Gustabo
– ¿Esta todo claro? No quiero ningún error. – Dije serio.
– Tranquilo jefe, saldrá bien. Londres es bastante viciosa, en cuanto tengamos esta carga seremos ricos... Aún más. – Se mofó Yun.
– Debo recordarte que debemos ir con pies de plomo, sobre todo nosotros. – Le regañó Sergis.
– Esto no son los Ángeles aquí el FBI y el CNI no tiene jurisdicción, ni nada asi, estamos en Londres, vamos a divertirnos un poco antes de volver a Marbella. – Respondió despreocupado.
– Te recuerdo que estamos aquí por trabajo. – Habló el chino, Hai.
– Vamos, no seais tan intensos. – Dijeron Manolo y Culebra a la vez, antes de chocar sus manos.
Se formó un escándalo entre los que quería divertirse y los que solo querían hacer el trabajo y marcharnos. Internamente estaba pensando en la forma más dolorosa de matarlos a todos a la vez.
Una llamada interrumpió mis psicópatas pensamientos.
– ¿Si? – Pregunté al atender el número desconocido.
– Gus, ya estoy aquí. ¿Por qué hay tanto ruido? –
Era Horacio, mi Horacio.
– Dame un segundo. – Puse la llamada en silencio y di un fuerte golpe en la mesa haciendo que todos se callaran. – ¡Silencio! Haremos el trabajo y tendreis el resto de la semana para hacer lo que queráis, sin llamar la atención y manteniendo las identidades falsas. Ahora largaos de aquí, sois molestos. –
Todos salieron de la sala excepto Yun que me miraba.
– ¿Qué? – Pregunté.
– Uno de los Italianos está aquí. Escuche antes a Hai hablar por teléfono con uno de ellos. –
– ¿No sabes cual?–
– Se refirió a él por su apellido. –
– Les dije que se quedasen en la puta Italia. Londres o Marbella, después de la que tenían liada no deben ni acercarse. –
– Siempre hacen lo que quieren. Nos ponen en peligro y son un lastre. –
– Cierra la boca. Deja de decir ese tipo de cosas en voz alta. Ya sabes como son con las lealtades. Mantén la boca cerrada y sígueme, se lo que hago y lo que haré. –
– De acuerdo jefe. Mándale recuerdos a Horacio, no me puedo creer que este en Londres y no podamos ir a verlo, seguro que esta relativamente cerca. –
– Ninguno de la organización tiene permitido acercarse a él y lo sabes. Incluso viajo un día más tarde, no quiero que tenga nada que ver con la organización. –
– Lo entiendo... Es triste, pero es lo mejor. Me voy, hablamos luego. –
– Ni se te ocurra ir al casino con el ruso y el chino, eres malo jugando, te quedaras pobre... Otra vez. –
– Tranquilo, yo controlo. – Dijo sonriendo antes de desaparecer.
– Ya estoy. ¿Cómo estas? ¿Llegaste bien?– Pregunté más relajado.
ESTÁS LEYENDO
Me gustas... Gustacio
Fanfiction¿Que pasa cuando Horacio el chico nuevo lindo y amable empieza sentirse atraído por un rubio de su clase? ¿Y Gustabo porque a pasado de ser borde con todos los que se le acercan, no puede seguir siendo lo con su pequeño Horacio? "Pero como me voy a...