Eddie y Alice son mejores amigos desde que son niños, los años pasan, malas decisiones han hecho que Alice esté comprometida con el mismísimo Steve Harrington, pero esa vida de ensueño, es simplemente una pantalla de su infierno.
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- Son unos hijos de puta - Alice suspira.
- No puedo creerlo-Eddie está a su lado, juega con sus manos, le preocupa que Alice tenga problemas sólo por eso que ha pasado.
-No sé qué haré con Rose- Ella mueve su cabeza, cree que es un infierno aquello. Eddie la abraza, besa sus manos.
- Todo va estar bien, corazón.... - da palabras de aliento - te prometo que todo va a estar bien.
- No entiendo por qué me estoy llevando la peor parte de esto - suspira y descansa su cabeza en el hombro de Eddie. Están en el cuarto del chico. Hay lluvia, no tienen nada encendido, sólo una lámpara, Alice ha puesto inciensos, sus manos están sobre el abdomen de Eddie y simplemente cierra sus ojos, ha sido un día de mierda - Steve ha sido un hijo de puta, pero todos deben compadecerse de él - lo suelta de manera amarga y Eddie comprende su furia.
- Creo que todo esto ha pasado por algo, no debes desesperarte. Estoy contigo, y puedes contar conmigo- él mira al techo, en su mente hace eco la lluvia caer.
- Necesito hablar con Rose. No puedo dejar de ir a verla al hogar... No quiero separarme de ella- aquella es su máxima tortura, no ver a aquella niña que volvió sus días grises, en los colores más vivos que ha visto - Por cierto.... ¿Has hablado con los chicos? - Pregunta, cambiando de tema.
- Sí, es más... Creí que sería bueno ir mañana a cenar donde Nancy y Jonathan - Eddie hace aquella confesión- Nos han invitado, ellos creo que comprenden toda esta situación - Eddie habla despacio, la abraza, la mantiene en calor con su cuerpo- Ven acá, preciosa. Ahora estoy contigo. Sabes que siempre voy a apoyarte en todo, seguiré siendo tu mejor amigo incluso si tenemos ochenta años y estamos casados viviendo en un campo y criando ovejas- Los dos se ríen y se abrazan, Eddie la besa, toma su cuello con sus manos, el frío de sus anillos le estremece, le gusta sentir su boca explorando la suya de una manera casi celestial, Eddie tiene una manera tiernamente bestial de hacerle sentir que es la mujer de su vida. Toma su mano, la retiene contra el colchón y ataca a su cuello, sus manos suben por sus caderas y besa cada centímetro de su piel. Aquella cama de apoco se convierte en testigo de aquel amor ardiente y a la vez tan real y puro. Probablemente también son de esas personas que se han amado en miles de vidas pasadas, y seguirán haciéndolo hasta que expiren.
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Es un nuevo día, odiosamemte soleado con un calor similar al de un invernadero. Alice ha dejado aquel nido de amor, es hora de dar las buenas nuevas a su familia, sabe que su padre lo lamentará, y sabe que su madre dirá que es lo que merece por ser una mala mujer.
Estaciona su coche donde siempre cuando va a verla, y camina por aquella escalera que se hace eterna cuando debe despesirse de Rose.
-Hola, vengo por Rose Friedman... - Alice habla con la misma chica de siempre, su desinterés es evidente, y así como ella llega a buscarla a sus anchas, pudiera cualquier otra persona ir por ella. Aquellas cosas le aterran.
