.
Estoy hecha un mar de lágrimas, no esperaba sentir tanto, y encima por un terrorista. Ni la mitad me dolió cuando lo dejé con Lion después de tantos años, y al estúpido este lo conozco de dos ratos y siento que me falta el aire si no estoy con él. Que injusta es la vida.
Una explosión y cristales rotos caen al suelo, me sorprende y salgo velozmente por la puerta buscando el origen, cuando estoy llegando al final de las escaleras, Arian pasa por delante de mí, a paso muy ligero, por el pasillo con Lia agarrada corriendo en dirección a la cocina, me mira frustrado y enfadado por unos segundos y sigue su camino, ¿Qué está pasando?
—¡Mina! ¿Estás bien? —escucho una voz conocida desde el salón.
Es Lion, junto con todos, vienen a rescatarme, me tiro a sus brazos, y todos me abrazan.
—¿Estás bien? —pregunta Romeo preocupado. Asiento sin dejar de llorar, la emoción es enorme, mi familia, mis amigos, los míos por fin.
—En posición —ordena Lion y todos se ponen en formación dejándome en medio para protegerme, incluso Aqua está aquí.
—No perdáis el tiempo, ya se ha ido, sabe muy bien como desaparecer —les digo refiriéndome al Asesino.
Asienten y empezamos la retirada, otro escuadrón se queda en la casa buscando información y pertenencias del Asesino y mis compañeros me protegen a mi alrededor hasta meterme en el helicóptero.
—Me alegro de verte —me dice Aqua abrazándome.
—Yo si que me alegro por fin de ir a casa y estar con vosotros —le digo muy contenta.
Me pongo los cascos para comunicarme con todos en el helicóptero y mientras subimos miro fijamente la casa, los alrededores, me vienen imágenes de todo lo vivido y parece todo un sueño, al final una pesadilla.
—Tengo que decirte algo Mina… —me dice Romeo sin separarse de mí.
—Tenemos toda la noche hermano mío —le abrazo. Noto como se echa un poco hacia atrás, ¿está incómodo?
Miro a Lion, quien conduce, y me dedica una sonrisa de esas que te hacen gritar de felicidad.
—¿Cómo estás? Te disparó… —le pregunto entristecida a Lion camino a la base.
—Tiene una puntería malísima, pudieron sacarme la bala fácilmente —me dice Lion sintiéndose superior. Sé que no lo ha matado porque no ha querido.
—Tuve mucho miedo de pensar que… —no termino la frase pensando en la agonía que sentí cuando escuché el disparo.
—No pienso moverme de tu lado cariño, no hay nadie que pueda conmigo —me dedica una sonrisa encantadora.
Adler me está esperando en la entrada del patio de la base, al aterrizar un equipo médico se dirige hacia mí.
—No hace falta estoy bien —les evado yendo directamente hacia mi comandante.
—Comandante es el protocolo —me dice una de los médicos.
—He dicho que estoy bien —le digo con voz contundente.
—A su servicio mi comandante supremo —le digo haciendo el saludo militar.
—Arrestadla —me dice con desprecio, me pilla desprevenida.
—Tengo que hablar con usted —le digo sabiendo que tengo que ser sincera.
—Ya tendrá tiempo de explicarlo todo en un juicio —dice dándome la espalda.
—¿Qué está haciendo comandante supremo? —habla Lion mientras se posiciona delante de mí para protegerme.
—Cuando sepas todo lo que ha hecho, serás el primero que querrá verla pudriéndose —explica el comandante a la vez que ríe.
—¿Qué has hecho Mina? —pregunta Lion volviéndose hacia mí.
—Te mereces una explicación, se la merecéis todos —apenas me salen las palabras. Me siento muy culpable y la peor persona del mundo.
—Dejadla —ordena el comandante supremo a los soldados para que me dejen hablar. Está muy dolido, no es capaz de mirarme a la cara.
—Aquel operativo en el banco, allí fue donde me encontré por primera vez con el Asesino —miro a Romeo y su cara se vuelve un nudo de nervios, baja la cabeza —, me vio la cara, lo siento le mentí comandante, y no dije nada porque realmente pensaba que podía arreglarlo, atraparlo o matarlo, luego todo se descontroló, él me chantajeó con matar a Lion, sabía desde un principio quienes éramos, y me dejé seducir por él, hemos tenido sexo, incluso cuando estuve secuestrada, nunca ha sido forzado porque realmente creía que quería, ahora sé que todo ha sido un error, que me ha seducido y me ha manipulado a su antojo y no tengo miedo ni vergüenza de reconocer mi error, quiero pedirle perdón a usted y a todos mis compañeros, ninguno se merecía estar en el juego de ese terrorista por mi culpa.
Termino mi discurso con lágrimas en los ojos sintiéndome muy mal. Mis compañeros, Aqua está confundida, Romeo no es capaz de mirarme tampoco, Milo sorprendido y Lion muy enfadado.
—¿Me has estado engañando con ese hijo de puta? ¿Me has mentido en mi cara y me has hecho pensar que te importaba? ¿Y yo desesperado estos días por encontrarte? —se acerca más a mí hecho una furia. — Espero que te pudras en la cárcel, eres igual que él. ¿Y usted por qué nos ha hecho ir en busca de esta desgraciada preocupados por salvarla sin contarnos nada?
Lion está muy furioso y se dirige al comandante supremo.
—Porque sois los mejores y quería tenerla aquí cuanto antes para hacerle pagar todo —contesta Adler.
—¿Pero cómo sabía usted…? —no termino de preguntar porque la respuesta me ha llegado como una luz fugaz. Por eso Romeo estaba tan incómodo y nervioso. Le miro furiosa—. ¡Eres una rara traicionera! ¡Por qué me has hecho esto?!
Los soldados me agarran y me apresan las manos para inmovilizarme.
—Llevas muchos días desaparecida, creía que te habías puesto de su lado, y sabes que la ley es lo primero —se excusa nervioso.
—¡Eras como mi puto hermano! ¡Eras la persona que más quería en este mundo! ¡Sin vergüenza! —le grito llorando con mucho dolor mientras los soldados me agarran.
Lion está fuera de sí y se marcha furioso golpeando todo a su paso, mis lágrimas salen con fuerza sin hacer ruido.
—Fuera todos de aquí —ordena el comandante supremo. Todos mis compañeros se marchan sin mirarme.
—Lo siento Adler —le digo cuando estamos a solas.
—Te enseñé para ser la mejor, te has dejado engañar y encima has mentido a la ley y has puesto a tus compañeros en peligro, Mina, ¿Sabes lo que esto significa? —dice el comandante cada vez más cerca.
—Estoy detenida.
—Pueden acusarte de cómplice de terrorismo y caerte pena de muerte —me dice muy serio.
—Lo sé y lo siento mucho de verdad, no hay nada que me importe más en este mundo que mi trabajo, mi vida aquí —le digo llorando.
—¡Adler! —le llamo cuando lo veo atravesar la puerta para irse, me empiezo a poner histérica al ver que Adler ni me mira—. ¡Adler mírame! Sabes que no soy así, ayúdame. Me arrepiento de todo.
—Ya no sé cómo eres, me has decepcionado, no te conozco —me dice sin mirar atrás.
Esas palabras duelen, como puñales clavándose, me tumbo en el suelo de rodillas y lloro con fuerza. No pensaba que todo iba a salir así, tenía fe ciega en que ellos me ayudarían a salir del problema, no a darme más. Son mi familia, lo único que tengo, no pueden hacerme esto.
Unos guardias me levantan llevándome a rastras.
—Está detenida todo lo que diga puede ser utilizado en su contra —me informa uno de ellos, le empujó y me pongo de pie sola.
—Todavía puedo andar —les digo intentando mostrar un poco de dignidad intentando guardar las lágrimas.
Mi vida está destrozada completamente. Aqua y Milo están en una esquina mirando la escena confundidos y preocupados, Lion no está, no puedo culparlo, a descubierto que su novia lo ha engañado con su peor enemigo, y Romeo, no me importa donde esté, porque algún día voy a verlo llorar sangre.
Miro a la derecha por la cristalera del pasillo y veo todos los solados en el patio mirando en mi dirección, visualizo el escuadrón del capitán Griffin y a su lado está Baldric, lo ha conseguido, una oleada de felicidad me inunda entre tanta desesperación. Baldric me mira preocupado, y le sonrío. El comandante me espera al final del recorrido para encerrarme en el calabozo de la base. Me quema por dentro ese desprecio, me esperaba todo, menos esto.
Sé que no lo he hecho bien, que he sobrepasado límites, pero esperaba que me intentaran ayudar, no hundir más, esta no es mi familia, una familia no hace eso.



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El juego del Asesino (Trilogía EFE I )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora