Eddie y Alice son mejores amigos desde que son niños, los años pasan, malas decisiones han hecho que Alice esté comprometida con el mismísimo Steve Harrington, pero esa vida de ensueño, es simplemente una pantalla de su infierno.
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Eddie y Alice se miran, sonríen, y se ríen nerviosos. Eddie mira al piso y mueve su cabeza, ella lo ve nerviosa, como si su pregunta hubiera estado fuera de lugar.
- Dios... Eres la chica más imprudente que pisa la tierra.
- Mierda, Eddie... Ya me siento horrible por pedirte esto. Ahora me siento peor porque estoy parada frente a ti, y me siento muy culpable por lo que acabo de hacer... - Ella rasca su frente por debajo del fleco y Eddie se ríe.
Camina donde ella, jala de su suéter, la toma de la cintura y muerde su propio labio inferior. Ella siente sus manos grandes en su cuerpo, Eddie mira sus labios unos segundos, toma su rostro con fuerza y estampa sus labios contra los de ella, Alice se aferra a su cuello, y Eddie no suelta su boca, sus lenguas se unen, atrapan sus labios mutuamente y se separan únicamente para recobrar el aliento.
Alice mira al piso, sus ojos están abiertos y ella siente estar en shock por lo que ha pasado, el sonido del mar se hace más agudo, y Eddie se queda mirándola, tiene su sabor en la Boca, después de años es primera vez que ha vuelto a dar un beso verdadero, y ella lo mira como si fuera un perro lastimado y él vuelve a abrazarla, besa su frente. Cree que un beso no es un pecado, pese a ser una gran infidelidad, pero también cree, que no es un mal sentimiento, es un mal actuar por hacer algo a escondidas de alguien, aunque ese alguien haga cosas peores a sus espaldas, y Eddie se siente a mano con Steve, pero a la vez, odia que Alice se mortifique tanto.
Ambos se suben en silencio al coche de Eddie, él maneja y suena My Sweet Lord de George Harrison, ella le sube a la radio, y canta, Eddie sonríe al verla cantar, le gusta su voz, aunque no siempre llegue a las notas, y cree que aquello es lo que le enamora, Alice parece un retrato perfecto a simple vista, pero él es quien puede ver sus irregularidades, aquellos malos trazos.
Es un viaje en silencio, y llegan hasta la casa de Steve con Alice, es alta y de piedra, hay un camino de árboles, hay hojas verdes en el piso, es una entrada perfecta, retratable en acuarelas, con Alice tan fantasmagórica y sin alma rondando por aquella fuente.
Alice se baja del coche y lo observa.
- Gracias por el paseo- Eddie nota que Steve no está en casa.
- Gracias a ti por aceptar mi compañía - Él le sonríe y ella también lo hace.
- ¿Cuándo vendrás a casa? - le pregunta, es algo descarado querer su presencia, pero lo necesita.
- Mañana es viernes, es día de... Ya sabes. Cena de amigos... - Eddie suspira y frota su ojo - Vendré a verte y te traeré mucho rosé.
- Me gusta, voy a preparar algo que te guste...- Ella lo mira con nerviosismo.
- A mí dame patatas fritas y soy feliz-Ambos se ríen - No necesitas dinero para sacarme una sonrisa - Eddie la mira directo a sus ojos, y ella se siente tan desnuda cuando eso pasa.
