El grupo de Alonso continuó hostigando a los oficiales adversarios antes y durante la batalla de la Muralla, logrando numerosas bajas entre sus filas con sus acciones de guerrilla sobre las líneas de avance enemigas, atacando por sorpresa y con potencia, antes de perderse nuevamente en los profundos bosques que visten las montañas que rodean el cañón.
Los cazadores de la milicia siempre fueron expertos en este tipo de combate, pero durante las casi dos semanas que el pelotón llevaba en su nueva misión, habían logrado perfeccionarlo bastante. Además de su buena puntería, el grupo valoró el conocimiento de la zona que tenían los dos novatos, que, a diferencia de los primeros, acostumbrados por años a moverse solo por las regiones de frontera cercanas a sus bases, Harry y Jake sí conocían los senderos ocultos dentro de la espesa selva de esta región, lo que les permitió moverse de un lado a otro con rapidez para tender emboscadas con efectos letales para los mandos que dirigían la invasión.
Los infectados les llamaban fantasmas, por su manera de llegar y luego desaparecer, casi sin poder ser vistos, y disfrutaron observando cómo las élites sanas que los dirigían y los enviaban hacia una muerte segura iban siendo cazados poco a poco. Pronto los mandos enemigos aprendieron a levantar sus campamentos de retaguardia en el centro, protegidos por sus tropas y por las irregularidades del terreno que pudieran brindarles algo de protección durante las emboscadas y los ataques a la distancia. Durante las últimas acciones, el enemigo logró responder al fuego a tiempo, y además concentró sus disparos hacia las posibles rutas de escape de los cazadores, lo que ocasionó las primeras tres bajas fatales en el pelotón y algunos heridos más que tuvieron que ser evacuados al valle.
Nuevos refuerzos se unieron al grupo para reemplazar las bajas y aumentar el poder de fuego, llegando a ser treinta para cuando los invasores se preparaban para iniciar el avance sobre el bosque. Alonso decidió dirigirse esa noche a todos, para que tanto los cazadores antiguos como los recién llegados estuvieran enterados del objetivo final de la misión, ya que, hasta ese momento, solo Muller, Silva y él conocían sobre su real propósito.
—Pelotón, atención. Ahora que contamos con nuevos refuerzos, luego de sufrir las primeras bajas, me parece que ya es hora de que todos sepamos el objetivo final de nuestra misión.
Muller y Silva se miraron.
—¿No es acaso, mayor, la de asesinar a los oficiales que los comandan? ¿Los ucranianos en su mayoría? —indagó Jackson.
—Sí, la mayoría son de Ucrania, pero no todos. Cuentan con una parte de soldados regulares sanos que no son de origen eslavo. Seguramente lo habrán podido notar.
—Sí, mayor, los mandos son de todas partes, originarios de todos lados — dijo Miguel.
—Al igual que nosotros —le respondió.
—Pero, volviendo a lo que nos iba a decir, señor, sobre el objetivo de nuestra misión —volvió Jackson.
—Parte de ella es la que hemos venido realizando, y muy bien, déjenme decirles. Me siento orgulloso de este grupo, estamos sumando de manera importante en el esfuerzo de defensa, como siempre lo ha hecho la milicia.
—¿Y la otra parte, mayor Alonso? —volvió a preguntar con impaciencia.
—Que el objetivo final de nuestra misión es capturar al general Anatoli Samsonov, ya que estamos casi seguros de que es el comandante de los ejércitos enemigos. Capturarlo con vida y luego llevarlo con Weiland.
—Eso será difícil, mayor —dijo Jamil—. Hemos visto que sus puestos de mando están ahora bien defendidos. No creo que podamos acercarnos tanto como para atrapar a alguien con vida. Prácticamente es secuestrarlo.

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La Última Guerra en la Tierra
Ciencia FicciónEn el año 2071, los pocos miles de sobrevivientes de la Tercera y Cuarta Guerra Mundial que escaparon del apocalipsis, la radiación y el contagio, hallaron refugio y recursos en la selva montañosa de los Andes orientales, donde lograron desarrollar...