Eddie y Alice son mejores amigos desde que son niños, los años pasan, malas decisiones han hecho que Alice esté comprometida con el mismísimo Steve Harrington, pero esa vida de ensueño, es simplemente una pantalla de su infierno.
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Han ido un momento con el resto de los amigos, Alice ha llevado una tarta de crema y fresas. Wren está abrazada a Eddie y Eddie simplemente sonríe, Alice tiene las manos de Steve en su cintura, pero ella y Eddie saben que ellos tienen una misión.
- Iré por más vino, al supermercado-han aparecido las primeras estrellas. Alice le habla a Steve y él asiente.
- ¿ Te acompaño? - le pregunta y ella observa a Eddie.
- No, iré con Eddie. Se ofreció a llevarme. Quédate con los chicos. Por cierto... Ofrécele algo a Tessa- Alice ve a la amiga de Wren- No me gusta que esté ahí sin comer algo- Ella acaricia el hombro de su prometido.
- Bueno, mi amor - Steve besa su mano. Alice camina hasta la casa, Eddie la sigue, ellos siguen sus conversaciones como si nada pasara, y la verdad es que nada pasa. Eddie sale tras Alice, ambos se suben al coche de Eddie. Sonríen sin querer.
- Entonces vamos por el vino- Eddie la observa y ella asiente.
- Claro, vamos por el vino- Ella camina detrás de él. El viento hace parecer que los árboles bailan. Y ella se siente a gusto con el clima de la primavera. Cruzan el jardín lleno de árboles, hay una pileta, es una casa hermosa, era de la familia de Steve y sus padres se la han regalado por la emoción de una nueva familia naciente.
Ella se sienta al lado de Eddie, y él comienza a conducir.
A la mierda el cumpleaños de Wren, piensa ella, a la mierda la vida en esa casa, a la mierda Steve.
¿Qué tan egoísta podría verse escoger la propia felicidad?
Alice ve el sol escondiéndose, y se apena porque el camino al supermercado se hace tan corto, Eddie conduce sereno, y ella no puede evitar jugar con los puños de su suéter.
- Una lástima el sol esté escondiéndose - Eddie la observa- La Luna también te sienta fantástica-ella no puede evitar sonrojarse ante sus dichos, ella juega con al anillo en su anular. Es costoso, ella lo sabe.
¿No sería demasiado cruel dejarlo en su mano?
Alice sabe que incluso un anillo de papel podría sacarle la sonrisa de una niña pequeña, y sabe además que, Steve y los anillos de papel no van de la mano.
Ambos salen del supermercado, cada uno lleva tres botellas, y se ríen por la exageración, Steve siempre olvida el rosé para ella, los ha comprado para los días futuros. Dejan una caja con las 6 botellas en el maletero y se suben al coche de vuelta. La playa no está demasiado lejos, eso ambos lo saben, ninguno lo dice, y Eddie no toma el mismo camino de vuelta, ella lo nota, y sabe que el camino comenzará a cambiar, los árboles terminan, y ahora sólo ve arena, y un punto en que el mar y cielo no se distinguen por la oscuridad de este último.
- No digas nada acerca de que te he raptado-Eddie se ríe.
Alice lo mira con una sonrisa, y después voltea su vista hacia la ventana, ya es de noche, las estrellas están por todo el cielo. Eddie apaga el coche.
