Capítulo 2

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*Pov _____*

—Vamos, cuéntame algo más divertido. —Frunció el ceño.

Estaba sentado en el suelo frente a mí y no trataba de ocultar el aburrimiento que reflejaba su cara. Eché un vistazo al sofá dónde se encontraba Liu leyendo, hace rato que también dejó de prestarme atención.

—Eres aburrida. —Suspiró. —Repasaré lo que me has dicho: Te llamas _____, tienes 18 años, vivías con tus padres y tenías buena relación con la gente que te rodeaba. —Iba enumerando con sus dedos.

—¿Debo de decir que lo siento por haber tenido una vida normal? —Rodé los ojos.

—Bueno, si tienes 18 años eso quiere decir que este año ibas a ir a una universidad, ¿no? —Preguntó ignorando mi comentario.

No sabía decir si estaba siendo curioso de verdad o decía aquello para fastidiarme. Tragué amargamente.

—Así es, pero adivina qué. —Alzó las cejas impaciente por mi contestación. —No iré por tu culpa. —Le miré con algo de desprecio.

Se quedó mirándome por unos segundos hasta que se echó a reír.

—Uh sí, lo siento por eso. —Dijo irónicamente.

—¿Qué te parece tan gracioso? —Le miré mosqueada.

—Vamos, te sigues quejando de que te retengo aquí pero no haces nada para entretenerme. ¿No crees qué es un poco injusto? —Inquirió con cierta diversión.

—¿Soy injusta? —Pregunté incrédula.

Si no estuviera atada le hubiera golpeado hasta desfigurar su cara.

—Deja de lloriquear y cuentame algo entretenido. —Me replicó.

Suspiré cansada de esto. No entiendo qué es lo que quería que le contara, es más, no estaba en mis mejor condición tanto física cómo mental para pensar en algo. Y tal cómo pasó por mi mente, yo no iba a durar mucho más en este estado, me estaba sintiendo cada vez más mareada, llevaba demasiado tiempo sin comer y tampoco había ido al baño. Sin embargo, este sujeto parecía olvidar que una persona tiene necesidades básicas.

—Te contaré algo, pero por favor, déjame ir al baño. —Supliqué un poco.

—Puedes aguantar, cuéntame algo divertido y me lo pensaré. —Me miraba impaciente.

—Es enserio, necesito ir al baño. —Rogué.

—He dicho que no. —Elevó la voz haciendo que me sobresaltara un poco.

—Jeff, de verdad que... —Antes de que continuara se levantó del suelo, agarró mi pelo hacia atrás y pegó su cara a la mía, unos centímetros nos separaban.

—Cuando digo no, es no. Haz lo que te he dicho. —Se giró exasperado en dirección al sofá.

Liu estaba observando la escena, una vez más, yo no podía distinguir ninguna emoción en su rostro, tampoco entendía exactamente que hacía aquí.

Tal y cómo había dicho, necesitaba ir al baño, de verdad que no aguantaba más. Ni cinco segundos siquiera. Mis mejillas se tornaron de un fuerte rojo al sentir cómo un líquido me mojaba los muslos y resbala por la silla. Se me cristalizaron un poco los ojos, la vergüenza y la humillación se hicieron presentes.

Liu elevó las cejas algo sorprendido y cerró el libro, Jeff al ver el gesto de su hermano se giró curioso. Su cara se descompuso.

—¿Es enserio? —Preguntó con desprecio. —¡Es putamente asqueroso! —Elevó la voz. —De verdad que das trabajo, ¿y ahora esto? —Espetó con repulsión.

Siempre en mi memoria (Liu, Jeff y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora