Heredero ☘ ChanIn

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Chan y Jeongin se encontraban en su habitación, ambos recostados sobre la gran cama matrimonial, mientras comían la cena que el alfa había preparado y a la vez observaban una película, bueno, Chan la observaba mientras que Jeongin solo comía y pensaba.

—Chan... —lo llamó el omega.

Chan volteó hacia la dirección del omega y asintió indicándole que le prestaba atención. Jeongin soltó un gran suspiró y habló.

—¿Te gustan lo piercings? —soltó como pregunta rápida.

Chan se desconcertó un poco por la pregunta, sin embargo, respondió.

—Pues solo tengo los dos de mis orejas y nunca he pensado en hacerme otros, y con respecto a que me gusten, sí, pero siento que no se verían bien en mí. ¿Por qué la pregunta?

Y el omega no pudo estar más en desacuerdo con el alfa, ¡¿qué le quedarían mal?! Pero si él no tiene esa imagen mental que tiene el omega, porque si pudiera ver lo que por aquella mente pasaba sabría que no le quedarían para nada mal.

—¿No has pensado en hacerte otro? —habló, llenando su boca de comida.

—No, la verdad no. Tuve otros, aunque creo que ya se cerraron y solo fueron en mis orejas —habló alzando los hombros restándole importancia.

—¿No te llama la atención ninguno? —siguió insistiendo el omega.

Chan levantó una de sus cejas. ¿Jeongin quería que se hiciera un piercing?

—¿Quieres que me haga uno? —preguntó, sonando un poco brusco en el momento.

Jeongin bajó su mirada, totalmente sonrojado.

—Y-yo bueno, te quedaría lindo alguno... —habló, pensando nuevamente en el piercing en la lengua y ¡oh por Dios! A su mente llegó la imagen del grueso miembro de Chan con una pequeña joya decorando la punta de este, pudo jurar que babearía si no dejaba esos pensamientos.

Chan sonrió haciendo sus ojos unas pequeñas líneas.

—Aww~ mi lindo omega quiere que me haga un piercing porque le prende —habló, acariciando la mejilla ahora mucho más roja del omega.

—N-no es verdad —dijo, haciendo inevitablemente un puchero y dándole un golpe para nada fuerte en el hombro al alfa.

Chan soltó una leve risita burlona.

—¿Cuál quieres? —preguntó, levantando el mentón del omega mientras apreciaba sus hermosos ojos gatunos y su pequeña nariz.

—Me parece que el de la lengua no sería una mala idea... —habló, sonrojado hasta las orejas.

—¿Quieres que me haga un piercing para fines sexuales? Oh, mi lindo omega es tan tierno~ —pellizcó su mejilla.

—¿Qué te parece uno en... —un leve silenció—, tu-tu pene? —el alfa quedó de piedra observando al omega.

Chan se sonrojó fuertemente, bajó la mirada a su plato de comida, la verdad ya no tenía hambre.

—No. Jeongin puedo hacerme uno donde quieras menos allí —habló, mientras dejaba su plato de comida en la mesita de noche que tenían cada uno a ambos lados de la cama.

Jeongin hizo un gran puchero.

—Pero... —fue interrumpido por el alfa.

—No, no hay peros, simplemente no —habló esta vez más serio de lo normal.

El omega de Jeongin se avergonzó, bajó las orejas y se acurrucó en una esquina.

Jeongin bajó la mirada mientras mordía su labio inferior, intentando tragar el nudo que se había formado en su garganta.

—Lo-lo siento —Jeongin se levantó rápidamente dirigiéndose al baño, sus lágrimas estaban por caer y lo que menos quería era que Chan lo viera llorar en esos momentos y por esa razón.

Chan soltó un suspiro mientras echaba sus rubios cabellos hacia atrás.

Fue tras el omega, el cual estaba desprendiendo un amargo olor y sus feromonas llenas de tristeza. Chan golpeó un par de veces a la puerta del baño escuchando los pequeños pero audibles sollozos de Jeongin.

—Lo siento, Jeongin, en verdad no pensé que te haría sentir mal —habló, poniendo su mano en la puerta y su frente a la misma—. No creí que me pidieras algo así, me tomaste por sorpresa.

—Siento si te incomodó, solo olvídalo —dijo Jeongin desde el otro lado de la puerta.

—No me incomodó, solo que es de mucho cuidado, bebé. Debo trabajar y mi celo está cerca, se puede infectar y si es que me lo hago debemos esperar a que se cure por completo y deje de doler.

Jeongin abrió la puerta y se tiró a los brazos del alfa escondiendo su rostro en la curvatura de su cuello.

—Lo siento, en verdad no lo pensé, solo que... me dejé llevar por mi imaginación y solo pude imaginar tu lengua en mis pezones y sentir el frío de la joya que tendrías puesta o tal vez en mí... —paró justo en el momento en el que se dio cuenta de que había hablado de más.

Chan acarició el cabello del omega dulcemente, quería complacerlo y hacer que sintiera todo tipo de sensación y si con unos piercings su omega se sentiría bien, pues intentaría cumplir su capricho.

—Está bien, calculo una semana más para que mi celo llegue, mañana me haré las perforaciones y tú... —tocó la punta de la nariz del omega con su dedo índice haciendo que este se sonroje hasta las orejas haciéndolo ver totalmente tierno a sus ojos—, cuidarás de ambos, así no se infectan y en mi celo podrás usarlos a tu gusto —dejó ver una sonrisa coqueta mientras dejaba un pequeño mechón de cabello tras la oreja del omega.

Jeongin se lanzó nuevamente abrazándolo mientras enredaba sus piernas alrededor de la cintura del alfa y se sujetaba fuertemente de su cuello, mientras apoyaba su cabeza en el hombro contrario.

Chan se dirigió hasta la cama matrimonial que ahora compartían y depósito suavemente el cuerpo del omega mientras él se acurrucaba a su lado aspirando su delicioso aroma, su alfa saltaba de felicidad y su pecho se sentía cálido.

Cayeron rendidos abrazándose cariñosamente, sus lobos se sentían relajados, felices y por, sobre todo, amados.