Capítulo 26

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*Pov _____*

Me desperté en el sofá del salón, aturdida recordé todo lo que ocurrió anoche y las palabras de Jeff. Mi cuerpo se sentía pesado, había dormido más cómoda que de costumbre y mi cuerpo no quería despegarse de la superficie acolchada. Me quedé un rato tumbada, hasta que escuché como bajaban por las escaleras. En cuestión de segundos vi asomar el rostro de Jeff, me sonrió ligeramente.

—¿Dormiste bien? —Preguntó calmado, tenía el pelo alborotado por la mañana.

—Declaro este sofá de mi propiedad a partir de hoy. Somos uña y carne. —Dije acomodándome nuevamente.

—Imaginé que estarías más cómoda. —Rió. —Estabas tan sobada que ni siquiera escuchaste salir a Liu. —Se burló de mí.

La imagen del pelicastaño vino a mi mente. Ahora sabía un poco más sobre Jeff, el significado de su número. Sin embargo, Liu parecía haberse vuelto de nuevo un muro impenetrable, ya no sabía cómo hacer para que todo volviera a ser como antes con él. Los días pasaban y el ambiente seguía pesado entre nosotros, me provocaba más tristeza de la que me gustaría sentir. Estoy segura de que incluso el pelinegro se había dado cuenta de ello, pues cuando estamos los tres juntos, abarca casi toda la conversación hablando sobre cualquier cosa para disipar en medida de lo posible el mal ambiente formado. En definitiva, la cosa no parecía mejorar.

—Tierra llamando a _____. —Musitó Jeff.

Mi burbuja de pensamientos estalló. No sabía en que momento Jeff se había colocado frente al sofá y agachado a mi altura prácticamente. Iba a disculparme por estar en las nubes, pero justo cuando despegué mis labios para hablar, me metió una tostada en la boca. Estaba apunto de tomarla y apartarla fuera de mi boca rápidamente, hasta que noté que el sabor no era malo.

—Hoy no las quemé. —Dijo victorioso y orgulloso de sí mismo.

La mastiqué y me relajé. Podía ser brusco a veces, pero no era con mal fondo. Me quedé unos segundos observándolo, él me miraba atento.

—Rica, ¿verdad? —Me sonrió.

—A veces ocurren milagros por lo que veo. —Comenté con gracia. 

—Calla y límpiate las migajas. —Acercó su mano a mis labios para retirarlas. 

Iba a protestar diciendo que era su culpa, pero fuimos interrumpidos. La puerta de la entrada se abrió, apareciendo Liu. Se le veía algo cansado y su cabello estaba algo alborotado, se notaba que había estado corriendo. Noté que Jeff apartó su mano de mi rostro, y no pude evitar fijarme en la reacción del pelicastaño presenciando la escena. Su semblante era serio, frunció su ceño por un momento, y pasó de largo sin decir nada. 

—¿Y a este que mosca le picó ahora? —Suspiró exasperado Jeff mientras se levantaba.

Yo me encogí de hombros sin entender nada. ¿Acaso estaba enfadado conmigo hoy? ¿Hice algo que le molestara? No lograba entenderle últimamente, era frustrante. 

(...) 

La noche llegó, nada cambió a lo largo del día con Liu, estuvo serio e inexpresivo. Jeff se mantuvo en su línea simplemente. Y yo, bueno, me sentía confundida, extraña. Comenzaba a pensar que el ojiverde no me quería con ellos, que mi presencia le molestaba y le era incómoda. Todo por un error que ni si quiera yo cometí, yo no le besé a él. Y sin embargo, parecía como si la culpable de todo esto hubiera sido yo, a pesar de tratar de arreglarlo. 

Poco a poco intenté desechar estos sentimientos confusos que se habían generado hacia él, era una locura que me pudiera llegar a gustar, porque de ser así, ¿Qué estaba mal conmigo? ¿Era la situación en la que me encuentro ahora la que hizo que me fijara en Liu? ¿No soy capaz de comprender el lugar en el que estoy? A veces parecía olvidarlo a pesar de estar atada con una cadena, pero yo no era libre, estaba secuestrada en esta cabaña, y él era partícipe de esto. Y lo peor, es que llegó un momento en el que no podía odiar a ninguno de los dos, la amabilidad de Liu o las tonterías que me hacen reír de Jeff se volvieron algo común en mi día a día. Está mal, terriblemente mal no sentirme disgustada por completo, como si estuviera en una burbuja donde esto no era algo malo. 

Siempre en mi memoria (Liu, Jeff y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora