CAPÍTULO 14

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Entro en la sala y agradezco un poco de tranquilidad, no hay luz fuerte, es muy tenue, lo suficiente para ver el tamaño de las cajas.
—Hueles tan bien —habla una voz ronca detrás de mí. Me giro y es el Asesino oliendo mi pañuelo.
—¿Qué mierda quieres? ¿Otra copa? ¿Otra puta? —le pregunto dispuesta a acabar con él aquí mismo.
—A ti, ahora veo que no me equivoqué —me dice mientras se va acercando a mí, quedándose demasiado cerca.
—¿De qué hablas? —doy un paso atrás.
—Del robo del banco —vuelve a dar otro paso hacia mí—, ahí decidí que serías mía.
Ahora sé porque me resultaba tan familiar, en un gesto involuntario acerco mi mano a la oreja, tapando el intercomunicador, si todos oyen que he metido sobre el banco puede ser mi final.
—Tranquila, llevo un bloqueador de señal encima y no pueden escucharnos —me dice mientras acaricia mi pelo—. Así que el EFE metiendo las narices en mis asuntos ¿no?, el infiltrado en mi equipo tiene algo contigo ¿no? He visto como te mira…
Una ola de calor me recorre todo el cuerpo, Lion está en peligro, yo lo he puesto en peligro. Tengo que matar al Asesino. Voy a levantar la mano para darle un golpe y es más rápido que yo, me agarra las dos manos y me presiona contra la pared, intento zafarme de su agarre pero es en vano, ahora mismo me siento impotente, me siento débil, indefensa, y es horrible sentirse así.
—¿Querías algo por casualidad bombón? —pregunta con diversión mirando mis labios a centímetros.
—Puede —no voy a dejar que vea mis puntos débiles, no pienso derrumbarme ante él.
—Tú te vas a callar y no me vas a delatar y a cambio tu novio seguirá con vida, pero solo hasta que me canse de verlo —y seguido me da un beso que hace que mi mundo se pare. Un beso largo, sensual, sin prisa, disfrutando de cada mordida de labio, buscando mis secretos y yo los suyos. Debería hacer algo, impedirlo o intentarlo por lo menos, sin embargo me suelta las manos y le agarro el cuello con fuerza, me sube a su regazo estando en pie y me aprieta su erección contra mi coño.
—Hoy voy a dejar que veas a tu compañero, que lleva toda la noche deseándote, otro día ya veremos —me dice soltándome, dejándome con la respiración agitada y queriendo más, mucho más.
—¿Qué cojones quieres con todo esto? —le grito enfadada. A él se le ve impasible, como si no hubiera pasado nada.
—Jugar, bombón —me dice desapareciendo por la puerta dándole un beso a mi pañuelo rodeado en su muñeca.
Esto pinta mal, muy mal, los nervios me carcomen todo el cuerpo, no paro de temblar, a medias por el calentón sin sentido que me ha dejado un desconocido, y porque Lion está en peligro por mi culpa. Camino hasta la puerta con un poco de ansiedad, tengo que controlarme para que no me noten nada, justo antes de llegar la abren de par en par y entra Lion corriendo.
—No tengo mucho tiempo, el Asesino se ha ido a un reservado con su puta —esa declaración me hace aún más dolor en el pecho, me confirma que esto es un juego macabro—. ¿Se puede saber en qué pensabas para enfrentarte así a él y ponernos a todos en peligro? ¡Estoy cansado de tener que estar pendiente de ti!
—Vete con tu puta y olvídame —le digo como puedo, no me encuentro bien, me cuesta respirar.
—Joder, no te imaginas lo difícil que se me hace todo, verte así —me señala la ropa—, verte con otro, no poder tocarte, ni mirarte.
Se acerca a mi y yo estoy a punto de desmayarme, no veo la salida en todo esto.
—No estoy bien Lion, no puedo más —me señalo el pecho y entonces se da cuenta de lo que me pasa.
—Hay que salir de aquí —dice muy seguro, coge el móvil y habla—. Tengo que sacar a Mina de aquí, dame tiempo, dile que me he ido con una puta, volveré luego.
—¡Mina! ¿Por qué se ha cortado antes? ¡Mina contesta! —escucho a Milo en mi auricular.
—Milo… —apenas puedo hablar.
—Milo soy Lion, estoy con ella —habla Lion a mi oído suponiendo lo que pasa.
Supongo que se lo habrá dicho a su contacto, el que lo metió, me desplomo en el suelo, sigo consciente pero lo veo todo borroso. Lion me coge en brazos y escucho la música más alta a mi alrededor, me está sacando por la parte de atrás. El viento frío me da en la cara y hace que pueda respirar un poco mejor, me sube a su coche, un BMW, y me tapa con su chaqueta mientras me acomoda en el asiento del copiloto.
—Te pondrás bien, respira conmigo cariño —me indica con su pecho y sus manos como respirar y lo intento hacer. Veo lo preocupado que está por mí y empiezo a llorar volviendo a faltarme el aire.
—Pero no llores, ¿Qué te pasa cariño? Dime que tengo que hacer para que estés mejor —me dice preocupado cogiendo mi cara y besando cada parte de ella.
—Te quiero Lion, no quiero que te pase nada, te echo mucho de menos —digo llorando dejando salir todos mis miedos.
—No me va a pasar nada cariño, soy un EFE, nosotros podemos con todo, y tu también. Y yo también te he echado mucho de menos, no te imaginas cuanto.
Me da un beso en mis labios y es tal y como lo recordaba, suave, lleno de amor, de cariño, muy dulce. No es como el que he tenido hace unos minutos, que era pura adrenalina, ¿Qué mierda hago comparando?, que persona más mala soy, cada vez lo tengo más claro.
Lion me agarra y me pone encima de él en su asiento.
—Respira nena, respira —me sigue diciendo mientras me da besos suaves por el hombro subiendo hasta mi cuello, hace que me relaje y cada vez estoy mejor. Mientras me acaricia el otro brazo con su dedo y me echa el pelo hacia atrás para tener más espacio en mi cuello.
—Por favor Lion, sal del operativo, estás en peligro —le suplico.
Se queda unos segundos pensativo y me aprieta el intercomunicador para apagarlo, ya que necesitamos intimidad.
—Mírame —me agarra la cara—, lo hemos hecho muchas veces, no me va a pasar nada. Somos los mejores en esto.
—Cariño, no te imaginas lo que hay detrás de todo esto —respondo llorando volviendo a acelerar la respiración.
—¿Qué hay Mina? ¿Qué quieres decir? —pregunta preocupado por mí.
Si se lo cuento estará aún más en peligro. El Asesino es muy inteligente, seguro que con sólo entrar en el club sabrá si le he contado algo o no. Y entrar disparando no es una opción porque echaríamos a perder toda la misión. No sé qué hacer, pero la vida de Lion depende de como actúe.
—Peligro —respondo. Tengo que arreglarlo yo sola. No puedo meter a nadie que pueda salir lastimado.
—Te quiero cariño —dice Lion abrazándome—. Vamos a poder con todo esto.
—Y yo, mucho —soy una puta mentirosa que se cree que puede con todo.
—Tengo que volver antes de que se den cuenta, ¿Estás mejor?
—Si —no.
—Una última cosa, no se te ocurra acercarte tanto al camarero ese, se acabaron los roces y los besos —me ordena muy serio.
—Puedes estar tranquilo, es solo un amigo  —le respondo viendo como arruga las cejas.




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El juego del Asesino (Trilogía EFE I )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora