Capítulo 20

531 54 28
                                    

*Pov Liu*

Sentía mi cuerpo algo frío, y el pequeño pinchazo de anestesia junto a las palabras de los doctores, "no te preocupes, estarás totalmente inconsciente, no sentirás nada". Poco a poco mis ojos se cerraban sin permiso, pero me percataba de que mi mente aún no se había apagado, es más, podía escuchar todo dentro de aquella habitación donde me realizarían varias operaciones. Pensé que quizás aquello era normal, o eso deseaba. 

Hasta que el dolor apareció de forma desgarradora. No podía gritar, mucho menos moverme o simplemente abrir los ojos para hacerles saber que seguía consciente. Notaba como abrían mi cuerpo con cortes limpios y adentraban sus manos en mis heridas, cada sutura, cada pequeño corte, todo. Parecía una verdadera tortura. El dolor era tan insoportable que sentía que perdería la consciencia por mi cuenta, lo deseaba, pero ese momento no llegó nunca. 

Dolor extremo, angustia, desesperación e impotencia. No era la primera vez que había sentido esto por desgracia. Aún recordaba la trágica noche que me llevó a estar en el hospital, dos destellos azules en la penumbra. 

Tras la operación me quedé dormido del cansancio y el dolor. Todo parecía ir de mal a peor, toda luz se había apagado. Cuando abrí los ojos con lentitud, entraban unos rayos de sol por la ventana, y tras ajustar un poco mi visión había una delicada figura femenina frente a mí, pero por alguna razón no podía divisar su rostro, era como si los propios rayos de luz no me lo permitieran. A pesar de ello, sabía que mantenía una sonrisa dulce en su rostro. 

—Oh, veo que por fin has despertado, me alegra tanto... —Su voz era realmente suave y agradable.

Quizás no se había desvanecido por completo toda la luz.

Me desperté de golpe, no sabía si había sido un sueño o una pesadilla realmente, más bien eran recuerdos. Últimamente parecían no cesar, no logro rememorar casi nada de lo que ha ocurrido, tampoco sé cuanto tiempo ha podido pasar desde que estoy postrado en una cama. Todo lo que tengo son memorias algo sueltas, como por ejemplo las veces en las que Jeff me ha dado de comer y las medicinas, pero caía rápidamente dormido. Mi mente estaba nublada. Suspiré con pesadez. 

Iba a desarroparme, tenía calor, hasta que giré mi rostro y me encontré con Jeff durmiendo de lado hacia mí. Desde luego le debía una, pero hubiese preferido que las cosas no sucedieran de esta manera. No quería deberle nada, mucho menos depender de él por muy vulnerable que me encontrara, aún había cierta amargura dentro de mí por el pasado que me lo impedía. Sin embargo, esta situación iba a costarme la vida, incluso yo soy consciente de ello. Me había estado cuidando e incluso se quedaba dormido en mi habitación para vigilar que nada malo ocurriera. Supongo que a pesar del amor-odio que nos tenemos, por encima de todo somos hermanos.

Aproveché la poca energía que tenía y le pegué una patada a Jeff, tirándolo de la cama. 

—Ahg... Que mierda... —Escuché como maldecía desde el suelo.

No puede evitar reírme.

—Espera... —Jeff se incorporó en el suelo con rapidez, dejándome ver su rostro por encima del colchón. En cuando me vio consciente sus ojos se iluminaron. —¡Liu! —Saltó con rapidez sobre la cama y con una sonrisa de oreja a oreja me abrazó por unos segundos. 

Después se sentó sobre la cama con una cara de alivio, aún mirándome como si no pudiera creerlo casi.

—No vuelvas a darme estos sustos. —Dijo como si se acabara de quitar un enorme peso de encima. —Yo... Pensé que de verdad tu ibas a... —Noté como las palabras comenzaban a atorarse en su garganta, y sus ojos se cristalizaron un poco.

Siempre en mi memoria (Liu, Jeff y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora