Capítulo 49

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*Pov _____*

Permanecimos aún sobre su cama, yo sentada sobre sus piernas con las rodillas clavadas en el colchón. Después de un rato besándonos, Jeff acaba escondiendo su rostro entre el hueco de mi hombro y mi cuello. Me abraza con fuerza y aspira mi aroma. Cierro los ojos sintiendo la calidez de su cuerpo también.

—Mierda... Me gustas muchísimo. —El aliento caliente de él golpea suavemente mi cuello a través de su suave murmuro. 

Cuando se separa, vuelve a mirarme. Mis mejillas se sienten muy calientes, pero me tranquiliza saber que las suyas deben estar igual por el color que han adquirido. Probablemente los dos nos sintamos avergonzados, pero veo en sus ojos el amor que siente por mí. El corazón se me encoge, ¿Desde cuándo me miraba de esa manera, con esa intensidad y cariño?

Coloca sus manos sobre la parte baja de mi espalda y lentamente deja caer hacia atrás su cuerpo, tumbándose en la cama, dejándome sobre él. Mi cabeza queda en su pecho y puedo escuchar sus latidos, rápidos. Noto como deposita un beso sobre mi coronilla. Me inclino un poco para observar su rostro, y lo acaricio.

Me percato del moretón en su mejilla. Lo toco con absoluto cuidado, el azabache cierra los ojos ante mi tacto y coloca su mano sobre la mía, llevándosela posteriormente a sus labios y besándola. 

—¿Puedo saber que ocurrió...? —Pregunto en voz baja, como si me diera miedo a romper este momento tan íntimo con él.

Lleva su mano hacia mi cabello, enterrándola en él con suavidad. Y asiente.

Me echo a su lado y apoyo mi cabeza sobre su hombro, para escucharle.

—Es un poco complicado para mí hablar de esto —Confiesa en un murmuro. —Probablemente seas la única que lo sepa.

Le miro sorprendida.

—¿Liu no lo sabe?

Niega con la cabeza. 

—Fue hace años...


*Pov Jeff*

Hace muchos años, Jeff a la edad de catorce. 

Arrastré mis pies un día más por los barrios bajos de la ciudad. Lo único que se podía observar como siempre eran drogadictos y vagabundos. También algunas prostitutas en las esquinas, delincuentes corriendo tras haber robado... Tampoco faltaban las peleas callejeras donde más de uno iba demasiado lejos y acababa arrebatándole la vida a otro. El pan de cada día era ver esto.

Llevaba casi tres días sin comer, y me dolía horrores moverme. ¿Cuántas veces se ha infectado la herida de mi espalda ya? ¿Cuánto peso había perdido? 

Entre los cristales de un escaparate roto de una tienda abandonada podía ver mi propio reflejo. Me veía tan miserable que no me reconocía, con el cabello largo y alborotado, enormes ojeras de no poder dormir por miedo en las noches, mi ropa desgastada y sucia e incluso rasgada. Era un completo desastre. Pero, esto es lo que me merecía. La imagen de mis padres muertos no se iba de la cabeza, aunque lo peor de lejos es recordar el rostro de mi hermano.

Liu, solo espero que ahora seas libre al menos y que puedas volver a encontrar tu camino en la vida. Perdió su niñez y adolescencia prácticamente cuidando de mí, ejerciendo de padre, madre y hermano a la vez, sólo puedo desearte lo mejor. Tras estar pendiente de los periódicos, sé que estas vivo. No sé cuantos días lloré de alivio tras conocer la noticia. 

Yo ya no tenía ningún camino. La policía me buscaba desde hacía un año. Desde entonces sólo vivo escondido en los suburbios. ¿A qué le temo realmente, si ser encerrado es lo que me merezco? Pero aquella idea me aterroriza. Ya pasé trece años de mi vida encerrado en una cárcel invisible, cada dos por tres mudándome por el trabajo de mis padres a una casa desconocida, fría y sin recuerdos, bajo las exigencias de ellos para convertirme en un chico perfecto. Jamás sentí la calidez de un hogar. Nunca había nada que me atara. Era un sentimiento vacío, tanto que a día de hoy, no sé que motivo me empuja a vivir. Pero una vocecilla dentro de mi cabeza me pide que lo haga un poco más, que antes de acabar muerto sobre cualquier acera, viva aunque sea un sólo buen instante que haga que merezca la pena soltar el último suspiro. 

Siempre en mi memoria (Liu, Jeff y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora