Heredero ☘ ChanIn

╰⊱ 08

Había pasado una larga hora de firmar papeles y por fin la tan esperada escena, el juez preguntó.

—Yang Jeongin, ¿acepta usted al joven Bang Chan como su esposo para serle fiel en la salud y en la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza?

Jeongin estaba un poco ido, el efecto del supresor estaba desapareciendo, tenía el embriagante olor de Chan en mente y era lo único en lo que pensaba.

Estaban tomados de las manos y Chan apretó sus manos suavemente. Jeongin lo miró, vio hacia todos los invitados y al juez.

—A-acepto —observó nuevamente a Chan perdiéndose en su mirada.

—Bang Chan, ¿acepta usted al joven Yang Jeongin como su esposo para serle fiel en la salud y en la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza? —habló nuevamente el juez.

Chan miró a sus padres, a los invitados, a Jeongin y por último al juez, y respondió: —Acepto.

—Por el poder que me confieren, yo los declaró esposos, puede besar al novio.

Y Jeongin no podía mentir, su omega quería a ese alfa y quería ese beso, sin más en su mente tomó a Chan de la corbata y estampó sus labios contra los ajenos y ¡mierda! Se sentía tan bien, los esponjosos labios de Chan y los delgados de Jeongin encajaban perfectamente. Jeongin quería explorar con su lengua la cavidad bucal ajena, pero Chan lo separó, es ahí cuando se dio cuenta cómo todos aplaudían y gritaban por los recién casados. Chan aún se recuperaba de aquel fogoso beso, jamás pensó que aquel omega de carácter rudo y frío besara como los mismísimos dioses.

Pasadas unas horas se encontraban en la fiesta recibiendo a los invitados, de los cuales no conocían a la mayoría. Por parte de Chan invitó a su mejor amigo Changbin y su novio Félix y por el lado de Jeongin, invitó a Jisung su mejor amigo y su novio Minho.

Jeongin seguía avergonzado por su comportamiento a la hora del beso con Chan, su omega se había apoderado del momento. En verdad no sabía que había sucedido, pero le gustó, y mucho.

—Chan... —lo llamó.

Chan que se encontraba saludado a unos amigos de su padre qué sabrá Dios sus nombres, volteó a ver al omega.

—¿Jeongin?

—Voy al baño, ya vuelvo —y sin más se fue, su parte baja dolía como la mierda y el beso con Chan no ayudaba para nada, aún recordaba la suavidad y sabor de sus labios, estaba arruinado.

Chan decidió ir a buscar a Jeongin, ya se había tardado demasiado.

—¿Jeongin? —habló Chan entrando a los baños del salón que habían rentado sus madres para la fiesta.

—Cha-an —habló entrecortado Jeongin.

Chan corrió al último baño donde provenía la voz de Jeongin.

—¿Jeongin, estás bien? ¿Puedo abrir? —no hubo respuesta. Chan se preocupó, así que decidió abrir y ver qué sucedía, el aroma de Jeongin llegó fuertemente a sus fosas nasales, marcándolo.

—Mierda, Jeongin —tapó su nariz e iba a buscar a la madre de Jeongin hasta que el omega lo tomó fuertemente del brazo y lo empujó dentro del bañó.

—Chan —Jeongin sentó a Chan en la tapa del baño, se sentó encima de este y empezó a repartir besos por su cuello mientras movía sus caderas contra el miembro semi duro de Chan—. Chan~ ayúdame, ¡ah~!

Chan tomó las caderas de Jeongin y frenó sus movimientos.

—No. Jeongin, me matarás cuando estés consiente, ten... — el alfa sacó los supresores que, gracias al cielo, fue a buscar antes de ir por Jeongin—. Tómalos, rápido.

—Alfa, ayúdame~ —y sin más empezó nuevamente el movimiento con sus caderas, agregando pequeños saltitos.

Chan lo frenó nuevamente y le hizo tomar los supresores, lo tomó delicadamente y lo sentó cómodamente en sus piernas, empezó a dar caricias por su espalda y lo abrazó dejando salir un poco de su aroma. Jeongin se tranquilizó un poco, al menos ya no quería que le hiciera "cosas" en el baño.

—Mierda, Chan. Perdón, yo... no sé qué me sucedió —se sobresaltó Jeongin (mucho más conciente) de lo que había intentado hacer, mirándolo a los ojos con vergüenza. Jeongin sentía sus pantalones mojados, llenos de su lubricante natural.

—Hey, tranquilo. Todo está bien, a cualquiera le puede suceder. ¿Quieres que vaya por otro pantalón y ropa interior?

Jeongin lo miró y asintió, Chan lo bajó de sus piernas y le avisó que ya regresaba, además de advertirle que no se moviera. Es ahí cuando pensó que tal vez, solo tal vez ese alfa no era tan malo cómo pensaba, pudo haberlo tomado ahí sin más, pero no lo hizo y eso le gustó, aunque no lo admitiera del todo.