46. Mensajes

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Durante el viaje, Tania y Jake pudieron conocerse mejor, pero en los días de obligado encierro fue inevitable que pasaran más tiempo a solas, paseando por el amplio campamento y buscando lugares alejados donde pasar el rato tranquilos. Algunos días después de llegar a su hogar temporal, él se atrevió a darle un beso debajo de un gran árbol de mango y ella correspondió la osadía de su nuevo enamorado con alegría y pasión. El que no estaba muy contento con la nueva pareja era Sasha, pero pronto la familia por entero lo aceptó con cariño como novio formal de Tania. 

Harry también estaba feliz por su gran amigo, y no tardó en conseguir algunas botellas para brindar cuando le contó que la había besado y que le había dicho que sí. Ambos se emborracharon esa noche y su compañero de toda la vida no dejó de repetirle que era un grande, por haber conquistado a la chica más linda, inteligente y valiente de todo San Pedro, y quizás también de todo Tambogrande, la que había viajado tan lejos y se había arriesgado tanto para conseguir ayuda, y que finalmente, los salvó a todos de una muerte segura. Jake le agradeció haber protegido sus espaldas durante la guerra y también por ayudar a los Chernikov a escapar con vida de la ciudad, y además le aseguró que nunca olvidaría los buenos y malos tiempos que pasaron tratando de ganarse la vida en el bosque, ni su lealtad sincera e incondicional.

Desde el día siguiente en que llegó al campo de refugiados, Tania empezó a escuchar nuevamente las voces, pero los mensajes y el tono de las conversaciones eran ahora diferentes. Cuando le contó a Jake la historia de cómo había empezado a comunicarse con los que la habían guiado para conseguir ayuda, y que ahora le pedían que hiciera otras cosas más, él la animó a contarle esto último a su familia. La muchacha pensó que también sería bueno que estuviera presente la doctora Laura Miller, que se apareció con su esposo y un delicioso postre con frutas la noche siguiente para cenar en la carpa de los Chernikov.

—Ya que están todos aquí, quiero contarles algo que ha venido pasando ahora último, y es que he vuelto a conversar con ellos, después de mucho tiempo sin comunicarse conmigo.

—Eso es bueno, hija, significa que nos siguen protegiendo y que continúan confiando en ti.

—¿Ya sabes quiénes son? —le preguntó Laura.

—No, aún no, pero ya tengo una idea más clara de quienes pueden ser. Seguramente ya han escuchado algunas cosas sobre ellos por los rumores que circulan por aquí. Y por las cosas que les han contado las tropas aliadas a nuestros soldados.

—Sí, Tania, hemos escuchado algo —le dijo Lukas.

—También yo, algunos consejeros de Tambogrande me han contado cosas muy interesantes —agregó Laura—. Parece que aquí saben más sobre ellos que nosotros, por lo que deben de haber sido contactados antes.

—¿Y qué es lo que te dicen ahora?, ¿otra misión? —le preguntó Sasha.

—No exactamente, más es como una reunión. Me preguntan si quiero conocerlos.

—¿Y tú quieres conocerlos? —le preguntó su mamá, luego de unos segundos de silencio.

—Antes no estaba segura, pero ahora creo que sí estoy lista para verlos en persona. Pero primero quería preguntarles a ustedes para saber que piensan.

—No lo sé, hermana, solo tú lo debes decidir —le dijo Sasha—. Ya cumpliste diecisiete, y veo que has madurado mucho en estos meses. Sabrás tomar la decisión correcta.

—Sí, hija, tú debes decidirlo, siguiendo tu intuición y tu conciencia, como siempre lo has hecho.

—¿Qué piensa usted, doctora?

—Creo que es lo razonablemente seguro como para intentarlo. No irás sola a este encuentro, por supuesto, te acompañaremos y estaremos a tu lado cuando llegue el momento.

—Gracias, doctora Laura. Me parece importante que usted esté presente. Al igual que todos ustedes, mi familia. Y también tú, Jake.

—Estaré contigo, a donde debas ir —le respondió Jake.

—Gracias a todos, han sido muy buenos conmigo, siempre.

—Te queremos mucho, hija, y siempre estaremos ahí para lo que sea que decidas hacer en tu vida.

—Entonces, les diré que sí, cuando vuelvan a comunicarse conmigo. Que sí iré en su encuentro.

—¿Y qué es lo que crees que buscan de este encuentro? —le preguntó Laura.

—No lo sé, pero lo sabremos pronto.

Aquella noche la sobremesa fue larguísima y super entretenida, conversaron de muchas cosas y los invitados se quedaron hasta muy tarde en la animada carpa de los anfitriones. Los Chernikov pudieron conocer mejor al joven teniente Jake Mayer, vieron lo bueno y atento que era, especialmente con Tania, e hicieron que se sintiera en casa y también como parte de su familia.

Sasha aprovechó la oportunidad de cenar junto al general Anders para asegurarse un puesto de oficial en el nuevo regimiento formado por las tropas sobrevivientes de San Pedro, y esa madrugada fue nombrado sargento del 6.° Regimiento. Katerina sentía emociones encontradas al ver como sus hijos crecían, maduraban y empezaban a vivir sus propias vidas y decidían sobre sus destinos, y esto la llenaba de orgullo, pero a la vez de tristeza, al saber que pronto dejarían el nido familiar.

Sin embargo, lo que más temía debido a su intuición de madre, es que quizás nunca más volviera a ver a su querida Tania.

La Última Guerra en la TierraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora