Heredero ☘ ChanIn

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La luz entraba por las grandes ventanas de la habitación y, un lindo y tierno -no tanto- omega recién abría sus ojos.

—Un día más —dijo Jeongin sentándose en la cama.

Se levantó, se aseó y bajó a desayunar con sus padres, los cuales desde que se presentó como omega lo aborrecieron por la simple razón de ser un omega. Jeongin tenía todos los rasgos para ser un gran alfa o eso aparentaba antes de presentarse.

—Buenos días —dijo la señora Yang con su característica voz arrogante y prepotente.

—Buenos días —contestó Jeongin y se sentó en la mesa junto a ellos.

Él no se dejaba doblegar, tal vez cuando era más pequeño, pero ya no. Él no es así, puede ser omega, pero no es para nada simpático al hacerlo enojar y menos cuando te metes con él.

—Jeongin —su padre lo llamó, él hizo un asentimiento como prueba de que lo escuchaba—, hijo debemos decirte algo...

Jeongin levantó la mirada y se encontró con las de sus padres, frías como siempre. Nunca esperó miradas cargadas de amor de su parte, le daba igual la verdad.

—Díganme, me están asustando —sus padres se miraron entre sí y su padre fue el primero en hablar.

—Jeongin, te vas a casar —y eso bastó para que Jeongin se atorara con el jugo que acababa de tomar.

—¡La una de la tarde, Bang Chan! —gritó la señora Bang. Chan gruñó y se obligó a levantarse e ir a asearse, antes de que su madre fuera ella misma por él.

Bang Chan es un chico como los demás, a sus 23 años, es un fuerte alfa con un gran corazón esperando por su omega.

Chan ama a su familia, solo quiere hacerlos sentir orgullosos, aunque su padre es un poco estricto con ciertas cosas, como, por ejemplo, quiere que trabaje en la empresa lo más rápido posible. Chan entrará a trabajar dentro de dos semanas oficialmente y eso le gusta, va a ser su propio jefe y manejará su propia empresa.

Ya listo bajó al comedor con su familia, le dio un beso en la cabeza a su madre y estrechó su mano con la de su padre.

—Buenos días —habló Chan, sus padres respondieron por igual y se sentaron a comer.

—Chan —habló su madre. Chan levantó la mirada.

—Dime, madre —su madre estaba preocupada por algo, no sabía exactamente qué, pero sabía que su madre debía decirle algo muy importante, sus ojos reflejaban preocupación pura.

—Chan, no queremos que te tomes esto como algo malo, más bien como algo para crecer en negocios —habló esta vez su padre, Chan no habló, solo les dedicó una mirada llena de confusión y asintió para darles a entender que los escuchaba, su padre continuó—. Chan, te vas a casar.

Chan abrió sus hermosos ojos café desmesuradamente y se levantó de la mesa.

—¡¿QUÉ?!