Me gustas... Gustacio

Ayuda

Horacio

Desperté y nadie me decía nada, no sabía ni cuanto tiempo llevaba dormido, obviamente sabía que Conway me había drogado... que pena que no me diera cuenta hasta que sentí mis parpados empezar a cerrarse.

Me levante con dificultad y camine a la puerta, al abrirla dos agentes del FBI hacían guardia en mi puerta y no dudaron en cortar mi paso.

– Aparta – Les dije algo irritado.

Conway se había pasado tres pueblos, sabe lo importante que es para mí Gus y lo peligrosa que está misión... si mientras yo dormía el llegase a ser herido y...

Sacudi la cabeza para disipar ese pensamiento e intenté empujar al agente, pero rste no se movió ni un centímetro, la droga aún me tiene débil y desorientado.

– Nos han ordenado que nadie puede salir ni entrar de esta habitación, mucho menos el propio paciente. –

– Me da igual, esto es secuestro no podéis retenerte en contra de voluntad y más cuando no soy culpable ni sospechoso de nada, es más soy un inspector de policía, ahora, aparta. – Mi paciencia comenzaba a desintegrarse.

– Esta bajo custodia del FBI mientras el caso García siga abierto. No deberíamos decirle esto pero... Al tener una muy estrecha relación con el fugitivo, debemos tenerle vigilado. Visto lo visto, podría contactarle o intentar verlo. Por favor, no cause problemas y vuelva a la habitación.– Dijo uno de los agentes.

Volví a entrar algo confuso y relajado.

Si Gus esta en paradero desconocido... significa que logro huir de aquella redada, pero no se sabe en que estado huyó.... podría estar en algún callejón desangrandose.

Si tan solo el puto viejo diese la puta cara podría sacar informacion o que me ayude a salir de aquí.

Mi mirada fue a parar a la ventana podria servir, el problema es que este era un séptimo piso, si me caigo me hago mierda.

Abrí varios cajones los cualrs estaban vacios, hasta que en un armario encontré mi ropa.

Alguien toco a la puerta.

Guarde la ropa debajo de la cama y me tumbe sobre ésta.

– Hola, Horacio. Me dijeron que despertaste e intentaste salir, tranquilo no voy a regañarte, solo vengo a hablar.– Dijo un agujero de pelo rubiu y corto.

– ¿Quién eres? – Pregunté.

– Jefa del FBI, al menos de esta jurisdicción. – Respondió quitándose sus guantes de cuero color rojo.

– Se lo que quiere, le ahorro el malgasto de saliva. No se donde esta Gustabo, hasta hace unos minutos estaba inconsciente... Mejor dicho drogado, por el padre de Gustabo, si quieren saber algo hablen con Jack Conway. – Zanjé la conversación antes de que comenzará.

– Estamos al tanto de que no sabes nada del pequeño retoño de Jack, no es eso por lo que queremos hablar contigo. –

Si no es por Gus ¿Por qué más querría hablar conmigo el FBI?

– Verás los de arriba han estado revisando tus informes, has echo grandes trabajos fuera y dentro de Los Santos, incluso teniendo en cuenta tus antecedentes familiares, no debió ser fácil vivir en aquel horfanato de mala muerte. –

Observe en silencio como sacaba un spray de su bolso y rociada la silla junto a mi cama, antes se colocar una especie de papel sobre este y sentarse de la forma más estirada posible.

– ¿Gracias? Supongo – Respondi.

– No lo supongas, es un elogio de mi parte. Pocos logran llamar la atención de las altas esferas, muchis lo intentan y todos fracasan... Pero ellos han visto algo en ti, que les hace ver que serias un buen suscitó para mi puesto. –