*Pov _____*
Habían pasado varios días donde prácticamente no recibía ninguna visita, por un lado lo agradecía y por otro lo maldecía, esta soledad me estaba destrozando de forma lenta, pasiva y angustiosa. Nada que hacer, solo estábamos yo y mis pensamientos. Era duro, cada vez que me paraba a asimilar todo lo que había estado ocurriendo hasta ahora me parecía irreal, un mal sueño. En especial la muerte de mis padres, el accidente volvía a mí una y otra vez, en bucle. Luego Jeff, sus golpes, sus juegos espantosos y esa forma de sonreír, me atormentaban. Me dio esperanzas, me lo prometió, que me dejaría vivir pero no estoy muy convencida de ello. Al menos estos días había estado todo tan calmado que había perdido la cuenta. La única persona que bajaba era Liu, pero le veía ensimismado, como si su mente estuviese en otra parte, por lo que no hemos intercambiado muchas palabras. Simplemente se encargaba de mis necesidades.
Me levanté del sofá, a cada paso que daba el sonido de las cadenas arrastrándose se hacía presente. Esto no era libertad, pero ya podía notar cambios en mi cuerpo. Podía caminar sin cojear casi, el dolor no desaparecía del todo pero me sentía mejor. Mis músculos ya no se sentían engarrotados. Había recorrido toda la habitación, ahora podía ir al baño improvisado que me hizo Liu uno de los primeros días cuando llegué. También, por la noche cuando creí que todos dormían, traté de subir las escaleras, podía llegar a la puerta bien, pero eso no importaba pues siempre tenía el seguro echado. Y por supuesto, también traté sin éxito ver si la tubería podría de alguna manera llegar a romperse.
Caminé de un lado a otro, intentando deshacerme de todos mis pensamientos. Me sobresalté al escuchar como quitaban el seguro de la puerta, era el medio día o al menos eso suponía por la luz que entraba por la pequeña ventana. Quizás sea Liu para traer algo de comida.
Sin embargo, me equivoqué por completo. Jeff bajó, sonriente como siempre. Llevaba una gran bolsa de tela con algo en su interior, que no paraba de moverse. ¿Llevaba un animal dentro?
—Liu, cierra bien la puerta, no sería bueno que Smile entrara ahora. —Comentó mirando hacia las escaleras.
Se escuchó cerrar y otros paso bajar, dejándome ver esa cabellera castaña que ya reconocía tan bien.
Liu estaba serio, miraba con desaprobación a Jeff. Me miró por unos segundos, y apartó la mirada. Se sentó sobre el sofá, tenso y con el ceño ligeramente fruncido. Algo malo ocurría aquí. Instintivamente volví a mirar a Jeff y al saco de tela que no paraba de moverse.
—¿Tienes curiosidad por saber qué es? —Me preguntó divertido.
—Sí, supongo. —Comenté no muy segura, algo me daba mala espina.
Dejó caer el saco suavemente sobre el suelo y en cuanto su mano liberó el agarre, salieron cuatro conejos, de un tamaño mediano. Comenzaron a andar por la habitación. Si no fuera por la situación los hubiese mirado con ternura, pero debía de haber una razón por la que Jeff los había traído.
—Los he traído para que te hagan compañía, debes sentirte sola aquí abajo, ¿no? —Dirigió su mirada hacía mí.
—Me estás tomando el pelo, ¿verdad? —Pregunté tratando de ocultar los nervios.
—Obviamente. —Soltó una carcajada.
Lo suponía, esto debía ser algún tipo de juego.
—Bien, ponte cómoda. Te explicaré en qué consiste el juego de hoy. —Me sonrió, confirmando mis dudas.
Me senté en la silla en la que solía estar atada, por si acaso prefería no estar de pie. Tenía un presentimiento de que esto no iba a ir bien.
—El juego es simple. Resulta que tomé prestado un anillo que llevaba tu padre puesto en el accidente de coche. Creo que es de oro, quizás sepas de cual te hablo. —Comenzó a explicar.
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Siempre en mi memoria (Liu, Jeff y tu)
FanfictionUna vida normal era la que llevaba la joven _____, en tranquilidad, con familia y amigos por los que era amada. Nada fuera de lo normal. Hasta que cierto día su vida dio un vuelco por la culpa de ciertos hermanos Woods de una manera inesperada. Tras...