Capítulo 30

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*Pov Liu*

Me encontraba en una postrado sobre una camilla en una habitación de hospital. Ella estaba frente a mí, no podía apenas recordar su rostro, así que sus facciones se veían borrosas. Reconocí su voz claramente cuando pronunció palabra.

—Pensaba que estaríamos juntos para siempre, me fallaste. —Me reprochó, se le escuchaba dolida.

Yo sólo repetía en mi mente que no era real, ella ya había muerto hace varios años. Superarla fue complicado, pero poco a poco traté de liberarme de la culpa y todo el dolor que consigo trajo. Tenía un lugar especial en mi corazón, pero era parte de un pasado. No podía seguir anclado.

—Susan, tu ya no estás desde hace años, y mis sentimientos han cambiado. Sé que no está bien, que me dije a mi mismo que no volvería a sentir por otra persona, con temor a que no pudiera protegerla, pero esta vez será diferente. —Traté de que me comprendiera.

—¿Protegerla? —Rio con amargura. —La protegerás igual de bien que lo hiciste conmigo, ¿no? Por eso ahora estoy muerta. —Escupió con odio.

Miré hacia mis manos, estaban temblando. Los recuerdos caían sobre mí y un nudo se instauró en mi garganta.

—Oh vamos Liu, ¿ahora vas a poner esa cara larga? —Preguntó con cierta ironía.

No respondí, no me sentía con fuerzas. Sin embargo, ella parecía querer hundirme.

—Te saqué siendo un niñato con problemas familiares de este mugriento hospital. Te di una nueva oportunidad en la vida, te acepté con todos tus traumas... Sin mí no habrías sido nadie, jamás podrías haberte levantado día tras día de la cama. Tenías una mirada de estar muerto en vida, y yo te saqué de esa oscuridad. ¿Así me lo pagas? Olvidándote de mí y arrastrándote por la primera mujer que te da un poco de afecto, ¡eres patético! —Gritó.

Levanté mi vista con los ojos cristalizados. Razón no le faltaba probablemente, pero esas palabras que se clavaban como cuchillas jamás saldrían de Susan.

—Tú no eres real, no eres ella. —Afirmé con el ceño fruncido.

—Tienes razón. —Comenzó a acercarse mientras paseaba sus manos por la orilla de la cama, hasta posicionarse a mi lado. —Peor aún, soy la voz de tu subconsciente. Tus miedos, inseguridades, culpabilidad, dudas... Soy yo. —Me susurró de manera burlona al oído.

Me piel se erizó tras escuchar como sus palabras salían con malicia. La miré de reojo mientras se alejaba. Se acercó a la puerta, y parecía que iba a abandonar la habitación, echó una mirada hacia atrás por encima de su hombro. Me sonrió falsamente y volvió a hablar.

—Una cosita más, ¿No crees que ella te está siguiendo el juego para sacarte información? Ya sabes, antes sepa tu pasado... Antes podrá marcharse y librarse del dúo de locos que sois tu hermano y tú.

Tras decir sus últimas palabras cargadas de veneno, cerró la puerta.

Apreté los puños con rabia. Vi que sobre la mesita que estaba a mi lado se encontraba un florero con agua, pero sus flores estaban marchitas. Con enfado, tomé entre mis manos el recipiente y lo lancé con fuerza contra la puerta por la cual se había marchado aquella malvada figura que poseía el físico de Susan, o al menos lo poco que recordaba a estas alturas.

Abrí los ojos de golpe, envuelto en sudor y con la respiración agitada. Últimamente siempre me despertaba debido a mis pesadillas. Ya era por la mañana, miré el reloj sobre la mesita de noche, generalmente me levanto algo más temprano para desayunar.

Me vestí sin mucho ánimo y me acerqué a la puerta. La abrí y justamente me encontré con _____, tenía la mano cerrada ligeramente y levantada, como si estuviese apunto de tocar a la puerta. Se sobresaltó pero enseguida me sonrió.

Siempre en mi memoria (Liu, Jeff y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora