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Naranjas y fresas: un aroma demasiado fuerte para algunos y uno demasiado delicioso para Jeongin, su nariz se hundía cada vez más en la glándula de aroma de su esposo, amaba aquel fuerte olor

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Naranjas y fresas: un aroma demasiado fuerte para algunos y uno demasiado delicioso para Jeongin, su nariz se hundía cada vez más en la glándula de aroma de su esposo, amaba aquel fuerte olor.

Su nariz se movía inquieta sobre la piel de su pareja, tomaba enormes caladas de aquel adictivo aroma. Oh, cuánto amaba el aroma de Chan.

Todo se fue a la mierda en el instante en que una de las empleadas entró a su habitación sin siquiera preguntar.

—Señores Bang... —la chica quedó inmóvil en su lugar al ver el cuerpo descubierto del alfa.

Jeongin tomó rápidamente una de las suaves sábanas para cubrir el apetecible cuerpo de Chan. Se había enojado, esa chica en verdad había desfallecido al ver el cuerpo de su alfa. Y claro, ¿quién no lo haría? Sin embargo, pudo jurar que aquella chica había mojado sus bragas al verlo, el aroma de la omega flotaba por el aire con sus feromonas de excitación.

—Largo... —oh, Jeongin estaba enojado.

—Lo-lo siento, señor Bang, e-el desayuno... —la chica se vio interrumpida al escuchar el fuerte gruñido.

—¡Lárgate! —aquel gruñido había salido desde lo más profundo de su garganta, Chan aún dormía plácidamente y Jeongin se encontraba muy territorial aquel día.

—Sí, señor Bang... —la chica habló con su cabeza gacha, no mentiría, el cuerpo de su jefe había logrado mover algo en ella sin embargo fue más por instinto su reacción.

Jeongin suspiró ya no tenía ni un poco de sueño, solo las insistentes ganas de morder a Chan, todo su cuerpo y cada rincón.

Chan dormía muy plácidamente después de un tiempo y Jeongin amaba ver aquel hermoso rostro relajado mientras hacía pequeños gestos entre sueños. Amaba observar cada facción de su esposo, amaba aquella piel perlada y bien cuidada, sus cabellos rubios dándole un toque sexy, y por la mierda que lo era, Chan era demasiado sexy.

Un pequeño gruñido se dejó escuchar nuevamente, quería naranjas con fresas, Theo exigía naranjas con fresas, deseaba comer aquellas frutas y Jeongin deseaba comer a Chan que, curiosamente, tiene aquel aroma.

Dirigió rápidamente sus dientes hasta el cuello del contrario y dejó pequeñas mordidas a lo largo del mismo. Sus mordidas pasaron a ser enormes marcas moradas, sus dientes se enterraban una y otra vez por aquel níveo cuello, por cada mordida lamía la poca sangre que salía

Chan se removía ante las punzadas en su cuello y Jeongin estaba cada vez más cerca de su glándula de aroma.

Los ojos de Bang se abrieron lenta y perezosamente encontrando a su pareja mordiendo su cuello.

—Innie... —la voz de Chan, una cosa más que Jeongin amaba, aquella voz tan aterciopelada y linda, suave, calmada. Chan era perfecto ante aquellos ojos gatunos, su voz sonaba tan ronca gracias a que acababa de despertar, erizaba cada vello de su cuerpo cuando le hablaba de aquella forma.

Heredero ☘ ChanInDonde viven las historias. Descúbrelo ahora