Capítulo 34

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*Pov narrador externo*

-Hace varios años atrás. Jeff a la edad de trece-

Había pasado tan solo una semana desde que el ojiazul había regresado a su casa, para su desgracia, el ambiente era tenso y pesado. Hasta entonces había estado siendo completamente ignorado por sus padres, la ley de hielo una vez más. No obstante, escuchaba continuamente los gritos y las discusiones entorno a su persona. Se encontraba al principio de las escaleras, no se atrevió a bajar, se quedó congelado con la mirada perdida mientras oía toda la pelea entre sus padres.

—¡Debiste insistirle más al médico para que volviese cuanto antes a casa! Maldita sea... ¿Sabes cuánto dinero hemos perdido en los gastos hospitalarios? —Escuchó la voz de Margaret perdiendo los estribos.

—Tienes razón, ese crío insolente lo está echando todo a perder. Nuestro dinero, nuestra reputación, ¡todo! —Peter también parecía cabreado. —Además, es culpa suya haber salido herido, se lo ha buscado. Debí haberme negado a dejarlo en el hospital, tiene que aprender a lidiar con sus propios errores y las consecuencias. En cambio, nos ha tocado pagar los platos rotos.

—No quiero ni imaginar lo que piensan de nosotros, que vergüenza. ¿Qué hemos hecho mal con él? —Se lamentaba la voz femenina.

—Tal vez nos faltó mano dura. —Comentó el padre.

—No estoy segura Peter, mira Liu. Al menos él saca buenas notas, pero ese niño estúpido todo lo que hace es jugar con la maquinita esa y desobedecer. —Hizo una pausa. —Y lo peor está por llegar, pronto tendremos que ir a juicio. ¿Qué vamos a hacer con Jeff? 

El ojiazul permanecía aún escuchando la conversación con la mirada vacía. Pero comenzó a preguntarse de qué juicio hablaban. Liu no había sacado más el tema de aquellos punks y sus padres no le dirigían la palabra, así que se sentía bastante perdido por la falta de información. 

"¿Juicio?" pensó mientras algo le daba mala espina.

—Trata de hablar con él y convéncele. Es la única manera de que esta situación no nos perjudique más. —Respondió Peter.

—Si no hay más remedio... No quería hablar con él todavía. —Se escuchó exasperada. —Iré a su cuarto. —Se despidió.

Rápidamente Jeff reaccionó y se metió en su cuarto cerrando con sumo cuidado para no hacer ruido. Se tumbó de lado en la cama y se quedó esperando a que llamaran a la puerta. Se sentía demasiado inquieto y nervioso, algo estaba ocurriendo, y apuntaba a que no le iba a gustar.

Los golpes en la puerta no tardaron en sonar. 

—Pasa. —Contestó Jeff, tratando de sonar natural.

Margaret entra en la habitación, pero esta vez no estaba con un rostro serio, todo lo contrario. Tenía una pequeña sonrisa, percatándose el ojiazul que era forzada. 

—¿Podemos hablar? —Pregunta con suavidad.

Asintió mientras se incorporaba en la cama y se sentaba a la orilla, algo dudoso frente a la actitud extrañamente amable de ella. Su madre se quedó frente a él, de pie.

—Verás Jeff... En un par de semanas tendremos que ir a juicio, allí estarán los chicos con los que te peleaste y sus familias. —Comienza a hablar. —Papá y yo necesitamos que te disculpes con ellos allí. 

—¿Qué? —Preguntó con incredulidad a la vez que fruncía el ceño.

—Es lo mejor para todos. —Dice mientras mantiene aquella falsa sonrisa.

Siempre en mi memoria (Liu, Jeff y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora