CAPÍTULO 22

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mentalmente voy preparada, físicamente estoy agotada, así que espero no tener que enfrentarme otra vez al Asesino.
Saludo a Romeo como siempre y este me sonríe en contestación, es abrir el portón y el hedor me abofetea la cara, por más que limpiemos cuando se cierra, al día siguiente vuelven los olores fuertes y la nube de humo.
Suelto mi abrigo y busco a Baldric, no está en la barra. ¿Estará enfermo? ¿No habrá venido hoy?
—No está Baldric —informo por el auricular.
—Creo que lo veo, está con unos tipos en el callejón —escucho a Romeo.
—Voy a ver que pasa —hablo.
Me vuelvo a poner el abrigo y salgo por la puerta trasera, hay tres hombres y uno de ellos está cogiendo por el cuello a Baldric presionándolo contra la pared.
—¡Eh! ¿Qué pasa? —les interrumpo.
—Vuelve dentro Irma, ahora voy —me contesta Baldric atemorizado.
—No pienso irme, he preguntado algo —hablo andando hacia ellos.
—Fuera de aquí —me amenaza uno de ellos.
—Bien, tenéis tres segundos para soltarlo o uno de vosotros va a irse con la pierna rota, otro con la nariz y otro con un brazo —hablo tranquila, llegando a su lado.
El que tiene cogido por el cuello a Baldric les hace una señal a los demás y vienen directos hacia mí, tardo unos siete minutos en dejarlos fuera de juego con un brazo roto y el otro con la pierna, gritan de dolor mientras el tercero suelta a mi amigo y arremete contra mí, le retuerzo el brazo y lo pego a la pared, le doy la vuelta y le estiro con mis dedos de la nariz.
—Como os vea por aquí otro día estáis muertos —le amenazo mientras tiro con fuerza y le rompo la nariz como dije.
Salen corriendo agarrándose unos a otros mientras me insultan y amenazan con volver.
—Lo siento mucho Irma —me dice Baldric muy avergonzado.
—¿Qué les debes? —pregunto directa.
—Yo nada, es mi tío, les debe dinero, pero me ha metido por medio, intentaba solucionarlo —me dice mientras suspira cansado.
—¿Por qué no dejas a tu tío a su suerte y te formas tu propia vida? ¿Qué te detiene? —le pregunto tocando su hombro con cariño.
—No tengo nada, solo tengo esto, ¿Dónde has aprendido a pelear? Ojalá fuera como tú —está abatido y siento mucha tristeza de verlo así, no se lo merece.
Apago el auricular y me lo saco del oído para enseñárselo.
—Soy agente infiltrada, me crié en un orfanato y el ejército se hizo cargo de mí, soy una de las mejores agentes que existen y estoy aquí en una misión encubierta —le cuento toda la verdad.
—¿Cómo? —le cuesta creerlo—. Si eso solo pasa en las películas.
—Baldric me estoy jugando mucho al contártelo, hice un juramento de que nadie sabría nunca mi identidad, tengo que ser un fantasma —no sé si hago bien en contárselo pero ya está hecho y confío mucho en él.
—Irma me…
—Mina —le interrumpo—. Mina es mi nombre real. Bueno real no es, pero no puedo decirte más, es como me llaman mis compañeros.
—¿Mina? Estoy muy confundido —me dice Baldric mirándome como si fuera extraterrestre.
—Déjame ayudarte, podría meterte en el ejército, podría ayudarte a labrarte una vida nueva —lo miro fijamente, quiero ayudarlo de verdad.
—No puedo… —baja la cabeza entristecido.
—Solo piénsalo ¿me lo prometes? —le pido.
—De acuerdo, ¿entonces a quien buscas aquí? —me pregunta.
—Al Asesino, nuestro cliente VIP, así que vamos dentro antes de que venga y me pierda la fiesta —le ofrezco mi mano.
—Para lo que pueda ayudarte aquí estoy, me acabas de salvar la vida y te la debo —me agarra la mano muy serio.
—Bah, déjate de tonterías, con que me sigas queriendo igual me conformo —bromeo, por fin le sale una sonrisa y me llena de satisfacción verla, no cualquiera perdona una mentira, y acabo de ver que tiene un corazón enorme. Me vuelvo a conectar el auricular.
—¿Qué ha pasado? —pregunta Aqua.
—Era una conversación íntima —respondo sin más guiñándole el ojo a Baldric mientras volvemos dentro.
Mi último encuentro con el Asesino no acabó bien que digamos, por eso los nervios me invaden por no saber cómo va a actuar.
—¿Todavía no llega? —pregunto por el auricular a mis compañeros.
—Parece que hoy no tiene plan de venir —contesta Romeo.
—Que extraño…  —pienso en voz alta.
Está tramando algo, lo sé, y no tengo buena sensación, está loco, puede ser cualquier cosa.
Acaba la noche y no hemos tenido noticias de él, estoy cada vez más preocupada.
—Corto comunicación —escucho a Aqua.
Estoy llegando a mi coche y ya hemos cortado la comunicación porque damos la noche por acabada.
*A ver si así te entra en esa cabecita que el mando lo tengo yo*
Recibo el mensaje del número del Asesino y seguido me manda una foto con Lion atado a una silla apuntándole una pistola a la cabeza.
Me cago en… Está loco, completamente, no tiene límites, y yo aquí poniéndome caliente por él, seré idiota.
—¡Mina! —me llama Baldric desde lejos corriendo hacia mi posición—. Se te había olvidado tu cartera, ¿malas noticias?
Sin hablar le enseño el mensaje y la foto.
—Ese es uno de sus hombres, lo reconozco —dice forzando la vista en el móvil.
—Es mi compañero, Lion, es como yo, y estaba infiltrado entre sus hombres, es largo de contar pero voy a ir a por él —digo decidida.
—¿Sola? ¿Ante una manada de lobos? —pregunta preocupado.
—Con peores cosas me he enfrentado.
—Voy contigo.
—No, no tienes la preparación que exije esta situación. Pero gracias por todo, tu amistad es muy importante para mí —le digo abrazándolo.
Saco el móvil y le envío un mensaje de vuelta.
*Dime donde estás si te atreves*
En segundos recibo una ubicación, la abro y visualizo el lugar, está a treinta y ocho kilómetros, es una casa de campo abandonada. Dejo a Baldric en medio de la carretera viendo como me alejo con una cara de preocupación enorme.
Llego al lugar y dejo el coche apartado, escondido entre la maleza, venir a una misión con un Fiat y sin preparación es un suicidio, pero no puedo dejar que Lion pague mis errores, además si le pasa algo me muero. Cojo la pistola con silenciador que escondo en la guantera y me recojo el pelo en una cola.
Atravieso el campo de maleza y diviso sensores en las proximidades de la casa, necesito una distracción, el Asesino estará seguramente al lado de Lion, esperándome. Escucho un búho cerca, tengo una idea, esa será mi distracción, visualizo el búho y le disparo en una pata, sale disparado del árbol y vuelvo a disparar rozándole la pata contraria de donde quiero que huya para que se dirija justo donde quiero. Es silenciosa la alarma pero veo que ha funcionado porque empiezan a salir hombres de todos lados, entro por la única puerta que han dejado al descubierto ya que está justo en el lado contrario de donde ha sido sonado el sensor.
Está todo en silencio y la oscuridad hace imposible avanzar con rapidez, escucho los pasos de un hombre y me pego en la pared para esperarlo, cuando llega a mi lo dejo inconsciente en un solo movimiento, lo registro y veo que lleva una bomba de humo encima, me vale, sigo y escucho quejidos de Lion en el sótano, me estoy metiendo en un sitio donde no se como voy a salir, pero ya improvisaré. Bajo en silencio y veo al Asesino pendiente de una pantalla.
—Era un animal, un búho, no hay señales de nadie más —le informa uno de sus hombres.
—No os dejéis engañar, es demasiado inteligente —responde el Asesino mirando fijamente la tablet.


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El juego del Asesino (Trilogía EFE I )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora