Eddie y Alice son mejores amigos desde que son niños, los años pasan, malas decisiones han hecho que Alice esté comprometida con el mismísimo Steve Harrington, pero esa vida de ensueño, es simplemente una pantalla de su infierno.
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Tres meses después:
Alice le paga al conductor. Durante el camino habló con el chófer, le contó acerca de su familia, su esposa murió hace seis meses y se quedó a cargo de sus cuatro hijos, aquella historia hace eco en su mente. El hombre le preguntó si tenía hijos, y ella respondió que no, que de todos modos, no podía tener, pero que era algo con lo cual podía vivir sin problemas, aunque el sentimiento parece cambiar cuando piensa que las cosas son con Eddie, porque a él, ella le hubiera dado incluso 10 niños, aunque sea demasiado incorrecto y egoísta traer tanta vida a un mundo repleto de seres humanos.
Recordó a esas familias que conoció en África, y pensó en su propia familia, en su madre, y cree que familia es esa palabra que ha frenado su vida. Cree que familia es una palabra tan común, pero que ella no conoce. Y quisiera desbloquear ese logro, así como ha desbloqueado diplomas y reconocimiento . Vuelve a su apartamento, guarda fotos de su viaje, guarda fotos de niños que conoció allá, de mujeres, de familias, tiene fotos con bebés. Revisa su correo con la esperanza de encontrar respuesta por parte de Eddie, pero no hay nada. Y asume que Eddie se ha enterado de tan triste noticia, las fotos de Eddie y Rose persisten en la mesa.
La noche pasa de manera lenta, apenas cierra sus ojos, tiene muchas cosas buenas en su vida, un viaje satisfactorio, trabaja en lo que ama, tiene reconocimiento, tiene una buena cantidad de dinero ahorrado, aunque nada puede reemplazar ese espacio vacío que ha dejado Eddie y Rose. Alice sufre pensando en que quizá Rose sufre en ese hogar, y quisiera poder cobijarla.
Alice vuelve a un nuevo día de trabajo, entra al laboratorio, su doctorado ha terminado. Debe volver a su vida en la universidad de Dublin, enfocarse en hacer un proyecto de investigación en base a aquel viaje, Alice lleva un buen par de meses estudiando para eso, recolectando su propia información en base a experimentos, experiencias, estudios.
Durante el viaje ha estado rechazando constantemente las insinuaciones de su doctor a cargo. El Dr. Higgins, y aquello es algo que complica su existencia, su mente y corazón sólo son para Eddie. Durante el viaje de vuelta, han coincidido en el número de asientos. Nuevamente el doctor le ha insistido en una cita, insiste tanto, que le ha ofrecido algo más a cambio de un ascenso, y aquellas condiciones le hacen replantearse su lugar. Alice sabe que es una mujer capaz, es una mujer inteligente, su inteligencia no puede medirse con una cogida. Rechazó a todas las propuestas, lo ha puesto en su lugar, sabe que algunos ceden por un poco más de poder, pero ella está realmente segura de su valor.
Tiene una mala sensación respecto de la declinación de las propuestas que el doctor a cargo le ha hecho.
Ella entra en silencio, es una mesa entre todo el equipo de investigación, son hombres en su mayoría. Los saluda de manera cordial, ella es quien lidera la investigación, sabe que sin ella, no hubiera sido lo mismo.
Ellos hablan un momento, y ella sabe que tienen algo que decirle, aunque Higgins se ve bastante tranquilo.
-Señorita Darwell- le llaman por su apellido- Nos alegra tenerla en nuestra mesa como un miembro más - Higgins lo dice en un tono que a ella no logra convencerle - deja carpetas de papeles y papeles llenos de información que ha recopilado por meses.
