Mientras estaba en el piso, cerré los ojos y esperé a que mis padres, mi tía o el viejo se despertaran y me cuestionaran lo que hacía. Tendría que crear un pretexto convincente; como que tenía sed y que había bajado por agua, pero con eso no justificaría el que llevase mis botas. De la nada el volumen de la tele incrementó y contrario a lo que pudieran creer, aquello me ayudó, pues fue justo después de mi caída, y gracias a eso logré camuflar el escándalo.
Permanecí en el suelo por algunos segundos hasta que comprendí que nadie bajaría. Me dolían las manos y la barbilla, pero al menos no había sangre. En lugar de subir y abortar la misión, me asomé tras el muro que separaba la sala de las escaleras con el objetivo de averiguar quién de toda la familia continuaba despierto. Me llevé una desagradable sorpresa cuando vi que se trataba del viejo. Él se encontraba acostado en el sillón más grande y la televisión mostraba una película en blanco y negro.
—Francisco, te hace falta maña —dijo él en español, nunca nos hablaba en inglés. Despegó su atención de la pantalla y se enfocó en mí.
No me quedó de otra más que dejar mi posición y caminar para ponérmele de frente. No me había delatado, tenía chances de convencerlo de que no lo hiciera y me dejara volver a mi habitación.
—Si fueras más listo, habrías bajado por la ventana usando la jardinera —continuó, se quitó las gafas y cruzó los brazos—. Era como solía hacerlo mi hija.
—¿Mamá se escapaba así? —pregunté, tenía que seguir su conversación para que se apiadara de mí.
—No —hizo un ademán con la mano—, Verónica era una santa a tu edad, la que era así era Aidée. Tuvo un novio que era un auténtico delincuente y le enseñó ese tipo de cosas.
Me sorprendió escuchar eso, jamás supe de esa historia. Crecí con la idea de que los roles eran distintos, solo que sin la adición del delincuente.
—Mira, de qué me quejo, si yo fui peor que todos ellos juntos —se burló de sí mismo.
—¿Me vas a delatar? —Tragué saliva, había llegado el momento de suplicar compasión.
Él negó con la cabeza.
—Si me convence la razón por la que quieres salir a esta hora, dejo de retenerte con mi plática aburrida y no le digo nada a tus padres.
A pesar de que me esperaba de todo menos eso, se trataba de un acuerdo razonable. Había llegado la hora de modificar la verdad a mi conveniencia para controlar la situación.
—Voy a ver a mi novia. —Tensé el cuerpo y bajé la mirada—. Nos peleamos en la mañana y quiere que nos veamos para reconciliarnos.
—Pinche romántico.
Subí la cabeza e hice una mueca. No funcionó apelar al romanticismo, así que me mentalicé para suplicar por su silencio.
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El chico que cultivaba arrecifes | ✅
Novela JuvenilFrank y Babi son la pareja ideal a los ojos de todos, el problema es que ambos se han enamorado a la vez de Dylan Friedman, el chico nuevo del colegio. 🪸🐠🪸 Frank y Babi están su último año de preparatoria y mientras él no podrá continuar con sus...