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Lunes en la mañana, Chan terminaba de arreglar su costoso traje negro, el cual se ajustaba perfectamente a su cuerpo

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Lunes en la mañana, Chan terminaba de arreglar su costoso traje negro, el cual se ajustaba perfectamente a su cuerpo. Abrochó los botones de las mangas de la camiseta y ajustó la corbata a su cuello.

Jeongin dormía plácidamente en la gran cama matrimonial y él debía ir a trabajar, la empresa no se mantendría sola.

Antes de siquiera abandonar la habitación dejó un beso en la frente de su omega y una pequeña caricia para su pequeño cachorro, Jeongin estaba por cumplir ocho meses, los días pasaban rápidamente y pronto llegaría el día en que su pequeño cachorro nacería.

Tomó su teléfono y demás cosas para bajar hasta la sala y de allí dirigirse hasta la cocina dejando indicaciones para el desayuno de su omega y diciendo que volvería lo más pronto posible. Poco después abandonó la residencia, no sin antes haber tomado un buen desayuno y por fin partir hasta su trabajo.

Por otro lado, Jeongin recién despertaba, su nariz se movió buscando el aroma de su alfa, las suaves colchas tenían el fuerte aroma de Chan impregnado, sin embargo, su alfa no estaba allí.

Gruñó molesto al no encontrar a su pareja, el aroma de Chan ahora era tenue y él quería enterrar su rostro en la curvatura de su esposo, también morder y dejar marcas en el níveo cuello del alfa, amaba ver sus marcas allí.

Un puchero de formó en sus labios, quería a Chan. Se levantó dirigiéndose hasta el gran baño de su habitación llevando consigo su teléfono.

Ya en el baño, sin ropa y dejando al descubierto su hermoso cuerpo, se recostó en la gran bañera para tomar un largo baño y de paso llamar a su alfa.

—Chan... —la voz de Jeongin se dejó escuchar con un toque de sueño en ella.

Cariño, ¿cómo estás? ¿Todo en orden? —Chan estaba por llegar a la empresa, conducía viendo el camino mientras el teléfono reposaba en un lugar específico.

—¡No! Te fuiste, no me despertaste para despedirte y siquiera desayunaste conmigo, Bang —su voz había sonado a reproche y para Chan fue un lindo y tierno berrinche.

Cariño, no puedo faltar más al trabajo, debo hacerme cargo de la empresa y te veías tan lindo durmiendo.

—¡Siquiera dejaste tu aroma en las sábanas! —Jeongin amaba el aroma de su alfa y por alguna extraña razón su cachorro era cada vez más intenso con el aroma de su padre alfa.

Cariño, no tardaré, volveré para que cenemos juntos y dejaré todo el aroma que quieras...

—Quiero chocolates, Chan.

Llevaré tus preferidos, amor~

—¡Bien! Pero para la próxima, no te vayas sin antes dejar tu aroma o al menos despertarme también.

Lo que digas, bebé, te amo~

—Yo también te amo, Channie~

La llamada se cortó y Jeongin decidió relajarse con la espuma que se creaba en la bañera además del delicioso aroma del jabón.

Heredero ☘ ChanInDonde viven las historias. Descúbrelo ahora