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Final del trayecto 1/3

Horacio

- ¿Puedes recoger a Conway de la comisaría? Yo tengo que hacer algo.-

Le pedí a Volcov. Esté asintió y tan silencioso y serio como siempre salió directo a su coche.

Poco después de apagar el ordenador salí detrás de él y me subí a mi propio coche y conducí hasta aquel lugar.

Al llegar frente a aquel viejo árbol que dentro de poco desaparecería. Hice lo imposible por impedir que se construyese un centro comercial aquí, pero el nuevo alcalde es muy testarudo y un comoleto imbecil.

Repase con mis dedos aquellas palabras talladas en su corteza.

"Siempre juntos. G & H"

La primera vez que esa promesa se rompió fue culpa mía... Era un niño sin poder de decisión sobre su futuro, un niño que en cuanto tuvo el valor y la fuerza suficiente volvió para reanudar aquella promesa, lo conseguí... pero como si el mundo nos odiara la promesa volvió a romperse y está vez no fui yo quien se fue...

Esta vez veo imposible que esa promesa se vuelva a arreglar... No por que ninguno o alguno de los dos no quisiese, de ser por nosotros daría igual cuantas veces se rompiese aquella promesa, siempre buscaríamos la forma de arreglarla y pegarla con el pegamento más fuerte.

Pero esta vez uno de los dos estaba en un lugar donde el otro tendría difícil acceso, al menos mientras yo siga en este mundo.

El teléfono sonó en mi bolsillo y no tuve más remedio que alejarme de aquel lugar donde nos prometimos un futuro juntos, donde nos prometimos todo juntos.

Conteste sin ganas, sabía perfectamente quien era y porque llamaba.

- Pequeño capullo. ¿Donde mierda estas? Te dije que me recogieran no que me mandaras al puto ruso... Mira a la carretera y cierra el puto picó, imbecil.-

Insulto a alguien más que estaba con él, seguramente el pobre Volcov.

- Lo siento, tenía algo que hacer. - Respondi derrotado.

- Oh, claro. Desde que el señorito es el jefe del FBI no tiene tiempo para recoger a un viejo como yo. Ya veo, ya.- Comentó indignado.

Conway se había vuelto más irritante desde que él no está. Dejó a la policía atrás... Y gracias a un par de tratos que hicimos lo dejaron libre. Jubilarse ni estaba en su vocabulario y mucho menos en sus planes de vida, él viviría y moriría por la placa... Y ya lo había echo, ahora el viejo Conway es solo una sombra de lo que fue... Todos lo son, yo incluido.

- No es eso... Yo... Vine a despedirme del árbol, mañana empieza la construcción y deben deshacerse de él esta noche. -

- Hijos de puta... Bueno, te espero en casa del ruso borracho, no llegues tarde. -

- Jamás lo haría. -

Colgué el teléfono y mi mirada se perdió en aquel tortuoso fondo de pantalla, siemore llevó su foto... en cada rincón de mi mente su imagen queda grabada con fuego. Me torturo día y noche mirando las fotos que le obligue a tomarnos juntos.

No quise hacer esperar mucho a esos tres, no hoy.

Toque al timbre y un amargado Conway no tardo en abrir la puerta de casa ajena.

- ¿Y Volcov? - Pregunté al ver que era el incitado y no el dueño de la casa quien abría.

- En el baño. - Respondió sin más y se tiro en el sofá junto a Greco.

Delante de ellos habían muchas botellas de alchol y aperitivos, muchas de las botellas ya iban por la mitad.

- ¿No podíais esperarme? - Dije sentándome junto a la ventana del gran salón.