Capítulo 37

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*Pov narrador externo* 

Liu se vistió a la velocidad de la luz y salió apresurado de la habitación, no sin antes hacerle un gesto de guardar silencio a la chica que estaba aún sobre su cama con una mirada nerviosa. En cuanto el pelicastaño abrió la puerta y cerró con rapidez tras de sí, se encontró con el pelinegro a un par de pasos de su puerta.

—Jeff, has vuelto pronto. —Comentó tratando de sonar lo más natural posible para ocultar sus nervios.

—Sí, ¿Por qué no respondiste cuándo llegué? —Cuestionó Jeff. 

—No te escuché bien y por eso me asomé. —Respondió casualmente. —Necesito que vengas un momento conmigo al sótano. —Habló lo suficientemente alto para que la chica escuchara sus palabras.

Colocó una mano en la espalda del ojiazul casi empujándolo de camino a la puerta del sótano.

—¿Dónde está _____? —Preguntó extrañado el pelinegro. 

—La escuché entrar en el baño. —Soltó la primera excusa que se le vino a la mente, nuevamente en voz alta.

—Ah, ya veo. —Se encogió de hombros.

Mientras bajaban las escaleras Liu trataba de pensar que podría inventar ahora para justificar el por qué habían ido al sótano. Una vez llegaron abajo, Jeff alzó una ceja expectante.

—¿Puedo saber para qué me has traído aquí? —Cuestionó mirando a su alrededor, viendo todo exactamente igual que siempre.

—He estado pensando que tal vez podríamos usar el sótano para almacenar comida ahora que hace más frío, ya sabes que es más complicado cazar. —Comentó esperando que aquello sonara convincente. 

Jeff lo meditó durante unos segundos.

—Bien, no parece mala idea. —Se encogió de hombros. —¿Eso es todo? —Preguntó dando un paso hacia las escaleras.

Justo al dar aquél paso, una pequeña caja cayó desde su mochila al suelo. Antes de que el pelinegro pudiera agacharse para recogerla, ya lo había hecho Liu. Se incorporó lentamente, observando la caja entre sus manos y se quedó en blanco por unos segundos.

—Mierda... —Murmuró el ojiazul rascando su nuca.

—¿Por qué has traído una caja de condones? —Sus ojos esmeraldas se posaron sobre su hermano, con el ceño fruncido. Rezaba por que no fuera lo que estaba imaginando. 

El pelinegro lo miró con una sonrisa nerviosa.

—Las cosas me van bien con _____. Hace unos días incluso dormimos juntos, nunca se sabe cuándo pueden pasar cosas más allá de eso, ¿no? —Jugó con sus manos mirando de reojo al pelicastaño.

Liu tomó aire con fuerza, tratando de no perder los estribos.

—No imagines cosas que no son, tú mismo lo has dicho. Solo dormisteis juntos, eso es todo. —Dijo de forma tajante intentando quitarle aquellas ideas de la cabeza.

—Bueno, lo que es solo dormir... —Habló algo pensativo el ojiazul, dando a entender que algo más ocurrió. 

La mano del pelicastaño se formó en un puño con fuerza, aún intentando mantenerse firme. 

—¿Qué quieres decir con eso? —La mirada de Liu se hizo más fría.

—No hagas ese tipo de preguntas, son íntimas. —Le riñó un poco Jeff.

La respiración del ojiverde comenzaba a agitarse, la incertidumbre que acababa de provocarle su hermano, junto a las claras intenciones que había declarado que tenía con la chica, sentía que iba a explotar. 

Siempre en mi memoria (Liu, Jeff y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora