Heredero ☘ ChanIn

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Se encontraban todos cenando, los señores Yang tenían en frente a los Bang y la pareja recién casada estaba uno en frente del otro. Lo único que se lograba escuchar eran los movimientos de los cubiertos para comer de sus platos.

Pasada una media hora, todos terminaron la cena, los ex dueños de las empresas empezaron a hablar de métodos para implementar y hacerlas crecer más, si es que se podía. Chan y Jeongin prestaban suma atención y las esposas habían ido a la cocina a hablar de temas triviales.

Eran las 21:00 Chan y Jeongin recién salían de la cena con sus padres, entraron al auto y emprendieron marcha hasta su residencia.

—Cambiaste tu color de cabello, te queda muy hermoso —dijo Chan concentrado mirando hacia en frente sacando una pequeña sonrisa de lado, la cual Jeongin vio perfectamente.

Jeongin se sonrojó, sí se había dado cuenta.

—Gracias —su vista viajó hasta la ventana nuevamente.

—¿Sigues enojado? —preguntó el alfa.

—Un poco —contestó Jeongin cortante.

—Lo siento, sé que eso no vale demasiado, pero en verdad me preocupé, mi padre solo me necesita cuando es algo de suma importancia —habló Chan.

—Creo que pudiste tratar ese caso de suma importancia después, estábamos en medio de algo. Me dejaste ahí sin más y me habías prometido que iba a gritar y más mierdas las cuales no cumpliste —dijo Jeongin no enojado, más bien decepcionado.

—Lo sé, en verdad lo lamento —llegaron a su destino.

Jeongin bajó del auto primero y fue directamente hasta la puerta de la casa, entró y se dirigió a su habitación.

Chan suspiró e hizo lo mismo, cuando iba a entrar a su habitación el omega salió con su pijama puesta de su habitación.

—¿Podríamos dormir juntos hoy? —preguntó sonrojado.

Chan sonrió, entró rápidamente a su habitación, sacó su pijama y se adentró a la habitación de Jeongin.

Ya cambiados y listos se acostaron uno junto al otro. Jeongin se sintió tan bien, se sintió seguro y reconfortado cuando sintió el delicioso aroma de Chan, lo abrazó por la cintura y dejó su cabeza descansando en el pecho del alfa el cual no dudo en abrazarlo por sobre los hombros.

—Descansa —dijo Jeongin cayendo en un profundo sueño con el aroma de Chan en mente.

—Igual tú —habló el Alfa embriagándose del aroma ajeno y cayendo dormido al igual que el omega.

Sus lobos se llamaban indirectamente y se movían con felicidad al sentir el aroma del otro.

Jeongin recién abría sus ojos, la molesta luz que entraba por los ventanales de la habitación lo despertó, era sábado lo que significa que entraban al trabajo un poco más tarde, así que eran aproximadamente las 7:00 a.m.

Justo cuando iba a levantarse sintió un agarre fuerte en su cintura y algo duro en su parte trasera, fue ahí cuando recordó que Chan había dormido con él y luego cayó en cuenta de que lo que tenía duro en el trasero no era nada más ni nada menos que la erección mañanera de Chan.

Chan lo tomaba con fuerza de la cintura, no lo soltaba y cada vez sentía mejor el miembro de Chan contra su trasero. Sería muy descarado de su parte restregarse contra él mientras duerme, pero cada vez que se movía se sentía a desfallecer.

Jeongin intentó mover lento sus caderas para así no despertar a Chan, comenzó frotarse cada vez más fuerte contra el alfa, el aroma de Jeongin se estaba intensificando.

—Ah~ Chan, me va a matar si se entera, ¡mghm~! —Jeongin cubrió su boca rápidamente, se sentía como un necesitado, pero Chan no se enteraría o bueno, rezaba internamente para que no despertara.

Chan se removió incómodo, su parte delantera se sentía húmeda, al abrir los ojos se encontró con su pantalón de dormir mojado. Mierda, ¿estaba teniendo un sueño húmedo? Se preguntó mentalmente, al parecer el omega el cual le daba la espalda dormía, así que soltó delicadamente su cintura y se dirigió al baño para poder arreglarse y arreglar su problema.

Jeongin soltó un suspiro pesado, esperando que el alfa no supiera que estaba haciendo antes de que despertara.

Jeongin se encontraba haciendo un desayuno para él y Chan, debían contratar a alguien para que les ayudara con eso, pero se les ha pasado. Chan bajó arreglado como siempre: su impecable traje y su rubio cabello bien peinado.

El teléfono de Jeongin sonó, el omega lo tomó rápidamente y contestó.

—Hey, Jin. ¿Cómo estás? ¿Sucede algo? —preguntó Jeongin—. Claro, si quieres vienes y vemos unas películas en la noche, mañana no trabajo.

Chan escuchó atento toda la conversación.

—Sí, si quieres invito a Jisung y Minho. Okey, nos vemos.

Chan observó fijamente los movimientos de Jeongin y se quedó meditando qué hacer. ¿Jeongin en verdad había buscado aquello que él no le dio?